El Soto de castaños de Villar de los Barrios es Bosque del año, de este que vivimos, y lo ha conseguido por votación popular a finales del año pasado. Un galardón que se esperaba como un empuje a una masa de 35 hectáreas que, desde hace un lustro, soñaba con dejarse ver. Y el sueño fue a más, hasta conseguir este diploma, aunque este ha sido un sueño del que no se ha despertado. Lo que se ha hecho en él ha sido gracias a la insistencia de las agrupaciones que, como Bierzo Vivo, lanzaron un SOS para que los árboles no cedieran su vida al chancro. Pero solo el 10% de todos ellos han sido inoculados pra combatir esa lacra, y eso ni llega ni puede que sea factible. Se ha señalizado y realizado propuestas como hacer de él un bosque terapéutico, en el que ya se realizan baños de sonido y de bosque.
Algo se ha hecho en estos cinco años, sin embargo, queda mucho más por hacer y el premio obtenido parece que no ha sido el empuje esperado. Los Barrios han mirado siempre hacia su soto con un enamoramiento que es el que ha conseguido ese disputado galardón que hizo que la ministra de Transición, Teresa Ribera, paseara por el paraje. Pero ahí acabó todo, y los meses pasan sin sacar provecho a ese reconocimiento único.
El Soto se mece en el abandono aún, amortiguado por las mejoras, pero latente. Por él pasea el ingeniero forestal Juan Jesús Domínguez, que lleva poco tiempo viviendo en Villar pero mucho fuera de su Vejer de la Frontera de nacimiento y afincado en el norte. Hoy trabaja en la parte de Picos de Europa leonesa, dedicado sobre todo a los incendios, pero vive en este espacio rural berciano, desde el que ve las posibilidades de un bosque maltratado por el chancro. Su principal problema, analiza, es la propiedad "hay multitud de propietarios, con pequeños terrenos, que algunos ni sabrán que los tienen", dice, que deberían entablar una figura de coordinación para poder actuar sobre todo el espacio. Ese es uno de los ejes principales que lastran el desarrollo del soto, aunque el chancro es su amenaza vital más fuerte. Domínguez reconoce la lucha contra él, aunque las inoculaciones se han quedado cortas. Solo se han efectuado en un 10% del espacio arbolado y eso hace que, como plaga muy contagiosa, pueda volver a infectar a los árboles que podrían liberarse de ella.
Domínguez ve dos espacios en el Soto, uno "presentable" que es en el que comienza el paseo por él, y otro, más alto, destrozado y al borde del abismo "tiene chancro y una densidad límite", dice. Sus puntas están desnudas, afectadas por el chancro claramente, algunas muertas. Los castaños no pueden crecer por esa densidad "son casi arbustos", asegura. Quitar esa densidad sería otro paso a dar además de arreglar los caminos rurales que no tienen aliviaderos de agua ni zahorra y cada día están más enfangados.
Esa es la situación de un Soto que, al menos, no ve ya morir, pero que necesita que alguien mire para él. El técnico también esperaba que el galardón -aunque desconocía su existencia- despertada a las administraciones el mimo por este enclave, pero no ha sido así "puede que sea un Bosque del Año que muera de éxito", dice. Para él pide una planificación de prioridades efectuada desde el lado técnico y así comenzar a trabajar. En uno o dos años asegura que cambiaría su aspecto y salud si se interviene, y podría ya estar adecuado a lo que su galardón indica en otros cinco años o, como mucho diez, pero hay que comenzar el camino. Lamenta que no se esté haciendo y que este espacio ni siquiera tenga una figura de protección, pese a estar enclavado en territorio BIC. Tal vez la aprobación del Plan Especial de Los Barrios, que está ahora sobre la mesa, pueda poner el foco en este espacio natural "que es muy peculiar porque no hay tantos sotos de este tipo como creemos".
El Soto tiene una amenaza que ahora parece más certera, los fuegos del verano "la parte más dañada es un polvorín", dice Domínguez. Hay mucho combustible en el soto, aunque se ha quitado mucha leña pero sigue estando al lado de los árboles, a la espera de sacarla de él. Aunque las lluvias que este año han sido abundantes han hecho que las hojas de los castaños se vean declarar su beneficio, el verano podría no ser tan bueno.
En cuanto a las posibilidades de hacer de él un enclave terapéutico u objeto de experiencias nuevas, como baños de bosque, considera que es un camino adecuado, siempre y cuando el bosque esté en estado de revista para acoger estas iniciativas y, en la actualidad, necesita una mirada "hay que actuar cuando antes", pide, sobre todo para que la lucha contra el chancro sea efectiva.
Lo que está claro es que "la gente quiere el Soto", las votaciones para hacer de él Bosque del Año 2024 lo dejan claro, pero las administraciones no bailan a su ritmo y ya se cumplen seis meses de ese galardón sin haber sacado más provecho que el paseo de la ministra.