Con el nombre de Ceranda, el 28 de septiembre de 1978 nace un nuevo medio informativo impreso que, si bien no es exclusivamente berciano, pues se define como «Semanario independiente de las comarcas leonesas», merece ser incluido en esta sección por la decidida apuesta que desde el primer momento hace por El Bierzo como espacio propio.
En efecto, en su primer número se establecen las líneas que van a regir el semanario señalando en su primera página bajo el titular «Nuestro Espacio» que «nace con una indeclinable voluntad de ofrecer a los leoneses una información alternativa, capaz de apuntar la creación de un nuevo modelo de sociedad». Estas ambiciosas intenciones hay que ponerlas en su contexto histórico.
España se halla en la encrucijada de consolidar el modelo democrático. El 15 de junio de 1977 se habían celebrado las primeras elecciones libres desde la Segunda República para elegir a los miembros de las Cortes. Se estaba en pleno proceso constituyente, proceso que culminaría con el referéndum del 6 de diciembre de 1978 aprobando un nuevo texto constitucional y las posteriores elecciones generales de marzo de 1979. Ceranda encaraba, por tanto, una labor informativa en un tiempo convulso, de ahí que afirmen en ese primer número que «Abordaremos todos los problemas que afecten a la provincia con espíritu crítico, con independencia y en defensa de la democracia pluralista, siempre abiertos a las nuevas corrientes sociales y de pensamiento». La tendencia del medio es singularmente progresista y así lo afirman al señalar que «Ceranda aspira a convertirse en punto de convergencia y órgano de expresión de todas las fuerzas progresistas de León». Editada por Publicaciones Independientes, S.A. (PISA) tenía su sede en la Calle Cipriano de la Huerga, 14 2º de León.
El presidente del consejo de administración era Isidro Luna Seco y figuraba como presidente de la junta de fundadores Miguel Cordero. La redacción del área del Bierzo estaba a cargo de Ricardo López Témez. Mediante un boletín incluido en las páginas del semanario se animaba a los lectores a convertirse en accionistas comprando acciones de la sociedad al precio de 1.000 pesetas cada una, cantidad que había que ingresar en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León.
Ceranda tomaba el nombre de una palabra típicamente leonesa, referida a la criba —de hecho, el artículo que explica el término se ilustra con la fotografía de una criba o cedazo de metal en la que aparece un ejemplar del semanario—. Se dice del término que es «un término leonés, tan leonés que ni siquiera aparece en el diccionario de la Real Academia de Lengua». A este número inicial le sigue el primer número que se anuncia en la portada como «Año I. Número 1» correspondiente a la semana del 16 al 29 de enero de 1979, es decir, tres meses después de ese número inicial. Al precio de 30 pesetas en la portada aparece ya una noticia del Bierzo: «El Bierzo no tendrá la Escuela Universitaria de A.T.S.».
Nada nuevo bajo el sol: la ignorancia del Bierzo por los representantes de la provincia. Y a este respecto en ese mismo número se anuncia la posibilidad de pedir la abstención en las próximas elecciones generales ante la constatación de que los representantes del Bierzo son ignorados por los que elaboran las listas electorales provinciales. De hecho, solo se libra la «Unión de Derechas» que sí llevaba a un ponferradino en sus listas, el abogado Manuel Álvarez de la Braña. En ese maremágnum político se da cuenta de la aparición de un grupo clandestino en el Bierzo: «los Tribunales del Pueblo» que con pintadas y carteles colocados en la Plaza de Lazúrtegui de Ponferrada pedían la autonomía para El Bierzo. Del mismo se dice que son muy bercianistas y que no se descarta que sea un brazo armado «con sprays», eso sí, del bercianismo. Bercianismo que era explicable por la situación de abandono que se denuncia una y otra vez en las páginas del semanario. Así podemos leer noticias en este sentido como la que señala que «La falta de instalaciones cubiertas, eterno problema de los deportistas bercianos» o esta otra: «San Román de Bembibre: doce años mendigando una escuela».
El Bierzo se atreve a levantar la voz mediante constantes reivindicaciones. Es un semanario de crítica que no retrocede ante la denuncia y así leemos en «Ponferrada: la basura a diez metros de las viviendas», noticia en la que se denuncia la situación de suciedad del río Sil. Todavía los cauces de los ríos recibían las aguas residuales directamente sin ningún tipo de depuración y las ratas corrían debajo del puente Cubelos en Ponferrada bajo la mirada de los viandantes que las podían ver desde el propio puente. De hecho, en el artículo se dice que «Al llegar al puente del castillo, en su base solo se ven plásticos, latas, heces, basuras y lo que menos se ve es agua, pero sí algunas ratas pululando alrededor del puente».
