Belén se convierte en aldea minera

El niño Jesús nació entre carbones. A escasos metros de una bocamina. Y, a su alrededor, más mineros que pastores. Es la interpretación que han hecho del Sagrado Nacimiento los belenistas de Fabero Luciano Huerga, Joaquín Trasancos y Adolfo Taimil, que un año más han vuelto a construir su maqueta de la aldea de Belén, enclavada en un entorno muy faberense. En su montaje artesano, instalado en el Centro Polifuncional de Fabero, han querido conceder un espacio muy especial y destacado a la mina. Así, han hecho reproducciones muy fieles de emblemáticas instalaciones mineras de la cuenca de Fabero, tales como el monumento al minero, el pozo Julia, el pozo Alicia o la línea aérea de baldes que hace décadas atravesaba los valles de Fornela, Fabero y la cuenca del Sil, para transportar el carbón desde las excavaciones asturianas de Tormaleo.

Además, se reproducen también las galerías y excavaciones subterráneas, donde no faltan los cepillos, las vagonetas o los mineros trabajando tumbados, bajo tierra, con las barrenas, martillos y otras herramientas. Todo al detalle y muy fiel a la realidad. Y no podía ser de otro modo, tratándose sus autores de mineros prejubilados, con muchos años de pelear contra el carbón, a sus espaldas.

Esta maqueta se está convirtiendo en los últimos años en una auténtica referencia dentro del circuito de belenes artesanos que proliferan en el Bierzo, por su originalidad y limpio montaje. Las figuras en movimiento trabajan gracias a motores y material reciclado, que han aprovechado.

Además, aparecen reconocibles edificios de la villa, tales como el Ayuntamiento, las viejas escuelas, el cuartel de la Guardia Civil o la casa Cachón, que se mezclan con las típicas casas palestinas de la región de Galilea, el castillo de Herodes o un circo romano con carreras de cuádrigas incluidas.

El belén minero de Fabero puede visitarse a diario durante las próximas semanas de manera gratuita.