Al respecto, el presidente comarcal destacó que una de las participantes consiguió recientemente un trabajo como interna en un domicilio, mientras que otra mujer tramita su matrícula en un grado medio de Formación Profesional sobre cuidados auxiliares de enfermería. Se trata de “pequeños logros” fruto de las sesiones individuales y grupales que estructuran el programa.
Por su parte, la psicopedagoga responsable de las sesiones, Sandra Donaire, explicó que el programa trata de adaptarse a las “diferentes realidades” de las participantes. Uno de los principales objetivos de las sesiones es “crear una red real de apoyo” para que las mujeres que se ven forzadas a ejercer la prostitución encuentren “modelos de referencia” que les permitan salir de esa situación. En esa línea hizo un llamamiento a las empresas de la comarca para que den una oportunidad laboral a estas mujeres.
En el mismo sentido, la coordinadora de Igualdad del Consejo Comarcal, Loli Haro, destacó que esa red de apoyo ya cuenta con la colaboración directa de la asociación Mujeres Progresistas Bercianas, así como del portal web ‘Trabajando que es gerundio’.
Doble vulnerabilidad
En el perfil de las participantes, uno de los rasgos que más destaca es su procedencia, ya que la mayoría son inmigrantes, lo que redunda en una “doble vulnerabilidad”, ya que estas mujeres deben enfrentarse a barreras burocráticas relacionadas con la regularización de su documentación o con la homologación de sus titulaciones.
Al respecto, seis de las participantes cuentan con estudios secundarios y una es titulada universitaria. Con edades comprendidas entre los 21 y los 60 años, casi todas las participantes cuentan con familiares a su cargo, explicaron los responsables del programa. En ese sentido, el responsable de Cáritas Bierzo, José Antonio Prada, explicó que uno de los recursos más necesarios para atender a estas mujeres serían las viviendas, ya que muchas de ellas se encuentran con dificultades para conseguir un piso.
Además, el cierre de clubs y locales de prostitución como consecuencia de la pandemia hizo empeorar la situación de muchas de las 200 mujeres en esta situación a las que Cáritas atiende en la comarca.