"Desde la aparición en 2020 de los fondos Europeos Next Generation, destinados a cubrir el 100% de los gastos de los proyectos de energía renovable aprobados por la administración, el río Cabrera está en el punto de mira de grandes empresas energéticas”, denuncian desde la Asociación Cabrera Despierta. En esta ocasión, la nueva amenaza que se cierne sobre el río es otra central hidroeléctrica en la zona alta del valle, en la población de Losadilla. Tal como recoge el proyecto, se pretende represar el río Cabrera y su afluente, el arroyo Pedro, para extraer la mayor parte de su agua por unas tuberías a lo largo de 1.4 kilómetros, hasta llevarla a una turbina para la producción de electricidad.
“Los caudales “ecológicos” que se quiere dejar en el río en ese tramo son exiguos, un insulto y golpe mortal al río”, denuncian. El turbinado se haría vaciando ambos embalses que se originan tras las presas en ambos ríos, por lo que “el caudal aguas abajo de la turbina sería totalmente intermitente e irregular, es decir, escasísimo mientras se llenan los dos embalses, y elevadísimo al vaciarlos para la generación de electricidad”. “Esta desnaturalización de los caudales, ya desde esta zona de cabecera, se dejaría notar en toda la longitud del rio, y tendría un efecto devastador en su biología, incapaz de adaptarse a cambios de caudal diarios tan bruscos”, abundan. “Degradaría el río para siempre, y todo para producir una pequeña cantidad de electricidad en un mercado eléctrico sobredimensionado”.
Ante ello, las asociaciones Cabrera Despierta, Cabrera Natural, Ríos con Vida y ARBA entre otras están presentando alegaciones al proyecto, además de las múltiples alegaciones individuales llevadas a cabo por los ciudadanos de La Cabrera.” Sus gentes son conocedoras del patrimonio natural que les rodea, lo defienden y saben que es la mejor garantía que tienen para promover un desarrollo sostenible de la zona”, apuntan. Y lamentan que la industria de la energía renovable quiera convertir todo un valle salvaje de más de 60 kilómetros de longitud en “un inmenso polígono industrial, y todo en nombre de la transición energética “verde” y de la lucha contra el cambio climático”. Pero la realidad aseguran que es que la preservación de los ecosistemas funcionales fluviales y boscosos presentes en La Cabrera “son el mejor aliado para la adaptación al imparable cambio climático que ya estamos viviendo”.
Desde estas asociaciones se pide a la administración que se rechace este proyecto, “velando por el bien común”, y que se priorice la protección del rio Cabrera y su valle.