Hasta cinco enfermedades raras se dan cita en su cuerpo que, con 25 años, se ha visto obligado a no sucumbir y a procesar un dolor que pocas veces deja a Ainhoa pasar, ya no los días, sino las horas. Eso le movió a contar su historia, en un primer momento, en su libro ‘Estar sin ser’, un acercamiento íntimo a su calvario, el que dio a conocer para recaudar fondos y poder operarse de la mano de un especialista en Málaga que sigue siendo un referente para ella. Desde 2018 ha luchado contra el Síndrome de Wilkie y Síndrome de Cascanueces, a ellos se han sumado ligamento arcuato medio, congestión pélvica y posible May-Turner. "La primera intervención, mejoró un poquito mi calidad de vida permitiéndome comer, pero persistieron los dolores. Sin embargo, la segunda operación ha supuesto un empeoramiento bastante notable y, por ello, en este momento nos encontramos buscando respuestas de nuevo, con la inestimable ayuda de mi cirujano de Málaga", dice una esperanzada Ainhoa que no se deja amilanar por el dolor y que saca la cabeza del agua constantemente para no ahogarse. Ahora, un año después de su primera publicación, lo hace de la mano de la literatura, con un nuevo libro que presenta este sábado, 7 de octubre, en Las Celicias del Bierzo a las 18:00 horas, ‘Contra intangibles’.
-¿Por qué este segundo libro?, ¿era una necesidad?
-Este segundo libro, Contra intangibles, nace para romper con lo anterior, escrito. Para mostrar al mundo, que puedo hablar de dolor, pero también de otras realidades. Sin duda, era además una necesidad personal, salir de mi propio día a día como escritora.
-¿Qué le ofrece la literatura para trasladar su mensaje?
-La literatura para mí es un soporte seguro en el que plasmar mis sentimientos, emociones y preocupaciones. El folio no juzga, no valora y siempre está dispuesto a que rellenes sus páginas con lo que revolotea por tu mente.
-¿Qué se va a encontrar el lector en este nuevo trabajo?
-Contra intangibles es una historia que escribe una abuela a su nieta, repasando muchos momentos de su vida. Habla de amor, familia, valores, duelos, miedo, experiencias y aprendizajes. Está realizado en forma de despedida, con el objetivo de que cuando la abuela ya no esté, pueda quedarle de obsequio y compañía a su nieta, para que la sienta más cerca en sus días.
-¿Qué hay de ‘Estar sin ser’ en ‘Contra intangibles’?
-Pues comparten el mismo estilo de escribir, la esencia de mis relatos y, por supuesto, como todo escritor, algunas pinceladas de mi vida que me han permitido crear una historia que mantenga los sentimientos a flor de piel.
-Un relato homenaje a los abuelos, ¿cree que es necesario mirar hacia ellos?
-Claro que sí, es un homenaje a los abuelos, en especial a mi abuela Feli y a mi abuelo Gelo. Y, por supuesto, la finalidad es hacer ver al lector lo indispensables que son en nuestras vidas, lo mucho que les debemos y lo tantísimo que nos pueden ayudar con todo lo que ya han recorrido. Por ello, mi libro va dedicado a mis abuelos y, como no puede ser de otra manera, a mis padres, que nunca sueltan mi mano.
-¿Con ellos 'se está y se es', recordando el título de su primer libro?
-Quizás esta pregunta la comparto a medias. Siempre se es, porque nos permiten relajar nuestros temores en sus brazos, nos secan las lágrimas cuando la tristeza nos invade, pero también disfrutan de nuestros logros como si fueran de ellos, que en cierta medida lo son. Sin embargo, lo de estar, es complejo. Ya que en una etapa de la vida es posible, pero al final, el tiempo pasa y ya no se puede estar, hay que conformarse con sentirlos vivos en la memoria y el corazón, abrazar los recuerdos, las añoranzas y con que se haga rutina el tener que echarlos de menos.
-¿Cuál es su relación o ha sido con sus abuelos?
-Pues, por desgracia, a mi abuela paterna y a mi abuelo materno no los pude conocer, porque fallecieron antes de que yo naciera. Sin embargo, este libro también va por ellos, para que se sientan orgullosos de mí.
Con mi abuela Feli, la relación es fantástica, ya que siempre estamos una pendiente de la otra, nos llamamos, tomamos café juntas y nos vamos de tiendas, pero en la otra cara de la moneda, también nos acompañamos en esas salas de hospital con olor a incertidumbre. La quiero muchísimo. A mi abuelo Gelo, siempre le he admirado mucho. Él me enseñó a realizar facturas siendo muy pequeña y me influyó hasta tal punto de decantarme por estudios de la rama de Economía. Estoy muy orgullosa de él.
-En su caso, con el sufrimiento que ha vivido, ¿cree que ellos se han hecho más fuertes?, ¿qué le han aportado en su enfermedad de manera especial que no lo hayan hecho los demás?
-Pues, la verdad, es que he intentado desde el primer momento ahorrarles mucho sufrimiento, omitiendo lo más duro. Pero aun así, cuando tu abuelo o tu abuela te mira a los ojos y ve una niña que no es la suya, su mirada cambia y aparece su gesto de preocupación. Sin duda han aprendido mucho, han sufrido mucho y me han apoyado siempre en la medida de lo posible.
-¿Es un libro o una reflexión con la que cree que la sociedad debe quedarse?
-Bueno, al final, esta pregunta es difícil en una sociedad en la que nadie mira para el dolor ajeno. Pero, evidentemente, escribo este libro como reconocimiento a los abuelos y con el pretexto de que cada uno reflexione sobre si está haciendo lo correcto con nuestros mayores.