Hola Papá. Hoy regresas a mis recuerdos, vuelves volando sobre esta carta a ninguna parte, carta que ya forma parte de mi vida y quizás, así me gusta pensarlo, también de la tuya. El papel, ahora todavía en un blanco virgen, me observa preguntándome qué historias tengo en mi cabeza, qué escribiré en su piel y entre cada uno de sus huecos. Como todo escritor, tú también tuviste esa sensación de vacío ante una hoja sin letra alguna, esa necesidad de hablar con tus manos para dejar escrito, ya para siempre, lo que tu corazón gritaba en las noches más frías o en los rincones más imperfectos.Ha pasado un mes desde la última carta. Tiempo suficiente como para que las vidas de aquellos que observo en las frías calles de Ponferrada sean ya dignas de ser noveladas.
Hoy te traigo una de ellas, una distinta. No es una más ni es una entre tantas otras. Es una novela en mayúsculas, es ‘La Biblia bastarda’. Había visto el libro antes, en aquella y en esta librería, en aquel y en este momento, en aquel y en este instante de mi vida. Pero el destino, o algo más, decidió que ahora era el momento. Puede que antes no la necesitase, puede que después no la desmenuzase. No me pregunto el por qué, creo saberlo.‘La Biblia bastarda’ es uno de esos libros que observas de reojo por su llamativa portada para luego detenerte en ella. Como deseando que el lector le extraiga toda la reflexión que se encuentra en su interior. El título rompe una hoja de lo que puede ser el texto que un alguien escribió hace casi dos mil años para abrirse paso hacia ti. Este es uno de esos libros que te hubiera gustado leer, estoy seguro. ¿Sabes por qué? Porque esencialmente habla del ‘por qué’, nos traslada al ‘cómo’ y finaliza con un rotundo ‘así será’.Es un libro para alguien con curiosidad histórica, como lo eras tú, es un libro para alguien que ame la técnica a la hora de escribir, como la amabas tú, es un libro para alguien que bucea entre los párrafos buscando algo más, como lo hacías tú.
Sabes papá, cuando un libro, como es este caso, tiene por protagonista a otro libro el resultado solo puede ser mágico. Porque ahí es donde navega la historia. Entre cuatrocientas páginas que se hacen cortas descubrimos una novela cuyo protagonista, precisamente, es otro libro. Ya solo por eso sin duda es digno de leer. Estamos ante una novela escrita por periodistas que habla de periodistas, estamos ante escritores que hablan de lo más profundo, estamos ante una historia que habla de la historia de todos nosotros. ¿Se puede ser más certero? Entre sus páginas encontramos varias vidas paralelas que podríamos centrar en dos, la de la propia Biblia y la de un lanzado periodista que busca una respuesta a una pregunta que él mismo se formula, como podríamos haberlo hecho el resto de nosotros. Contada como se cuentan las viejas historias al pie de una hoguera o como tú me las contabas al pie de la cama mientras mis ojos pedían la calma de la noche, su fuerza se encuentra tras cada palabra, tras cada frase, tras cada párrafo y tras cada capítulo. ‘La Bilbia bastarda’ nos traslada a unaépoca en la que la búsqueda de la verdad era difícil, por momentos heroica e incluso casi un secreto. Y dos hombres, separados por decenas de años, se lanzan a por ella. Uno, por profundo convencimiento cristiano y situado en un tiempo en el que cualquier acción era dificultosa en sí misma, más teniendo que negociar para poder escudriñar un texto que podría cambiar las creencias de muchos, el otro, por profesionalidad periodística.
En una época, como los años treinta, en la que el solo respirar podría ser delito, en el que hablar más alto de lo normal y en la que expresar tu pensamiento político o religioso podría acarrearte problemas no buscados, un alma inquieta como es la de Emilio Ruiz lucha por descubrir qué hay detrás de tanto misterio, detrás de ese entramado de tela de araña que parece imposible de resolver, detrás de una noticia sin importancia que podría mover los cimientos de, al menos, Occidente. Me imagino a sus autores, como te comentaba periodistas, poniéndose en la piel de Emilio, volando por calles y rincones poco recomendables de Madrid, encontrando el amor en la mirada de un niño como Carrerilla, buscando algo más con aquellas que se cruzaron en su tortuoso camino, luchando por una creencia que quizás no cree, pero que necesita creer.
