La Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, ha iniciado las obras de restauración de la pavimentación del tramo de Ribadeo de la calle del Agua, en el municipio de Villafranca del Bierzo, tras una inversión de 1.012.193,44 euros. Un enclave peculiar, por ser paso de peregrinos en la llamada “pequeña compostela”.
El delegado territorial de la Junta en León, Eduardo Diego, ha visitado esta obra junto con la jefa del Servicio Territorial de Cultura, Amelia Biaín, y el alcalde de Villafranca del Bierzo, Anderson Batista, con el objetivo de poner en valor “una calle emblemática, señera, en el paso del Camino de Santiago”. “El objetivo es darle mayor relevancia a esta calle que atesora ejemplos de edificios blasonados y que es un atractivo turístico para peregrinos y visitantes”, ha insistido Diego.
Como ha explicado el delegado, la intención es mejorar el cruce de la calle Rúa Nueva y la plaza Santa Catalina, en un recorrido de unos 320 metros. Las superficies afectadas serán 990 metros cuadrados de pavimento de granito gris, colocado en el perímetro de la vía formando aceras peatonales; 651 metros cuadrados de pavimento de canto rodado-bolo, situado en las zonas centrales de la calle; y, por último, se colocará una franja central de 266 metros lineales de granito mecanizado.
La restauración conlleva la renovación y ampliación de las redes subterráneas de saneamiento y pluviales; la renovación de la red subterránea de abastecimiento de agua para consumo humano y red contra incendios; la realización de canalizaciones subterráneas adicionales a las existentes y paso a subterráneo de las líneas generales aéreas en fachada de electricidad, así como previsión de paso a subterráneo de líneas de telefonía y telecomunicaciones; la renovación de la red de alumbrado público pasando a subterráneo la línea aérea de alimentación de los puntos de luz o farolas, y mejorando la eficiencia energética de las mismas; y la renovación del pavimento de la calle del Agua.
La estructura urbana de la calle en general presenta una calzada única al mismo nivel coexistiendo el tráfico rodado con el peatonal. Se encuentra delimitada en su práctica totalidad por edificios y cierres de parcela presentando una anchura reducida que impide en general diferenciar entre itinerarios peatonales y calzadas para vehículos. Presenta un desarrollo sensiblemente rectilíneo, con ligeras ondulaciones, y una anchura de entre cuatro y seis metros.
El delegado territorial ha resaltado que esta calle constituye un ejemplo de heráldica en prácticamente todos sus edificios: desde escudos sencillos hasta otros más complejos y ornamentados que representan la grandeza del linaje de sus propietarios. En ella, destacan edificios desde el siglo XV hasta épocas mucho más modernas.
Una casa morisca del siglo XV constituye el ejemplo más antiguo de las construcciones de la calle del Agua, pero también se encuentran dos ejemplos singulares de arquitectura barroca del siglo XVII: el palacio de Torquemada y el palacio de los Toledo. Además, en esta misma calle se localiza la casa natal de Enrique Gil y Carrasco, poeta romántico del siglo XIX, considerado el mejor escritor de novela histórica del romanticismo que nace aquí en 1815.