Como se ve eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor no es verdad casi nunca. Los grupos ecologistas empiezan por entonces a denunciar esta situación bajo un ambiente de mayor libertad. También en la sección de cartas al director los bercianos muestran ese carácter reivindicativo que nos caracteriza y así, el berciano Sergio Vidal de Ponferrada pide que, con motivo de las próximas elecciones, «hay que comenzar a exigir la solución de los problemas más acuciantes como una delegación de Trabajo, otra de Hacienda o la puesta en marcha de la Escuela de ATS». Este ciudadano va a participar en la sección Opinión, concretamente en una titulada «Autonomía para el Bierzo o valle del Sil» manifestándose totalmente contrario a la autonomía leonesa y abogando por una nueva autonomía para la Comarca.
En el plano cultural, se dan diversas noticias que atañen al Bierzo como la que anuncia el nuevo disco del cantautor berciano Amancio Prada, concretamente el Cancionero galaico-portugués. Y también en el plano cultural se constatan los problemas para El Bierzo. Una noticia da cuenta que «La Administración debe al Instituto de Estudios Bercianos más de un millón de pesetas». Y en la misma se anuncia que Ponferrada iba a contar con un centro dramático, petición muy reiterada y que finalmente cristalizó siendo su director Ovidio Lucio Blanco. En una entrevista publicada en Ceranda, Ovidio se expresaba en estos términos: «El Centro como tal no está sujeto a ninguna entidad ni depende de nadie; es totalmente independiente. En el aspecto económico esta independencia hace del centro una cosa muy insegura».
En todo caso no parece que los aspectos culturales preocuparan mucho a las autoridades de entonces —como a las de ahora—. Así, este abandono cultural que llega hasta nuestros días se denuncia de forma reiterada en Ceranda. Una noticia nos cuenta que «La juventud ponferradina, sin lugares de reunión y esparcimiento». Se denuncia que los jóvenes ni siquiera son recibidos por las autoridades municipales. Es más, estas acusan a la juventud de entonces —nada ha cambiado— de que «hay demasiadas discotecas» y se «acusa a la juventud de toda clase de delitos, desde el gamberrismo hasta la realización de pintadas». Por entonces, la única entidad juvenil era la OJE señalándose que «la OJE, a pesar de su esfuerzo por cambiar de imagen, sigue siendo vista con recelo por los militantes de izquierdas y por los jóvenes independientes».
Como dato curioso parece que a algún santón de la izquierda de entonces no le sentó bien que la derecha bembibrense instituyera el Festival del Botillo —que llega hasta nuestros días y es una de los mejores y más conocidos eventos de Bembibre— y así se publica un artículo titulado «El botillo y la derecha vanguardista» en la que se reivindica el botillo como comida del pueblo reprochando el autor que la derecha lo encumbre… sin comentarios. Lo bueno del paso del tiempo es que pone a cada uno en su sitio y ahí están las hemerotecas para ver las ideas que se propagaban y quién las difundía…
En el número de Ceranda correspondiente a las fechas del 9 al 16 de marzo se da cuenta de que «la izquierda va a por la alcaldía» y se cuenta que hay pocas mujeres siendo la única candidata a la alcaldía la señora Gloria Carrán Carballo. Curiosa la coincidencia , pues la primera alcaldesa de Ponferrada fue precisamente otra Gloria, aunque no presentada por el Partido del Trabajo, como la primera. También es curioso que fuese Fuerza Nueva el partido político que propuso a más mujeres —propuso a cinco— para las elecciones locales del 3 de abril de 1979, lo que evidencia que los extremos siempre acaban tocándose…
El último número de Ceranda se editó sin numeración, como una hoja informativa y al precio de 5 pesetas. En su portada la imagen inicial que había aparecido en su primer número: una Ceranda metálica con un ejemplar del semanario en su interior. En él se dice que «Esta es, como bien verá el lector, una despedida de urgencia para un semanario que seguramente hubiera merecido un final menos vergonzante que el que le han dado los responsables de su gestión económica». Se denuncian las presiones recibidas desde «el poder oficial», presiones que fueron incluso «coacciones a nuestros anunciantes». Se denuncia la complicidad de medios locales que recurrieron a los «insultos» y otra serie de circunstancias que hacen del final de Ceranda una evidencia de lo que les pasa en este país a los que se meten con el poder. Como siempre, nada nuevo bajo el sol. Este último número se corresponde con el del 7 al 13 de marzo de 1980.
Terminaba una aventura política, social y cultural que dio mucho que hablar y cuya lectura resulta muy reveladora para entender lo que es este Bierzo, esta provincia y sus problemas seculares.