En los últimos años, en el Bierzo se ha asociado la llegada de la primavera y el verano con el fuego. La subida de las temperaturas y la ausencia de precipitaciones –la comarca estuvo en prealerta por sequía varios meses en 2016 y 2017– se convertían en un cóctel perfecto para que la mecha, la mayoría de veces de origen intencionado, tiñese los montes de rojo y negro durante los veranos.
Este año, si bien la Junta de Castilla y León mantendrá la declaración de riesgo medio hasta el próximo jueves por las altas temperaturas, la tendencia al alza del número de siniestros de los últimos años se ha revertido radicalmente. A ello ayudaron las lluvias de todo el mes de junio y la primera semana de julio, tormentas y precipitaciones abundantes que si bien han llegado a provocar daños en las cosechas, han sido una bendición para los montes de la comarca, al igual que el incremento de medidas de seguridad y el rechazo social que han generado sucesos como el incendio de La Tebaida, que colectivos como Bierzo Aire Limpio ha llevado a los Tribunales.
Solo en el Bierzo,el dron del ejército que se incorporó a la campaña de incendios de este año contabilizó hasta el pasado mes de agosto un total de 130 horas de vuelo en 28 salidas que sirvieron para dar aviso e información de tres conatos de incendio.
En todo el mes de julio no se registró un incendio forestal. Hubo que esperar hasta la primera semana de agosto para que en Quilós se detectase un fuego, con la mano del hombre detrás, pero que fue rápidamente sofocado por una cuadrilla nocturna y apenas calcinó 0,01 hectáreas.
Así, los incendios en Molinaseca y Calamocos registrados esta misma semana contrastan con el balance de un período estival totalmente atípico.
Pese a que el incendio llegó a tener cuatro focos y alcanzó el nivel 1 de peligrosidadmovilizando un importante dispositivo de hasta nueve aeronaves, las 2,50 hectáreas que fueron devastadas por el fuego quedan en anécdota comparadas con las miles de que en centenares de fuegos fueron arrasadas en los últimos años.
No hace falta retroceder mucho en el tiempo para recordar como solían ser los veranos en la comarca. En la última semana de septiembre del año pasado, medios aéreos y terrestres tuvieron que intervenir en un incendio en el monte Pajariel de Ponferrada y en la localidad de Langre, perteneciente al municipio de Berlanga de Bierzo, la Junta de Castilla y León desplegó tres helicópteros y varias cuadrillas terrestre para combatir el progreso de las llamas.
De hecho, el verano de 2017 fue especialmente duro para Berlanga, que en agosto llegó a registrar hasta cuatro incendios en solo 24 horas.
También creó preocupación entre las instituciones el incremento de incendios del año pasado en Las Médulas, un paraje patrimonio de la Humanidad que en este arranque de otoño también se ha visto salpicado por las llamas.
'Borrón' otoñal a un verano sin incendios graves
Los fuegos de esta semana en Molinaseca y Calamocos contrastan con la escasez de incidentes en verano / Riesgo medio hasta el jueves por las altas temperaturas
30/09/2018
Actualizado a
19/09/2019
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