‘El monte o la muerte’ reedita una realidad incómoda

Desde que ‘El monte o la muerte’ destapara la vida del guerrillero berciano Manuel Girón, convirtiéndose en un libro de consulta sobre la resistencia armada contra el régimen franquista, su autor, Santiago Macías mantenía la intención de abundar información.

Tras tres ediciones y pasados casi 15 años, considera que ha sido el momento de cumplir con ese propósito y lo ha hecho de la mano de su mecenas, Joseph Girón, precisamente sobrino del paradigmático guerrillero de Salas de los Barrios, que coincide con esa intención de seguir desvelando historias dormidas que aún salpican vergüenzas o descubren vidas.

Macías recogió el guante y este jueves 19, en el Museo de la Radio de Ponferrada, a las 19:30 horas, bautizará oficialmente esa cuarta edición que añade índice onomástico por primera vez, aglutinando en él 820 nombres, referencias escritas para seguir rascando. Son parte de la historia más desconocida del Bierzo pero también de otras provincias porque, si algo le han dejado a Macías los archivos en los que ha husmeado hasta convertirlos en segunda vivienda es que «es un tema que trasciende a nivel internacional».

Las raíces han cogido fuerza y se despliegan a lo largo de 400 páginas que crecen en fotografías pasando de las 16 del primer texto a las 70 en éste. Mil quinientos libros formarán parte de esta nueva edición que, por primera vez, también podrá adquirirse por
internet (www.elmonteolamuerte.home.blog).

Tras 12.000 libros vendidos, Macías recupera una historia que ahora abre frentes desconocidos, como la condena a muerte de un Guardia Civil tras haber robado y asesinado a un vecino de Fontoria: «buscaron inculpar en ese y otros episodios a los guerrilleros», asegura, pero la historia habla de un delincuente con tricornio que finalmente fue sentenciado. José Juanes era el guardia que segó la vida en una bocamina de un joven que dejaba a su mujer embarazada, José López. «Un cabo suelto» que ahora consigue atar Macías, pero su libro descubre «lo que ya imaginábamos», el sistema corrupto de la dictadura, que incluso llegó a eliminar el uso de los vocablos huidos o maquis a los guerrilleros para denominarlos, a partir de 1945, solo bandoleros. «El régimen trató de ocultar a una resistencia organizada», dice Macías, de mineros y jornaleros que se convirtieron en supervivientes y defensores de la Democracia, encontrando apoyo en las aldeas del norte de Portugal o en la Francia de la 2ª Guerra Mundial.

Precisamente allí se enmarca la historia de José Girón, hermano del guerrillero berciano de referencia, que tras ser evacuado desde el frente asturiano hasta Cataluña conseguiría alcanzar el país vecino para ser deportado en 1940 a un campo de concentración. Su mujer, Cesárea Blanco, no dejó de colaborar mientras tanto con la resistencia desde su exilio en Francia. Y de ese matrimonio es fruto Joseph, un hombre de 67 años que quiere que siga conociéndose la verdad oculta. «Hay un importante porcentaje de información que no está documentada», dice Macías, que comenzó hace un cuarto de siglo a recuperar una memoria oral que hoy está a punto de extinguirse. Otras fuentes de información, como el Archivo de Ferrol, serán claves para otros proyectos que tiene en mente, encaminados a destapar todo lo que queda por contar «y hay necesidad de saber», dice.