La asociación de castañicultores Tres Valles, del Bierzo Oeste quiere salir cuanto antes de las campañas deficientes que lleva viviendo los tres últimos años. Y este, el desastre es absoluto, porque ha habido compradores que incluso han rechazado el producto o pagado a precios de miseria «por debajo de un euro estamos abocados al abandono», augura el presidente de la agrupación, José Luis García Peña «eso no permite contratar obreros para recoger».
Este año, en el que parece que las inoculaciones para afrontar la avispilla son efectivas, se ha fortalecido el hongo ‘Gnomoniopsis’, que no se ve por fuera y que diezma la producción casi al absoluto, dejando el fruto dañado desde el interior en pocos días. Hay inquietud en los pueblos por este hongo y por la pérdida económica que trae consigo. De vender las castañas a 1,50 de media «que bien podría ser una fuente de riqueza para estos pueblos» se ha pasado a la nada. Como salida, García Peña pide ayudas por parte de las administraciones, a este sector y este año más, «después de varios que se llevan sin prácticamente producción, tanto al sector de productores como a empresas implicadas en ello». «Nos deben ayudar a limpiar y desbrozar», apunta, puesto que esa es la manera en la que se podrían rejuvenecer y fortalecer los sotos.
Asegura que los hongos son parte de la naturaleza, y la única lucha contra ellos es hacer que el árbol no sea vulnerable a que lo infecten. Para ello, se necesitan cuidados y podas «pero no hay podadores», reclama. Es otra de la carencias que tienen y que piden a las administraciones que puedan resolver «porque los productores tenemos problemas para conseguirlos. Antes la gente sabía hacerlo y no eran necesarios, pero ahora no y apostamos por una producción rejuvenecida», apunta. El ejemplo de Italia es el que les da esperanzas, porque superó la avispilla y el hongo, que ahora es la mayor amenaza de la castaña berciana «en 2022 ya nos causó problemas y este, favorecido por la climatología, muchos más. Nos deja casi sin producción. Este año casi es el peor», abunda.
Es el tercer año en el que se detecta el hongo y espera que se recupere la producción normal en el quinto, si se ponen medidas para ello. La situación es tan caótica que, de una producción normal de unos 8 millones en el Bierzo y de uno en la zona de Tres Valles, no se llegarán a los 20.000 kilos. Su mejor año, desde que trabajan unidos, fue el 2016, el primero en el que comercializaron su producto, y en el que alcanzaron 60.000 kilos.
Por otro lado, García Peña pide a las administraciones que se aplique el Plan 42, que se firmó con los cuatro ayuntamientos que componen la agrupación, Vega de Valcarce, Trabadelo, Balboa y Barjas en 2018 con dos objetivos: blindar a estos montes contra el fuego y sacar aprovechamiento del monte para que este no se queme «y nadie mejor que una asociación como nosotros para cumplirlo», apostilla el presidente de Tres Valles. Pero para ello necesitan ayuda para abrir caminos y poder llegar en coche a los sotos, para conseguir permisos que les permitan sacar la leña y quemarla o llevarla a alguna empresa de biomasa para que lo haga. «Si los sotos están limpios, no arden», por eso pide también un perímetro de seguridad en ellos de unos 15 metros. Si se facilita el acceso a mayores, la castañicultura crece «solo hace falta voluntad política para ello», asegura. La agrupación ha dejado claro que sí quiere, y ha trabajado para ello a lo largo de sus cinco años de vida, preparando los sotos a lo largo de todo el año, incluso adelantándose a que en un futuro el soto necesite riego.
De hecho, en estos cinco años ha ido creciendo hasta alcanzar los 30 socios y 25 más que pagan su cuota, aunque no producen. Este año se han sumado dos y uno de los casos es llamativo, una pareja que viene de Madrid con un rebaño de cabras y que quiere utilizar los pastos de esos sotos donde se lo permitan. De ese modo cumplirían la función de «bomberas», necesaria en estas zonas «creo que la administración debería incorporarse a este saber hacer», dice García, aplaudiendo la iniciativa.
Más allá de las castañas
La agrupación nació con la intención de hacer de la castañicultura una forma de vida, no solo asociada a la castaña en sí, sino también al turismo, a la gastronomía, a las tradiciones y a la cultura de una zona ligada a estos árboles centenarios, en muchos casos. Así, puso a andar las jornadas gastronómicas a las que pretende dar continuidad «tal vez con premios que fomenten la participación», adelanta García. También prepara un gran magosto para diciembre, tras dos años que no se hace.
Ha puesto en marcha dos rutas alusivas al castaño, en las que se ha mejorado la señalización. Y ahora, como novedad, ha puesto a andar un soto visitable en Trabadelo, propiedad de García Peña. La idea es que los turistas puedan pasear por el soto y allí merendar y recoger alguna castaña para su magosto particular. Se dispondrá de espacio para ello e incluso de una báscula con el fin de que pesen el producto. A cambio realizarán una aportación económica destinada a la pervivencia del propio soto.
El soto en cuestión tiene una treintena de castaños de castaña de parede, casi centenarios. Es un soto que se está recuperando con las vacunas contra la avispilla y al que se accede por un camino de un kilómetro que ofrece una visión paisajística rica. Es una idea que pretende crecer en los próximos años, al tiempo que la agrupación también intenta hacerlo, desarrollando nuevos proyectos de procesado de la castaña y extendiendo la producción ecológica a todos sus sotos.