Adiós a Toño Santos, fotógrafo del viejo periodismo berciano

Fue uno de los nombres imprescindibles de las últimas décadas del siglo XX, tenía 74 años y deja viuda, dos hijos y un nieto

25/07/2024
 Actualizado a 25/07/2024
| L.N.C.
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"Santos, teníamos que ir a hacer un reportaje de minería, que tu de eso controlas".
- Vale. Pero sin prisa, que a los de León  parece que os metieron un cohete en el culo y a mí eso no me va.

- Santos, tengo que ir al Ponferradina-Cultural, ¿quedamos para tomar algo por ahí?
- Sí, pero antes del partido, que a los de León los disgustos os ponen de muy mal humor y uno ya no está para malos humos, para eso prefiero fumar".

Pero fue al reportaje. Pero fue a  tomar algo. Y siguió siendo igual de socarrón y provocador con el centralismo leonés y la pijería de la capital. Y, sin embargo, jamás resultaba molestos Toño Santos porque era tan grande como noble y bueno. Su colega y amigo Gaztelu, que coincidió con Toño Santos unos cuantos años en aquellos históricos inicios de La Crónica en Ponferrada, va al grano y acierta con la definición, como hacen los fotógrafos seguramente por deformación profesional, en un solo disparo: "¿Toño? Un buen paisano, ¿qué más te puedo decir?".

No hace falta. Bueno y paisano juntos ya suman mucho. Aunque Gaztelumendi no puede evitar una expresión añadida: "¡Qué putada!", lamentando que la vida les llevó por caminos distintos, incluso en localidades diferentes, "y no hemos tenido mucho contacto últimamente, aunque sabían que estaba fastidiado".
 
Antonio Santos, 74 años, fallecido este miércoles, es uno de esos hombres imprescindibles del periodismo berciano, pionero en aquella La Crónica que ayudó a arrancar en 1986.

Santos era, de alguna manera, el fotógrafo de refuerzo pues Toño trabajaba en seguridad en una empresa minera berciana. Pero, por circunstancias, se quedaba en muchas ocasiones como único fotógrafo del periódico y ahí aparecía la pasión y el espíritu de  Santos. Muchos recuerdan en aquella redacción los desvelos de Santos por encontrar un rato para echar una cabezada. No eran pocas las veces que hacía noche en su otro trabajo y después iba a La Crónica. "¿Dónde está Santos?" preguntaban los nuevos mientras veteranos sonreían al ver encendida la luz roja del laboratorio. Estaba robando media hora al sueño.
- ¿Es urgente?; preguntaban por él.
- Bueno, urgente...
- No lo es. 

Para aliviar esta situación, que a veces eran muchos días seguidos de un curro al otro, llegó Gaztelu, Prieto Gaztelumendi. "Veías a aquel tipo tan grande y socarrón... pero pronto se hacía querer. Buen paisano".

"Buen paisano", ese es galardón que logró sembrar Toño Santos en una vida de entrega que no era, en teoría, su profesión, pero realmente lo era de alma y corazón. 

Además supo ser un tipo diferente y modesto, tanto que siendo fotógrafo es imposible encontrar una foto suya, no hecha por él, suya.
  - No me pidas eso; dice Gaztelu.

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