“El año pasado al final hubo un 30 por ciento más de producción, quizá este año hay un 30 por ciento menos, pero vendría a ser casi una producción equilibrada”. Es la consideración que hizo este domingo, preguntada al respecto, Eva Blanco Moragas, responsable del departamento de Promoción del Consejo Regulador Bierzo y directora de Bodegas Estefanía.
Las esperanzas, dijo, son que de sea mejor de lo que se estima hasta la fecha. “Hemos estado trabajando mucho para cicatrizar, para salvar las zonas que estaban bien, proteger la viña y ahora llegan justo los 15 días más interesantes. Vamos a dejar que esto evolucione y cuando acabemos la vendimia valoraremos”, señaló.
Aunque se prevé que la cosecha sea menor que la de 2023 (alcanzó 12 millones de kilogramos) las zonas que no están afectadas por enfermedad o por el granizo, dijo, “están francamente bien y se espera compensar una poquito esa de falta de uva en las zonas donde sí se han arrasado, pero yo creo que el equilibrio será positivo”.
“Lo importante es la calidad, no la cantidad. Los viticultores se están concienciados de lo importante que es salvar la cepa, salvar la viña para el futuro y vamos a ver qué recogemos. Yo creo, en definitiva, que no será tan malo como se esperaba hace un mes o un mes y medio”, añadió.
Por otro lado, reconoció que cada vez es más complicado conseguir mano de obra. “Al final siempre salvamos la vendimia, pero realmente es difícil. Fijar a la gente en un trabajo temporal es complicado, a pesar de que en la viña hay trabajo todo el año, pero a veces no dan abasto para todo. Pero al final siempre se salva”, dijo.
Así lo manifestó durante la tradicional ofrenda del primer mosto de la vendimia que los viticultores de la comarca del Bierzo hacen a su patrona, Santa María la Real de Carracedo del Monasterio, que este año protagonizó el Ayuntamiento de Toreno, con su alcalde, Vicente Mirón, a la cabeza.
Cada verano, a finales de agosto, los viticultores bercianos llevan a cabo este sencillo acto que arranca con la pisada de uva en el exterior del templo. Tras conseguir el primer mosto del año -la uva fue pisada en esta ocasión por Dafne e Iker, de ocho años-, este se coloca en una jarra a los pies de la patrona, a la que se ruega para que la vendimia se desarrolle sin incidencias y con buena producción.