El Aguzo

Mañana, El Templario, La Comarca, Bierzo 7, Aquiana, Spirogyra... publicaciones que albergaron las vivencias e impresiones de muchos bercianos y que ahora solo quedan en el recuerdo. Páginas y páginas de noticias, anécdotas, experiencias, poesías y cuento

Manuel Ángel Morales Escudero
04/08/2024
 Actualizado a 04/08/2024
Último número de El Aguzo en 1994.
Último número de El Aguzo en 1994.

Corría el verano de 1985 cuando, desde el Ayuntamiento de Igüeña y el entonces alcalde del municipio, Laudino García, se propició el nacimiento de una revista que iba a ser mucho más que una revista municipal: El Aguzo. En gran medida, esta iniciativa fue provechosa por la entidad de sus promotores cuyos nombres figuran bajo el editorial del número cero. Estos primeros pioneros fueron una relación de nombres vinculados a la cultura y la información del Bierzo: Ricardo López Témez en el papel de coordinador; Laudino García, Xesús López Témez, Miguel Ángel Varela, Roberto Colinas Bodelón, José Luis Budiño, César G. Berciano, Elena González,  B.  Suárez y José Luis García Herrero como colaboradores; Mario Tascón y Juan de la Riva son los autores de las fotografías del interior y Daniel Fernández Cudrillero el responsable de la foto de portada que representa la Iglesia de Colinas con su particular espadaña separada del cuerpo de la Iglesia por la que se ven pasando mansamente unas vacas. Todo un plantel de personas que seguirían después muy vinculadas a la cultura y a la información en el Bierzo y que serían responsables de muchas de las publicaciones que se han ido reflejando en esta sección.


En el editorial de ese número inicial, Laudino García explica las razones que llevaron a publicar una revista municipal: «El Aguzo, nace como un frente más y para nosotros decisivo en la consolidación de un auténtico sentimiento Municipal». Se trata de una revista cultural, pero con un fuerte componente reivindicativo y propagandístico de la labor del equipo de gobierno de entonces. En todo caso, el editorial insiste en exponer el motivo de la iniciativa: «Llevamos mucho tiempo madurando la aparición de este instrumento de comunicación. Le buscamos un nombre que representase historia, cultura y tuviese un contenido con nuestras pretensiones». Salvando la sintaxis empleada en el editorial se trató de un genuino deseo de crear un medio que sirviera de cauce a las inquietudes culturales que se vivían en un municipio, entonces, en pleno vigor. 


Llegados a este punto hay que aclarar para el lector qué se entiende por un «aguzo». El diccionario de la Lengua Española refiere que aguzo es un nombre masculino de origen leonés, sinónimo de «gabuzo» -término también leonés- y que define como «Vara seca de brezo que, colgada verticalmente y encendida por el extremo inferior, sirve para el alumbrado doméstico». O sea que la intencionalidad del nombre era clara: se trataría de «iluminar» o «ilustrar», loable y genuina tarea que se consiguió en gran medida por el equipo promotor de la iniciativa. Por eso, el editorial termina con las ilustrativas palabras siguientes: «ACHISMEMOS EL AGUZO y con vuestra participación que arda mucho tiempo».


La revista se imprimía en Gráficas Cornejo, en León. En la portada se informaba que se trataba de un «Boletín Informativo y Cultural del Ayuntamiento de Igüeña» y, aunque en el número cero no consta precio de venta, sí que lo tiene en portada en el número uno, concretamente, cien pesetas. No tenía una periodicidad mensual, sino que se publicaba por estaciones. El número cero se publica en verano, el número uno tiene una banda en la portada que pone «otoño 85» al que seguirán el número dos «invierno 85», número tres, «primavera 86» y así sucesivamente, aunque la práctica desaparece en otros números posteriores. La publicación tenía unas treinta páginas y contaba con numerosas secciones.

En este primer número cero hay, concretamente en el sumario, quince artículos de la más variada índole. Así podemos leer una noticia de la visita del presidente de la Diputación a Igüeña, un artículo en el que se da cuenta del nuevo escudo municipal para Igüeña, un relato titulado «De colinas», de la escritora Elena González o un estudio sobre el folklore de Colinas. Hay una gran riqueza de contenidos que se completan con numerosas fotografías. La revista sorprende por la calidad de sus colaboraciones. De hecho, se publican hasta pormenorizados estudios entomológicos como los del profesor de EGB Carlos Suárez García quien desde Rodrigatos de las Regueras profundiza en su artículo «Los Insectos» en «ALGUNOS NOCTUIDAE DEL ALTO BIERZO LEONÉS». Esta riqueza y variedad cultural y científica de El Aguzo sorprende, pues algunos de esos artículos son verdaderos estudios de campo dignos de ser presentados como trabajos universitarios. 


También en los primeros números destaca un artículo del escritor Manuel Vázquez Montalbán, quien visitó la localidad de Igüeña invitado a dar una conferencia por el alcalde, Laudino García, y destaca el periodista en su artículo «Crímenes» algunos de los más cometidos ya por entonces en el Bierzo: los crímenes ecológicos. Y así, el gran novelista barcelonés refiere que «Por lo visto, más al norte, ese norte quimérico siempre en España, las explotaciones mineras a cielo abierto tienen una servidumbre ecologista: remediar en lo posible el daño causado al medio ambiente, ayudar a cicatrizar el paisaje». 


