Un año en blanco ha pasado el Morredero y es literal, porque sus cumbres se han llenado de nieve. Eso unido a un confinamiento que llegó a perimetrar a los municipios pudo hacer que los aficionados al esquí se decidieran por poblar la única «estación» de la comarca. Entre comillas va esa denominación porque los remontes colocados en la misma están no solo parados, olvidados por las administraciones.
Lo que fue cafetería ahora son tablones de madera con peligro de caerse y la nave en la que se guardaba la maquinaria quitanieves es pasto de los graffitis. Las cabañas colocadas más arriba de la estación, abandonadas e incluso se han ido llevando los postes que dividían las pistas de esquí. Y la situación, lejos de mejorar, se acentúa. El Morredero entra en un 2021 a barbecho.
El concejal de Medio Ambiente, Pedro Fernández asegura que la intención es desmontar todos los remontes que contiene «intentaremos recuperar la cafetería» , dice «y darle a la zona los usos que corresponden a un lugar de montaña». Incluso se plantea el reconvertir ese espacio de cafetería en un centro de visitantes y en establecer allí tal vez un lugar de alquiler de raquetas para realizar rutas. Lo que tiene claro es que el cambio climático no deja sitio para que el Bierzo tenga una estación de esquí, pese a estar situada cerca de los dos mil metros de altura y sus picos rebasar esa cota.
El Morredero no será más estación de esquí, pero además pasará un año sin intervención alguna, porque el Ayuntamiento considera que no es una prioridad actuar en él. En los presupuestos no encaja ninguna mejora y mientras, las instalaciones se van deteriorando, por lo que hablar de salvar algo es difícil al tiempo que se va muriendo.
El Morredero cerró en marzo de 2008, después de que no se pudiese reparar una avería en su remonte principal. Se trata de un telesquí que tenía que haber sido sustituido pero no fue así.
Atrás quedan las ideas de hacer una pequeña «Covatilla» del gobierno del popular Carlos López Riesco. Por aquel entonces, la intención era triplicar la superficie esquiable y pasar a más de 17 kilómetros de los 5 con los que contaba. Se hablaba de la posibilidad de poner en marcha 23 pistas que podrían dar cabida a casi 4.000 personas.
La empresa francesa Dianege realizó el proyecto, en el que se concebía la colocación de un telesilla de pinza fija y cuatro plazas, dos telesquís y dos cintas para debutantes. En total, 57 hectáreasque se dividían en cuatro sectores, con un importe global para todo el proyectos de 33,5 millones de inversión, en la que las administraciones superiores ya habían manifestado su interés por participar.
Frente a aquella gran utopía que muchos rechazaron de inicio, El Morredero hoy luce una estampa de olvido. Y la Plataforma del Morredero tampoco quería que ese fuera el final cuando decidió pasar el testigo de la custodia de la estación al Ayuntamiento. Por eso, frente a ese gran proyecto, solicitaba solo que se pusiera en marcha la cafetería y se sacara a concurso para que una familia pudiera vivir de ella. Y que se activaran los tres telesquís y los refugios, para dar cabida a actividades de paseo o de bicicleta en otras épocas del año que no fueran la invernal. Hablaban de una inversión que no superaría los 50.000 euros y que podría abrir la puerta a un aprovechamiento del turismo de montaña en la zona. Pero esa idea tampoco fue tenida en cuenta de momento y El Morredero duerme cada noche en la soledad del frío que le ha olvidado, recordando las estampas de esquiadores bercianos que poblaban sus alturas.
El Morredero puesto un año a barbecho mientras espera su desmontaje total
No cuenta con presupuesto para tocarlo y, en el próximo ejercicio, la pretensión es recoger la inversión de su eliminación como estación de esquí para pasar a otros usos
05/04/2021
Actualizado a
05/04/2021
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