El Bierzo busca el genoma de su olivo que espera tener en seis años

Una plantación experimental de dos hectáreas, en la que opera la Universidad de Córdoba con metodología de contraste, intenta definir la variedad resistente al frío que podría ser base para un nuevo producto de calidad berciano

30/05/2024
 Actualizado a 30/05/2024
Presentación del proyecto experimental que busca la planta del olivo berciano. | MAR IGLESIAS
Presentación del proyecto experimental que busca la planta del olivo berciano. | MAR IGLESIAS

Unos seis años podría llevar aplicar la metodología de la Universidad de Córdoba a la finca experimental de olivos puesta en marcha ya en San Esteban de Valdueza, en terrenos del oftalmólogo y viticultor berciano, Jesús Merayo, para conseguir la variedad adecuada al frío berciano que pueda dar rendimiento agroalimentario. Es el proyecto iniciado gracias a las inquietudes de Merayo, que ha conseguido dos ayudas europeas para esta identificación y para conocer las propiedades de esta especie al aplicarla a enfermedades degenerativas de unos 20.000 euros, además de la alianza con la profesora Isabel Trujillo, de la Universidad de Córdoba y la colaboración del Ayuntamiento de Ponferrada para poner en marcha este proyecto, en el que también se ha implicado, no solo con sus terrenos, sino con otros 20.000 euros de inversión propia.


La plantación ha comenzado a desarrollarse con unos 600 ejemplares de 10 variedades, un número abierto a más cantidad, de las que, según la profesora Trujillo, el 30% son variedades conocidas y el 70% restante está sin identificar. Ahí pone la tilde, incidiendo en la necesidad de que las instituciones se impliquen en este tipo de proyectos de metodologías de comparación. En este caso, asegura que la intención es encontrar la variedad autóctona que mejor se adapte a los fríos bercianos, porque las heladas son mal soportadas por esta especie. "El olivo es más sensible que otros frutales a las heladas primaverales" y eso es lo que hay que abordar, en comparación con variedades catalogadas ya resistentes al frío".

 
Trujillo representa a una universidad que lleva 50 años trabajando sobre los olivos y la intención es apostar por la recuperación de variedades locales, que se han perdido y exponerlas "a nuevos escenarios que nos plantea la nueva olivocultura". 


Sí hace hincapié en la necesidad de que el estudio se haga con material contrastado "ha habido muchos fallos que, cuando uno sale de su zona, recomienda lo mejor de la suya, pero a lo mejor no se comporta" y cree que un pilar importante de este proyecto es ese ensayo comparativo vinculado al Banco del Germoplasma, que recogerá esas variedades, que se infiere que son autóctonas


Merayo recuerda que en el año 2020 comenzó este proyecto, al darse cuenta de la historia del olivo en el Bierzo "en los años 50 había más de 30 almazaras registradas en el departamento de Industria de León", dijo. Hubo cultivo y transformación, pero se dejó de lado por la rentabilidad de otros cultivos y gobernantes que hicieron arrancarlos  "quedaron restringidos a zonas escondidas y alrededor de las iglesias", apunta. Se comenzaron a recuperar y propagar "y han ido creciendo". Los más antiguos pueden ir ya al campo. Paralelamente se han realizado estudios preliminares de genética. 


Esta plantación tiene esas variedades autóctonas y las resistentes al frío, además de las recomendadas por la universidad para tener un desarrollo agronómico como han tenido especies protegidas "el objetivo es tener un cultivo económicamente rentable", explica Merayo. Además, apuesta por la salida monumental del olivo "que llena la Tebaida berciana" y podría dar lugar a una ruta turística. "Tenemos que conservar los topónimos que hacen referencia al olivo y conservar esa biodiversidad y estar orgullosos de ello". Algo en lo que coincidió el concejal de Turismo de Ponferrada, Iván Alonso, porque el olivo es "relación entre pueblos, incluso con Portugal" además de turismo y cultura. 


Son dos hectáreas propias las que acogen la realización de este experimento, pero la idea es que, cuando se conozca la variedad seleccionada, se plante con ella otro espacio de 15 hectáreas. "Me consta que hay empresarios que están pendientes de esto", reconoce Merayo. Esto mejorará las plantaciones que hay en el Bierzo, que, según el director técnico de la ABA, Pablo Linares, ya están en unas 50 hectáreas. La diferenciación, es lo que considera Trujillo que se debe buscar, no la competencia con zonas donde esta especie se cultiva de manera extensiva. Reconoce que este es un cultivo que puede ser una pata más del panorama agroalimentario comarcal "es conseguir algo más para rentabilizar el campo". 


Linares lamenta que este tipo de proyectos tengan que ser realizados por la iniciativa privada y no en el contexto de un parque agroalimentario que, considera "solo se oye en procesos electorales" para el Bierzo y después se olvida.

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