Pocos flecos o huecos quedan para ese personaje, descrito por sus colegas y dándole una vida que solo ellos podrían detallar con tanta exactitud. Puede que muchos de los que lean el libro vean en Emilio al protagonista pero quizás no sea más que una de las personas, quizás personajes, que se cruzan en la vida de un texto tan desconocido como público, tan necesario como escondido, tan aclarador como aquel que pone sobre la mesa preguntas que no tienen respuesta inmediata.Fueron tiempos difíciles, por los unos, por los otros, por todos y por ninguno. Pero todavía quedaban horas y días para luchas que deberían ser eternas, para caminos intransitados que podrían volar hacia cielos inexplorados. Y ahí es donde el periodista, el plumilla, se deja atrapar. Muertes, viajes, robos, secretos, atentados, violencia y amor. Siete palabras, siete sensaciones, siete opciones, siete momentos que describen un libro que te hubiera gustado tener entre tus manos. Te imagino por el pasillo de casa, a mi lado, hablando con profundidad locuaz y realismo plasmable de este libro, recomendándomelo para una lectura pausada, lenta, yprofundizando en cada uno de sus ‘por qué’, que son muchos y algunos, como la propia vida, irresolubles.
Al igual que Fernando Tascón y Mario Tascón, los autores, tú y yo hemos escrito y sabemos qué supone e implica construir una novela con una base real. Difícil es una descripción que quizás se quede corta. Muchos de los que leerán esta carta no lo habrán experimentado, otros sí, pero ambos sabemos que construir una novela a partir de datos históricos o basándose en ellos es tremendamente difícil. Ellos lo han hecho. No soy yo un experto en el tema y quizás eso no importe, lo que realmente me hace sonreír es que la trama no tiene fisuras, ni huecos innecesarios, ni hechos reales no documentados. Como el engranaje del mejor ingeniero, como el enjambre de unas abejas poéticas, como el surco de un río imparable, la novela nos grita que la documentación necesaria para la misma, el estudio de los hechos, la descripción de los instantes realmente ocurridos, vuela desde cada página hacia un mérito incontestable. Si ya de por sí es un libro recomendable, el solo hecho de bucear entre su realismo histórico lo eleva hacia la necesidad.
Yo lo he leído, tú lo habrías hecho si pudieras. Muchos lo hicieron y otros lo harán. Pero tras cada última página queda esa sensación de sonreír por lo vivido con los ojos de un tercero que nos habla de lucha por la verdad, de no desfallecer, de no pararse ante las dificultades, de no negar, de no aceptar para reafirmar, de ti, de mí, de nosotros.Mis días siguen pasando con paciente lectura. Sigo escribiendo una y mil páginas. Sigo plasmando tras cada letra o palabra mis pensamientos y mis locuras, lo hago aquí, lo hago en ese cuaderno que llevo conmigo a todas partes, lo hago en redes sociales y lo hago tras los pensamientos que se lleva el viento. Y, ¿sabes?, me alegra saber que, aunque no puedas ya decírmelo, tras cada una de estas cartas se esconde tu sonrisa sincera y tus palabras sabias que me gritan, una y otra vez, «sigue buceando en libros para volar».
Espérame, papá, porque la espera es algo necesario y pasajero que yo cubriré con libros de aquí y de allí, con los que leíste y con los que te hubiera gustado leer que yo te mostraré.Ya te dije que «no es inmortal el que nunca muere, sino el que nunca se olvida».
Buscando respuestas
Padre, este es uno de los libros que te hubiera gustado leer, 'La Biblia Bastarda' porque habla del 'por qué', nos traslada al 'cómo' y finaliza con un rotundo 'así será'
31/12/2017
Actualizado a
19/09/2019
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