Bajo el lema "Id e invitad a todos al banquete" , se inicia la campaña del Domund el 20 de octubre. Organizado por Obras misionales pontificias, la frase evangélica pretende promocionar el "contagio" a los demás a que participen "del encuentro con el Señor", explicó Antonio Fernández sacerdote de Ciudad Real y misionero, durante 30 años, en República Dominicana, en la frontera con Haití y ahora formador de misioneros.
Un acercamiento "para sanear las relaciones humanas que es lo que hacemos los misioneros, llevar ese mensaje de fraternidad" y compartir una mesa común, dice. Eso "nos retroalimenta" dijo, a los misioneros "salimos donde no es conocido el nombre de Cristo, donde no hay una iglesia y donde los valores cristianos no se practican". Un trabajo para dar herramientas a la gente para que se enfrenten a su marginación "y vivan en paz". Esa es la invitación del Domund, invitar a invitar, dice el misionero.
Liberar a los demás de las carencias con los proyectos del Domund, asegura que es una manera de hacer sentir la solidaridad de la Iglesia. En su caso, vivió con muchos niños que cosechaban con sus padres café. Había una gran pobreza, explica, y el acercamiento a ellos para que participaran en conjunto era difícil porque "un 90% eran analfabetos". Poco a poco se fueron creando comunidades cristianas. Por eso solicita ayuda para organizarse en esa lucha contra las dificultades. Reconoce que el trabajo que hacen se deja ver y cuenta con la ayuda social y muchas veces administrativa "nuestro trabajo es implicar", apunta.
La comunidad apoya al misionero "no vamos solos", dice, primero van en comunidad, después implican a otros y solicitan a la gente colaboración en su propio desarrollo. Pero "mucho de lo que hacemos no podría realizarse sin respaldo económico", apunta. Asegura que la misión "merece la pena, desarrolla cualidades que uno pensaba que no tenía". Y "se puede conseguir con perseverencia, con colaboración, con la fe" y con la determinación de "hacer la vida más digna a la gente".
247 misioneros
La delegada de misiones de la Diócesis de Astorga, Loli Rodríguez, asegura que el año pasado se recaudaron 69.400 euros, mucho menos que el anterior, que superó los 120.000. Eso quiere decir que se está perdiendo ese espíritu de ayuda que pide que se vuelva a encender para ayudar a las 162 mujeres y 85 hombres que están en misiones, repartidos por África, América, Asia y Europa, aunque en este continente casi todos están jubilados porque la media de edad es alta.
En Astorga hay 115 misioneros, 34 en el Bierzo, en Galicia 21 y en Zamora 104. La población baja y "cuesta trabajo llegar a la gente", dice.
"Misioneros somos todos", apunta, porque cada uno puede colaborar a su modo. España es un país solidario, reconoce, que colabora con casi 9 millones en estas donaciones (en todo el mundo, en 2023, se recaudaron 61,4 millones).
"El trabajo de un misionero necesita que les ayudemos", solicita "cada vez son menos pero es un trabajo que llena".
La campaña se realizará en colegios, en parroquias y también directamente con ayudas a misionesastorga@gmail.com.