El número uno introduce algunas novedades. Por ejemplo, como se ha dicho, aparece ya el precio de la publicación y se incluye un resumen del sumario en la portada con las noticias más señaladas. Este segundo número lo encabeza un titular: «Almagarinos: la mina paralizó la vida» aludiendo a un artículo central sobre el pueblo del mismo nombre en la sección «Nuestros pueblos». Al haberse editado ya un número cero, en este nuevo número se hace balance del ya publicado en el editorial. Laudino García refiere que son dos los factores que han posibilitado la buena acogida de la publicación municipal. Por un lado «la coincidencia con el verano» y por otro «la presentación, con su gran protagonista, M. VÁZQUEZ MONTALBÁN, quien con la claridad, inteligencia y agudeza que le caracteriza supo hacer un relato más que prosaico, poético, sobre nuestro entorno y la problemática minera, aparecido en El PAÍS, el día 25 de julio».

En este número se va a incorporar una nueva sección, la de «Naturaleza» que el propio Laudino García se encarga de anunciar en el editorial mencionado. Se incorporan como colaboradores algunos nuevos nombres como Senén Chachero González, Joaquín G. Vecín o Carlos Suárez. En la contraportada se muestran fotografías de Manuel Vázquez Montalbán y Laudino García que muestra un ejemplar del número cero de El Aguzo junto a una fotografía del cartel del «Seminario sobre espacios naturales» en el que había participado el escritor catalán.


Continúan los artículos reivindicativos. Así, a modo de anécdota en el número uno, en el artículo titulado «Teléfono si, pero no para todos»,  se publica una fotografía de unos vecinos con una pancarta en el que está escrita la frase «Por un puto número y una cabina estamos sin teléfono en Espina». Pero la labor cultural predomina. Resalta el artículo de Xosé López Témez sobre el folklore de Almagarinos, publicando coplas y romances, y señalando que «Esta muestra, aunque mínima, del folklore de Almagarinos nos muestra un espíritu que sabe participar tanto del ambiente lírico como del festivo sin dejar de lado la vertiente crítica tan pronunciada en una zona de estas características». Toda una muestra de que buceando en estas publicaciones que son nuestra Memoria Impresa pueden encontrarse joyas que no están recogidas en ningún otro medio físico. De ahí que sea tan importante que los responsables de las bibliotecas, como la de Ponferrada, faciliten al investigador la labor, pues uno de los principales fines de estas es precisamente esta. 

Cumplido un año de vida, ya en 1986, El Aguzo hace balance en el número tres expresando que la revista que «siguen en pie nuestros objetivos iniciales, enumerados cuando en junio del pasado año el escritor Manuel Vázquez Montalbán presentaba en Igüeña y en Ponferrada lo que desde el principio ha querido ser un vehículo de información e intercambio cultural entre los pueblos del Bierzo». Laudino García se felicitaba de que los vecinos del municipio hubieran ratificado con su voto en referéndum «LA PAZ, EL DESARME, LA SUPRESIÓN DE LOS BLOQUES Y LA SALIDA DE LA OTAN», así, con mayúsculas. Visto desde los tiempos actuales tales palabras adquieren pleno significado histórico y no puede evitarse una sonrisa irónica…


La mina siempre tuvo un lugar especial en los contenidos de la revista. No en vano, en el escudo de Igüeña lucen los símbolos de la minería. Y así se pueden leer amplios reportajes sobre los conflictos mineros como el de «El conflicto de Minas Josefita» en el que se relatan los despidos y el gran comportamiento del pueblo de Tremor de Arriba en defensa de la readmisión de los despedidos. Junto a estos temas laborales también pueden leerse artículos sobre enfermedades mineras como el firmado por Tere Rodríguez que, como «ATS de empresa» escribe sobre la silicosis en una nueva sección que se tituló «Salud». El último número de esta primera etapa se publicó en el año 1994 con un aviso importante que determinará su futuro: «Debido a la falta de colaboraciones El Aguzo no puede salir trimestralmente, saldrá cuando exista material […]».


Con la premisa anterior la revista El Aguzo ha seguido publicándose por el Ayuntamiento de Igüeña por lo que es Memoria Impresa aún viva y así, en la página de Facebook «Revista El Aguzo», puede verse la portada de un ejemplar del año 2017 en el que se informa de una suscripción anual al precio de seis euros que da derecho a dos ejemplares. Hay que resaltar que existió una publicación con el mismo nombre en la localidad de Noceda. El periodista Manuel Cuenya da cuenta de la publicación de dos números nuevos en el año 2004 en un artículo en Diario de León. Fue obra del colectivo cultural «La Iguiada». En el «Manifiesto de nuestro nacimiento» los miembros del colectivo apuntan los motivos del nacimiento de la revista: «Nace de la inquietud de un grupo de nocedenses amantes de su tierra, que desde sus diferentes rincones y en la medida de sus posibilidades desean aportar un rayo de luz sobre la cultura de su pueblo, en y para todos los ámbitos: Historia, tradición, literatura, folclore, fotografía y cualquier otro en el que aún no hayamos pensado».
 

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