Es el quinto libro de narrativa que Manuel Morales publica. El catedrático de secundaria en Ponferrada ya había escrito este trabajo en su cabeza, durante la pandemia, en el encierro que provocó el Covid y que abrió una reflexión en él sobre el aislamiento y sus consecuencias. Un tema sobre el que también trataba su trabajo anterior, Hikikomori, pero que ahora tiene un trazo nuevo, la mirada puesta en un búnker escogido que no siempre es bueno ocupar. ‘Mi vida en el búnker’ es un homenaje a su lectura de niño de Robison Crusoe y a su propio gusto por el aislamiento, del que ha aprendido que necesita siempre una salida, para mantenerse cuerdo.
- ¿Por qué este libro ‘Mi vida en el búnker’?
-Se me ocurrió la historia de una persona que, durante una pandemia mundial, se mete en un búnker, que de alguna manera es uno mismo, y allí va haciendo una vida como Robinson Crusoe. Él construye su búnker, lo esconde, porque ve que cunde el pánico en la sociedad y va contando un poco lo que le va sucediendo. Su intención es no salir nunca de él y quedarse allí, porque está muy cómodo. Lo que pasa es que, poco a poco, el personaje se va dando cuenta de que no es bueno estar ahí. Escucha voces y cree que hay unos saqueadores y los sigue. Observa que hay vida fuera y ve que en la ciudad hay alguna luz. En un momento dado se da cuenta de que el búnker y el aislamiento ya no da más de sí, que ya no le produce nada y baja a la ciudad. Se la encuentra totalmente destruida y llega a una ciudadela donde se encuentra con unos personajes organizados para sobrevivir. Le pasan una serie de cosas y ahí sucede el final, cuando se encuentra con un semillero para salvar a la humanidad. El final es un poco cervantino, cuando el Quijote sueña, en su lecho de muerte, con hacerse pastor. Él sueña con el semillero y conque van a salvar a la humanidad.
- ¿Un final de esperanza?
-No sé si lo es. No quiero desvelar mucho, pero la idea era hacer un homenaje al primer libro que yo recuerdo haber leído, que era ‘Robinson Crusoe’. Era una edición de Everest, con ilustraciones. Yo he querido ilustrar también cada capítulo y lo he hecho utilizando la inteligencia artificial, y con una frase alusiva a cada capítulo, exactamente igual que aquel libro que aún conservo. Lo leía siempre que estaba enfermo y ‘Mil y una noches’, con dibujos estrambóticos. Habla de los efectos de la soledad, del aislamiento que parece muy agradable pero te va minando. Hablo de cómo el individuo se enfrenta a la masa y de cómo las opiniones individuales, a veces vienen arrasadas por esa masa. A veces yo me encuentro en esa minoría en opinión y te sientes extraño, pensando si eres tú el loco o los demás.
-Ya había hecho ese elogio al aislamiento, de alguna manera en Hikikomori…
-Es algo parecido, pero, en ese caso se habla de un fenómeno social que existe…Está escrito en tercera persona y éste es literatura del yo. La temática es parecida, habla del aislamiento, en ese caso de él y de otros como él, y en este caso de un aislamiento voluntario por ese resquemor contra la sociedad. Ahora mucha gente tiene ese sentimiento de dedicarse a lo suyo y, frente a esa horda, meterse en casa y aislarse. Es algo que cada vez oigo más. Al final tampoco eres tan extraño a los demás y lo que sientes lo siente mucha más gente.
-¿Es lo que siente, casi como una autobiografía metafórica?
-Tiene bastante de autobiográfico sí, de cómo me sentía yo y del despertar a que el aislamiento, al final, no conduce a nada bueno. Al personaje no le lleva a nada bueno, aunque él lo piensa, pero según evoluciona ve que no, y eso tiene consecuencias.
-¿Es una advertencia a la sociedad?
- Sí, lo es. Por mucho que te quieras aislar, los problemas están ahí. Cuando el personaje sale y ve cómo han destruido todo lo que se había construido y no se valoraba, se da cuenta de que alguien intenta salvarlo, pero el esconderse no ha evitado que todo se destruya. No vas a evitar las consecuencias si no lo afrontas y eso está muy presente, ese aviso de cuidado, que si tu postura es el no participar eso va a traer consecuencias y no vas a evitar que todo se destruya.
-¿Cuál es su propio búnker?
-De alguna manera, los espacios que buscas, mi despacho o mi casa en Salientes que está en un pueblo perdido. Mi despacho es un refugio. El aislamiento para un escritor es necesario. Lo es para cualquier persona que crea. El protagonista baja al búnker una serie de libros que son necesarios para él y son los mismos que son necesarios para mí. Son los títulos que me han marcado y han cambiado mi vida de forma clarísima. Esos libros van contigo.
-¿Y por qué esa reflexión de que aislarse no es bueno entonces?
-Creo que el aislamiento, al final, conduce a la locura. El no contrastar tus opiniones con las de los demás, no ponerse en el lugar del otro, pensar que todo gira alrededor de tu mundo, te puede llevar a no juzgar la realidad con objetividad. En el fondo, es lo que es la locura, creer que tu mundo es el único que existe y eso no lo veo positivo y menos ahora. Veo que es negativo. Es necesario transcender y ser activo en la época que vives. El aislamiento está bien, pero, si se conduce a los extremos, conduce a la locura, y el libro va de eso.
-¿Ha notado ese paso?
-No. Sé que lleva a eso, pero me considero bastante equilibrado. Aunque cualquier ser humano puede caer en eso. Es una tentación que creo que todos tenemos o en un momento dado la puedes tener. En la pandemia pasó que la gente descuidó sus relaciones personales y hubo graves problemas mentales y los que se dieron han dejado una pandemia de salud mental que yo creo que vienen por ese aislamiento.
-¿Qué le ha enseñado el libro además de pretender enseñar con él?
-Con el libro he quemado una etapa, la introspectiva de personajes muy metidos en sí mismos. La literatura que quiero hacer ahora es contar otro tipo de cosas. Esta fase está terminada, aunque necesitaba hacerlo, porque la historia estaba ahí. El libro me ha enseñado a vivir más en el exterior, a no enfrascarme tanto en mis historias, en ese mundo que a veces es muy pequeño y ensancharlo un poco más.
-¿Y a partir de ahora?
-Tengo un libro nuevo, una novela histórica sobre las guerras de África, aunque nunca fue una guerra declarada. Con un personaje del Bierzo implicado en ella.