La Asociación de castañicultores Tres Valles, que engloba a los propietarios de sotos y productores de Barjas, Vega de Valcarce, Balboa y Trabadelo, se miran en los ojos de un proyecto que han conocido, que roza con su territorio y que consideran que debería ser el espejo en el que mirarse. Se trata de un plan de gestión conjunta impulsado por la Xunta de Galicia con el fin de mejorar la gestión de los bosques de castaños tradicionales y así impedir su abandono. Para ello se han unido tres pueblos: Folgoso do Courel, O Incio y Paradela en Lugo, además de otros tres de Ourense: O Bolo, A Veiga y Parada de Sil.
En concreto, la mejora de los bosques se pretende mediante ‘agrupaciones forestales de gestión conjunta’, una figura que se recoge en la ley autonómica y que quiere conseguir la recuperación de superficies agrarias.
En este programa tiene como uno de sus principios, el fomento del asociacionismo que se considera estratégico para el sector del castaño. Así, comenzarán a constituirse agrupaciones.
La asociación de propietarios de soutos del cañón del Sil, será de las primeras en ser ‘agrupación forestal de gestión conjunta’.
Valorando la cultura del castaño y su potencial para parar los incendios forestales, al darles sentido económico, la Xunta ha inyectado en este plan 2,4 millones de euros con el fin de apoyar este tipo de agrupaciones.
Queda por definir el modelo de estatuto que regirá este tipo de agrupaciones, dentro de este proyecto piloto al que mira el Bierzo con aplausos “así se trabaja y se defiende el asociacionismo de propietarios de castaños como mejor forma de organización y eficacia para apostar por nuestros pueblos y por su riqueza”, dice el presidente de la Asociación de castañicultores Tres Valles, José Luís García Peña. “Aquí, en nuestra provincia y en nuestra comunidad deberíamos copiar, a mi entender”, ese modelo y apostar por la agrupaciones que, como esta, llevan años, en el caso de la de castañicultores, cumplen ocho, intentando luchar por el medio rural “con objetivos claros marcados y cumplidos”.
Reconoce que han tocado las puertas de todas las administraciones “para apoyar y marcar un Plan de Acción, en una Asociación que abarca 4 municipios, con más de 50 pueblos con castaños y, con tradición, cultura y riqueza desde nuestros bisabuelos”. Pero lamenta que aún estén a la espera de la respuesta de las administraciones “tal vez, este presidente tenga que salir a los medios para decir por qué debe irse y confiando que este trabajo hecho hasta ahora, no quede en olvido”, advierte.
Dimisión para despertar
El presidente se plantea dejar su cargo para abrir una reflexión sobre la falta de ayudas que soportan. Asegura que son 50 socios y, pese a los malos años de cosecha "no se ha ido nadie". Unos 30 son los que comercializan y los que echan en falta un empuje para realizar una cooperativa y transformar el producto, que saben que cuenta con vías de mercado abiertas. Pero necesitan que las administraciones les miren y les ayuden "a reparar caminos, a tirar la leña, o aprovecharla para Forestalia" y que se active el Plan 42 dictado "pero no encontramos esos apoyos". Y han trabajado duro con jornadas gastronómicas, realizando dos rutas turísticas, haciendo y certificando producto ecológico. "Pero no conseguimos avanzar", lamenta el presidente que incluso teme que, si deja de estar al frente de la agrupación, esta pueda llegar a extinguirse "pero creo que tenemos sentido", dice.