El Bierzo y la Junta de Castilla y León suspenden en paridad

Por Valentín Carrera

22/07/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Equipo de Gobierno de Castilla y León.
Equipo de Gobierno de Castilla y León.
Paridad electoral es la presencia equilibrada de mujeres y hombres en el ámbito de la representación política: diputadas, senadores, concejales, alcaldes. Deriva del art. 14 de la Constitución, «derecho a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo», y está regulada en el art. 44 bis de la Ley Electoral: en las candidaturas habrá un mínimo del 40% de cada sexo en cada tramo de cinco puestos.

La paridad es de sentido común y de justicia elemental —puesto que la sociedad es equilibrada: en España hay 22,8 millones de hombres y 23,7 millones de mujeres—; y además de todo eso, los partidos se la pasan por el forro.

Así, se pasan la paridad por el forro los machos alfa —el presidente Mañueco y su vicepresidente Igea, tanto monta, monta tanto— al nombrar una Junta de Castilla y León desequilibrada (8 hombres y 3 mujeres, a las que se asignan áreas tradicionalmente domésticas: sanidad, familia, educación). Un gobierno que incumple las leyes de igualdad y paridad no representa a la población real de la región, donde las mujeres son mayoría.

La Junta Machirulilla de Castilla y León no es el único caso, aunque sí el más grave. Para indagar el origen de esta desigualdad, he analizado las listas electorales en El Bierzo, con resultados extrapolables. Vamos al lío.

El problema nace en la confección de las listas —»Necesitamos un par de mujeres para rellenar, avisa a mi prima y a tu cuñada…»—; el problema radica en los comités electorales de los partidos. Aunque la Ley Electoral exige 40% mínimo de cada sexo, una excepción de 2007 (gobernaba Zapatero) suprimió este umbral en municipios de menos de 3.000 habitantes, es decir, en 31 de los 38 municipios bercianos. Mal empezamos.

Aunque la ley no oblige estrictamente, no quiere decir que los partidos puedan ponerse de perfil con la paridad: lo que falta es cultura feminista. Los datos son desoladores.

He revisado el primer tramo (los cinco primeros puestos) de las 144 candidaturas principales del Bierzo. De 720 nombres, se presentaron a las elecciones de mayo 467 candidatos (65% del total) por 253 candidatas (35%): el dato global de candidatos/as incumple la paridad. No hay ningún ayuntamiento en el que se presente una lista solo de mujeres; pero en cambio, hay doce listas machistas, exclusivamente masculinas: seis del PP (en Barjas, Borrenes, Carucedo, Noceda, Oencia y Torre), tres del PSOE (en Carucedo, Noceda, Oencia), dos de CB (en Benuza y Borrenes) y la de Cs en Priaranza.

Seis pueblos lideran el ranking del machismo: Barjas, Benuza, Borrenes, Carucedo (14 hombres/1 mujer), Noceda y Oencia; pero también suspenden en paridad (no llegan al 40% mínimo): Arganza, Berlanga, Cabañas Raras, Castropodame, Folgoso, Igüeña, Molinaseca, Priaranza, Sobrado, Toral de los Vados, Torre, Trabadelo y Vega de Valcarce.

¿Desinterés de las mujeres por la política, techo de cristal o demasiados machitos al mando? Un poco de todo. Las ejecutivas locales, comarcales y provinciales de PP y PSOE tienen diecinueve asignaturas pendientes. En el lado positivo, los ayuntamientos de Fabero, Páramo del Sil y Sancedo son los únicos en los que hay más mujeres que hombres en el primer tramo de las candidaturas.

La falta de paridad se agrava cuando subimos un escalón institucional: si hay pocas candidatas, habrá pocas concejalas y muy pocas alcaldesas. De las 144 listas, solo 25 estuvieron encabezadas por mujeres (18%) frente a 119 hombres. Es decir, solo 25 mujeres aspiraron o les dejaron aspirar a ser alcaldesas en El Bierzo y solo cuatro lo consiguieron: Silvia Cao en Bembibre, Pepi Álvarez en Castropodame, María Paz Martínez en Fabero y Luisa Santín en Vega de Valcarce, todas ellas del PSOE. La desigualdad es demoledora: cuatro alcaldesas versus 34 alcaldes (90%); y el dato es más grave si añadimos que esos cuatro ayuntamientos suman solo 16.000 habitantes.

Esta composición desequilibrada se reproduce aumentada en el Consejo Comarcal del Bierzo: 19 consejeros (el 70%) por 8 consejeras, lo que incumple de nuevo el espíritu de las Leyes de Igualdad y Electoral; y se agrava en la Junta de Gobierno del Consejo, siete hombres por tres mujeres, lo cual viene a ser el mismo respeto a la paridad que el de Mañueco e Igea: ninguno. Y lo mismo ocurre en la Diputación de León constituida el viernes pasado: 19 hombres, casi el 80%, por 6 diputadas. En resumen, después de cuarenta años de democracia, la inmensa mayoría de la población berciana sigue gobernada por hombres a nivel local, comarcal, provincial, autonómico y estatal.

Conclusión: 1) Los partidos políticos no se toman en serio la paridad; incumplen sistemáticamente el espíritu y la letra de la Ley Electoral. 2) El techo de cristal está en las listas desequilibradas: solo 25 mujeres pudieron aspirar a ser alcaldesas en El Bierzo. 3) La cooptación interna castiga aún más la paridad: corporaciones de segundo nivel 80% masculinas.

Queda todo por hacer para alcanzar la paridad y la igualdad. Basta con repasar las cúpulas de los sindicatos, las patronales, los obispados, los banqueros y los clubes deportivos; pero los partidos que se dicen democráticos tienen una responsabilidad agravada y deben liderar este cambio social. El gesto de Igea y Mañueco nombrando una Junta machirula, desequilibrada, ilegal desde el punto de vista de la paridad, envía el peor mensaje posible a la sociedad: que la política en Castilla y León sigue siendo cosa de hombres.
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