El Pozo Julia, el Economato de Lillo, la Escuela del Ayer, el Aula del Carbonífero y la Casa Minera superan en 1.420 las visitas del año pasado y alcanzan las 11.028, contabilizando también actividades, conciertos y talleres que se hacen en cada uno de ellos.
Chencho Martínez es el que lleva esas cuentas. Ex minero, desde 2019 va sumando, siempre sumando, cada vez más visitantes y le sorprende que, en estos años se haya pasado de los 4.000 a los 11.000.
El atractivo fundamental para los visitantes es el pozo Julia, la explotación de Antracitas de Fabero, cuya construcción se inició en el año de 1947. Cuenta con un pozo vertical de tres plantas, que alcanza los 275 metros de profundidad, al que se accedía por un castillete con ascensor. Fue un pozo innovador, que introdujo el sistema de arranque mediante cepillo en España. Su cierrese produjo en 1991, y ahora es un punto de referencia para los turistas que, desde él "ven lo que era la vida en la mina". Reconoce Chencho Martínez que todos coinciden en lo mismo, en que "no se imaginaban que esto fuera así".
La visita al pozo Julia encabeza la contabilidad de turistas con 7.785 este año, frente a los 6.060 del año pasado que realizaron la visita guiada en las instalaciones. Sin duda, la visita nocturna, que por segundo año consecutivo se ha realizado, es uno de los atractivos principales. De 100 visitantes ha pasado a 180 este año y el último fin de semana tuvo un lleno total para hacerlo.
Para Martínez la clave está en la oscuridad de la mina, en vestirse como mineros e intentar transmitir lo que era su trabajo. De hecho, la Asociación de Mineros está implicado con este proyecto y realiza visitas guiadas. Escuchar a los mineros explicando lo que fue su trabajo es lo que mayor valor le da a este proyecto que volverá en noviembre. Martínez no valora estirar estas visitas a lo largo del año porque considera que también forma parte de su éxito limitarlas a tres meses.
Y si de éxitos hablamos, Martínez considera que el que hace que las cifras suban es el "boca a boca". Los visitantes trasladan sus buenas sensaciones en estas visitas. Y eso es lo que hace que las visitas conjuntas hayan crecido de 400 a 860 en el último año, y que el resto de museos también haya subido en una media de 500 visitantes.
Una mina soterrada y el nuevo Museo de la Lucha Obrera
Martínez espera que las visitas sigan creciendo, al tiempo que lo hace la oferta turística. El proyecto de recuperar la mina soterrada "va a ser un revulsivo" para el pozo Julia asegura, pero también la apertura del nuevo Museo de la Lucha Obrera, que esperan tener listo en el edificio de los sindicatos para las tapas mineras. También esperan contar con el hospitalillo del pozo Viejo, que lleva a la espera siete años. Son nuevos espacios para ver que se unen a las exposiciones temporales y a las dinámicas, con experiencias como la recogida de fósiles o las salidas por rutas como el conocido como pequeño Cares. Las rutas en bicicleta son otro de los atractivos, incluso a nivel supramunicipal, con una alianza con Vega de Espinareda y Sancedo que se está estudiando y que el conocido comunicador leonés, Jesús Calleja, está respaldando.
El perfil de los visitantes a la cuenca es distinto a lo largo del año. Martínez asegura que suelen ser familias con niños en verano, pero lo habitual son turistas de entre 30 y 70 años, atraídos por el trabajo en la mina. El año pasado por primera vez y este año consolidándose, son más los visitantes de Castilla y León que de Madrid, pero destacan los de fuera de las fronteras comarcales más que los propios. Incluso poco a poco, desde que hace tres años el pozo Julia pasara a formar parte de los Museos Europeos Industriales, han comenzado a llegar turistas de todo el mundo, muy interesados en el lado tecnológico del pozo y en la evolución de la actividad minera. Las audioguías con las que cuenta con traducciones en inglés y en francés facilitan las explicaciones a estos visitantes que también están creciendo.
Así las cosas, Fabero está consiguiendo pasar del pozo minero al pozo turístico mirándose en el mismo espejo pero desde distinto prisma.