La pandemia ha multiplicado el número de defunciones hasta multiplicar por cinco lo habitual. Es una de las diócesis más extensas, pero tiene poca población y muy envejecida.
“No estamos solo en la España Vaciada, es una España esquilmada”, abunda, de la que se han ido los mejores elementos de las poblaciones, los jóvenes, que son el relevo de los pueblos. “De cara al futuro nos hará difíciles muchas cosas”, augura.
En el Día de la Iglesia Diocesana, que se celebra este 6 de noviembre haciendo hincapié en el agradecimiento de todos los que contribuyen a mantener la iglesia, las cifras van reduciendo el empuje de la iglesia. Son 209 sacerdotes los que hay en la Diócesis, 232 catequistas y muy pocos seminaristas, ocho en Ponferrada, en el seminario menor. La actividad educativa, en centros concertados se centra en una decena de colegios con más de 4.200 alumnos que dan trabajo a más de 800 personas. En cuanto al trabajo de evangelización, hay 282 misioneros en distintas partes del mundo.
En lo referente a la actividad cultural, la Diócesis cuenta con 33 BIC que "suponen un ingreso y mejora de actividad económica”. En este año pasado, la iglesia afrontó 42 proyectos de rehabilitación.
La actividad caritativa es potente en la Diócesis.” Cáritas es admirada a nivel nacional en esta zona por la implicación que manifiesta”, explica Mielgo. Hay 35 centros de atención a los vulnerables. En total se ayuda a 28.181 personas con 553 voluntarios más 290 de Manos Unidas.
Estos números reflejan lo que las personas entregan a la Iglesia. Pero se sustentan en su economía que sufrió una bajada en 2019 y, a partir de entonces, se ha ido manteniendo, dice Mielgo. En concreto, la Diócesis cuenta con 1,1 millones de aportaciones de los fieles, un 17,2% del total,3,5 de la asignación tributaria, lo que supone un 53,7%, 251.000 euros de ingreso de patrimonio y 1,6 millones de otros ingresos. La cifra completa es de 6.636.588, 55 euros ingresos. Los gastos alcanzan los 6.359.449,15 euros, por las aportaciones pastorales y asistenciales, 1,3 millones. Las retribuciones al clero alcanzan los 1,6 millones.
Cada párroco percibe un salario de 925 euros, destaca Mielgo, y los jubilado menos, o la conservación de edificios, en lo que se gastan más de 2,5 millones, entre otras. El resultado es positivo, con unos 300.000 euros de remanente que se dedicará a sufragar necesidades futuras, como mejoras de instalaciones que no estaban contempladas o como las Unidades de Acción Pastoral nuevas, que reducen la acción pastoral en número. De hecho había 24 arciprestazgos, que se redujeron a 10 y después a 4 en el Bierzo (Ponferrada, Villafranca, Ribas del Sil y Bembibre).
La Diócesis celebra el próximo 7 de noviembre, continuando con el agradecimiento a los que lucharon por la iglesia, un homenaje a sus mártires, que quiere que en años sucesivos se realice en Ponferrada "debe ser la locomotora que arrastre al resto de la diócesis" por su potencial, dice Mielgo. En el listado hay once mártires bercianos, Benito Garnelo, de Carracedo del Monasterio, Jesús Villaverde, de San Miguel de las Dueñas, Manuel Álvarez, de Sésamo, Amadeo García y Valeriano Rodríguez, ambos de Villaviciosa de San Miguel, Álvaro González, de Noceda y Ángel de la Vega, también de ese municipio, Eulogio Álvarez, de Quintana de Fuseros, Gumersindo Gómez, de Benuza, Antonio Girón, de Campo, que fue el último en ser nombrado y Olga Pérez-Monteserín, de París, pero con raíces en Villafranca.
La falta de párrocos normaliza las celebraciones dominicales de la mano de laicos
La falta de párrocos y el incremento de pueblos a los que llevar las misas ha hecho que la Diócesis de Astorga adopte medidas y active a laicos “moderadores” que puedan realizar celebraciones dominicales. No son las misas habituales, puesto que estas personas no pueden consagrar, pero sí mantiene el resto de la liturgia. En el Bierzo hay dos mujeres que llevan casi 20 años realizando esta función en la zona de Folgoso de la Ribera, a la que ahora se une Bembibre.Fueron las primeras en toda la Diócesis y son las que, cuando no está el párroco, tienen que tomar las riendas y lo hacen con el esquema de oración, liturgia de la palabra, homilía y comunión. De ese modo, explica una de ellas Elena Rodríguez, “reforzamos los lazos entre todos los miembros de la comunidad”. Recuerda que ella comenzó a realizar esta actividad porque “el párroco me lo pidió y me entró pánico”, pero asumió su compromiso "esto da sentido a mi vida como cristiana". "Es una dignidad y una misión", apunta, pero también asegura que hay que tener preparación para ello y para "vivir el mensaje".
Tanto ella como su compañera, Marisol Vega, fueron formadas con encuentros quincenales a nivel parroquial y tres anuales de todos los moderadores. “Somos 40 en Torre, ahora más porque entró Bembibre”, dice. "Lo que hacemos es un servicio a la comunidad" para el que está facultada desde 2007.
Marisol recuerda que, al principio de realizar esta moderación, no se sentía “preparada ni digna para hacerlo”, pero el apoyo del párroco fue fundamental para que siguiera adelante. “Mi fe se ha robustecido con esta actividad y he tomado conciencia de mi pertenencia a la iglesia y de mi responsabilidad con ella. Gracias a su trabajo siempre hay celebración dominical, “éramos conscientes de que sin nosotras las puertas de muchas iglesias se cerrarían”.
En total hay unos 200 laicos moderadores. Ellas son las primeras que han tomado ese cargo en la comarca, donde hay unos 70 “y aumentando”, dice Mielgo.
Hay 90 pueblos en los que se hace y la idea es hacer equipos ambulantes que se muevan para hacerlo, solventando así el principal problema de la Diócesis, la despoblación.