Poner en valor la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria es uno de los fines a conseguir al diseñar proyectos de trabajo grupal, en los que tratar problemas poblacionales comunes. En Bembibre, Laura Iglesias, enfermera especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, participó en uno de ellos, cuando realizaba su residencia en esta localidad. Ahora trabaja en O Barco de Valdeorras e idea nuevas iniciativas para sacar de la consulta problemas que tienen soluciones más complejas que una atención sanitaria al uso.
Se trataba de una iniciativa comunitaria destinada a hombres, en cuenca minera, para intentar recuperar roles y desmontar actitudes aprendidas que, en ocasiones, fomentan ansiedad y estrés fuera de la conciencia de ese componente. Esa intervención que funcionó en el Bierzo, se inició en Madrid y se trasladó también a Valladolid. Pero, tal vez por las características rurales de la población berciana, fueron el campo abonado para obtener los mejores resultados y conseguir que el paciente fuera protagonista activo de su propio bienestar y responsable de su cambio.
Seis sesiones fueron definitivas para conseguir objetivos. Y lo mejor es que «no aprenden de ti, aprenden de ellos» porque están entre iguales, destaca Iglesias, que llevó este tema a las XII Jornadas Nacionales de la Asociación de Enfermería Comunitaria, frente a 200 profesionales.
El proyecto consiguió desterrar actitudes machistas que mantienen siempre al hombre sano y viril. De tomar un paracetamol a escondidas para que nadie les preguntara qué les pasaba han girado a preguntarse ¿qué tal estás? Hace unos meses eso era impensable, cuando se encontraban al jugar la partida vespertina porque tenían clara la respuesta: un hombre siempre está bien. Ahora, han conseguido una deconstrucción activa de su propio rol.
«Ellos ya tienen las herramientas y ya se ha creado el inicio del cambio que tienen que llevar a su día a día», dice Iglesias, como resumen de ese proyecto. Pero sí considera necesario comenzar a trabajar a nivel comunitario «y sacar a los pacientes de la consulta abarcando la comunidad para reducir culpabilidad y aumentar la responsabilidad en la salud». Es posible, pero asume la dificultad para ello por la situación laboral de los efectivos «necesitas tener una estabilidad laboral en un centro de salud para que ellos puedan confiar y sea más fácil la captación activa» algo que en otras zonas imposibilitó realizar este proyecto incluso.
– ¿Cómo empieza la idea y por qué en Bembibre?
– Empezó pidiendo voluntarios a nivel de toda la comunidad, médicos y enfermeros para participar en el curso. Había participantes de todas las provincias pero solo se llevó a cabo la implementación en Valladolid y en Bembibre, por la captación. En Bembibre se hizo porque el coordinador principal tenía un cupo estable. La captación enfermero-paciente con un alto nivel de confianza, es mucho más fácil si conoces a tus pacientes.
– ¿Qué perfil debían tener?
– Podían participar todos los hombres que quisieran y que no tuvieran problemas a nivel psiquiátrico. Que no fueran dependientes. La mitad de los 11 participantes tenían relación con la mina y eso enriqueció el proyecto. Se seleccionaron a 14, pero algunos no pudieron estar por motivos laborales. La mayoría eran jubilados o prejubilados.
– ¿Cómo fue la primera sesión?
– Con muchos nervios e incertidumbre, no sabían cómo se iba a enfocar.
– ¿Incertidumbre o desconfianza?
– Yo creo que incertidumbre, porque tu enfermero de confianza te ha dicho que te va a venir bien y acudes. Pero no es habitual trabajar en un grupo de este tipo. Con estas prácticas no nos centramos en la consulta individual, lo llevamos más allá, a la comunidad que es una parte importante de nuestra especialidad.
– ¿Qué supuso este taller para usted?
– Para mí supuso un cambio importante sobre los estigmas que tenemos como profesionales en la consulta. Un acercamiento a ellos y ver cómo se puede trabajar también fuera del centro de salud, abarcando más objetivos, que en la consulta individual es imposible.
"Sabemos que se han rebajado las consultas a demanda por cosas banales. Se redujeron por completo"
-¿Le sorprendió la evolución de la experiencia?
– Sí, totalmente, y en positivo. Yo veía imposible la implementación por los estigmas que tenemos de que son hombres y que no van a participar. Pero ha sido un grupo muy participativo. Te das cuenta de que lo que necesitan es solo sentirse cómodos y tener un espacio para ellos.
-¿Qué resultados tuvo la experiencia a nivel científico?
–A nivel de porcentajes se está desarrollando un estudio sobre ello. Pero, con el médico del cupo sí tenemos resultados y sabemos que se han rebajado las consultas a demanda por cosas banales. Se redujeron por completo. Solo van al médico por algo que ellos consideran un problema y creen que es necesario pero no porque no saben a dónde acudir. Muchas veces tienen la sensación de que les ocurre algo y no saben dónde pedir ayuda.
-Y entre ellos, ¿la relación también cambió?
-Sí. Al principio se conocían poco o nada. Cuando fueron pasando las sesiones se creó un ambiente de confianza y amistad. Yo estaba de observadora y no podía hablar en la sesión de grupo, pero al final me pidieron que hablara y que les contase qué percibía yo de lo que veía. Querían saber lo que yo opinaba, porque yo estaba como con un cristal frente a ellos. Es como si ellos dudaran de lo que estaban pensando y quisieran un respaldo. Todo era con dinámicas de grupo y una vez hicimos una con una silueta de un hombre y una mujer. Había que ponerles adjetivos en función de una época, para ver cómo deberían ser vistos en cada una de ellas. A unos les tocó la época de hace 50 años y a otros la actual. Y no había mucha diferencia. La mujer tiene que ser educada, guapa, amable y el hombre debe ser fuerte, que trabaje, que gane dinero. Se sigue valorando eso a nivel social. Por eso los hombres llevan tan mal quedarse sin trabajo, por la visión que dan.
-Este es un taller de una temática específica pero ¿le gustaría tocar algún tema más con estas iniciativas?
-Yo lo he hecho también sobre alimentación y con cuidadores, pero lo puedes hacer con cualquier tipo de patología crónica. Todos los problemas que se abarcan en una consulta individual son trasladables. Todos tenemos problemas semejantes, aunque no nos demos cuenta y ver que no eres el único que está en esa situación te ayuda a resolver ese problema o a aprender de él.
"Hablar entre iguales te permite conseguir objetivos que puede que ni te plantearas en un principio"
-Al final, es una cuestión de falta de socialización…
-Sí, y creo que entre iguales es más sencillo que profesional-paciente. El hablar entre iguales te permite conseguir objetivos que puede que ni te planteabas.
-¿La atención primaria es más potente de lo que pensaba?, que está en el centro de muchas cosas…
-Sí. La atención primaria es el pilar fundamental de cualquier sanidad pública, porque en la privada no la hay, y es la primera entrada. Es la base de cualquier patología. Si hay una atención primaria en la que puedas resolver muchos procesos no se llegaría a procedimientos más graves. La prevención es importante.