Hay que seguir cantando

Carlos, el Solito Trovador, fusiona poesía y música en una danza de mágica percepción, llevándonos a volar entre versos y notas de increíble necesidad vital

Ruy Vega
27/05/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Portada de la obra del Solito Trovador ‘HayQueSeguirCantando’ entre otros trabajos sobre la mesa de lecturas.
Portada de la obra del Solito Trovador ‘HayQueSeguirCantando’ entre otros trabajos sobre la mesa de lecturas.
H oy me he sentado donde siempre, donde tantas veces lo hice antes. He abierto el portátil y he puesto el CD con el que el Solito Trovador, Carlos Huerta, acompaña a un excelente libro de poemas, de versos, de la vida. Tras la introductoria ‘Quien no haya visto el mar’ llega ‘No amanece’, de la letra de José Antonio Llamas. La escuché por primera vez, y en directo, en la presentación que el propio Carlos, al lado de Manuel Cuenya, hizo en el Museo de la Radio de Ponferrada. Luego, la escuché otra vez más, y otra, y otra… Ahora lo hago de nuevo. Excelente voz y buena música para acompañar a una enorme letra. ¿Sabes papá?, mientras escribía este primer párrafo, ha acabado la canción y la vuelto a poner, no me he resistido. La escucharía una y mil veces. Sí, lo haría sin duda.

Nadie mejor que Carlos para unir música y poesía. Siempre he creído que había una mágica relación entre ellas. Atendiendo a las letras, no sabría decir dónde acaba una y dónde comienza la otra. Mil ejemplos nos gritan, directos al corazón, que el amor por una acompaña el deseo por la otra, que grandes letristas se acercaron a poetas, que enormes poetas se emborracharon con grandes letristas. Podría ponerte mil ejemplos, podría recurrir a Bunbury con su «y el día que yo me muera / y moriré mucho antes que tú / solo quiero que una pena / se llore frente a mi ataúd / que esta herida en mi alma / no llegó a cicatrizar / y estará desesperada / hasta que te vea llegar», de su canción ‘Me calaste hondo’, como también podría ir hasta Mago de Oz y su «si un niño te pregunta por qué el Sol viene y se va / dile que en este mundo / no hay luz sin oscuridad». Carlos ha unido ambos mundos con la mano del sabio, acompañado por los excelentes dibujos de Jaillus, completando este baile de los sentidos que, como ya supondrás, es este #HayQueSeguirCantando.

Siempre he amado la poesía. ¿Recuerdas cuando te hablé de Óliver Álvarez y su ‘Constante QWERTY’? Hoy navegamos de nuevo entre las letras que obligan a reflexionar, a pensar, a llorar y a reír. Letras que Carlos, trovador de lo eterno, nos regala con entusiasmo.

A través de poemas y versos, acompañado por un acordeón, nos lleva a un viaje de los sentidos, a un vuelo de altura que te permitirá mirar hacia abajo con la fuerza del que lee algo magnífico, pero con el miedo a dejar de hacerlo.
Me podría parar en muchos y grandes versos, pero llega un momento en el que hay que escoger y por ello, papá, he seleccionado para ti algunos que sin duda te habría gustado leer. Nos dice Carlos, en ‘Escenario Essaouira’ que «Yusuf Cat Stevens se debate entre acordes y suras, / Jimi Hendrix imagina un psicotrópico solo blanco de guitarra con puertas azules / y las olas rompen con fuerza en la voz desgarrada de Leonard Cohen». Pero no hay que ir muy lejos para el siguiente que te hago llegar. Siempre me ha gustado Asturias pues, como sabes, allí estudié y allí he vuelto tantas y tantas veces, como si un pedazo de este loco soñador se hubiera quedado entre sus aguas, sus montes ysus verdes valles. Quizá por eso leer ‘Allí, en Asturias’ me ha llegado. Pero cómo no hacerlo, con versos como «tierra donde el océano intenta morir en el cielo / inventando un rompeolas entre las nubes y el viento».
Conociéndote, ya no necesitarías más ejemplos para animarte a leer y a escuchar a este inigualable trovador, te sentarías en ese sofá que todavía guarda tu recuerdo y llora tu ausencia, para sumergirte, al igual que lo hice yo, en los sueños del poeta, en el mar de las letras, en la tormenta de una humilde canción. Por si acaso, y casi obligado por hermoso, no puedo dejar de ponerte un ejemplo más. Lo encontrarás en ‘Hijos de la Ruina’, en donde leerás «herederos del polvo, / cómplices del piano abandonado / en el escondrijo desafinado de los acordes del tiempo».
Como te mencionaba, y no puedo sino insistir en ello por su tremendo acierto, Carlos Huerta acompaña su talento con los dibujos de Jaillus. Puede que no esté muy lejos si los defino como poemas visuales, puede que no exagere si afirmo que son tan bellos como necesarios en un conjunto que unifica música, poesía y pintura, en un baile que, además de arte, lo calificaría como enorme búsqueda de la belleza… y la verdad.

Mezclado como un cóctel de sinceridad, entre versos y poemas, las letras de las canciones se cantan en el disco esperando a que algún soñador las sepa acariciar. Algunas enormes, otras gigantes. Algunas suyas, otras de magníficos escritores y poetas. Si bien, papá, tanto tú como yo amamos la literatura como algo que formaba parte de nosotros mismos, puede que no fuera así con la música, en donde, he de decirte, no tuve tiempo suficiente para hacerte cambiar de opinión. Puede que tras leer y escuchar a Carlos te lo plantees. Como te comentaba, no únicamente merece la pena por su excelente disco sino también por las letras que en él encierra, bajo una llave de cristal dispuesta a romper con lágrimas de sencillez. Me atrevo a poner varios ejemplos. Canta en ‘Natura y tú’ que «tú solina conseguiste / que los mious versos queden grabaos / ñu árbol que deixa ver el bosque», fija en el alma, en la canción ‘El club de los poetas muertos y censurados’, «que resuciten los poetas, que sus letras sean balas secretas con las que combatir / que hay que seguir cantando / que hay que seguir galopando hasta enterrarlos en el mar». Qué puedo decir yo, sino afirmar que deberían gobernar los escritores y los poetas, al menos si necesitamos que la vida sea una única experiencia de la que gozar, sentir y volar.

No puedo dejar de pedir más ‘librodiscos’ en nuestras vidas. Seguramente sea un loco amante de tantas cosas que nunca llegue a comprender que hay campos que deben caminar por separado, pero creo, firmemente, que hay expresiones que pueden y deben ser transporte único de las sensaciones y vivencias de cada uno de nosotros. Y el mejor ejemplo lo puedes encontrar en el Solito Trovador, en donde literatura, música y pintura te empujan, como un único motor, a la más hermosa y sincerade las vivencias, la vivencia interior.

Puede que allí donde estás todo sean versos y libros, puede que allí donde ahora duermes, los libros sean las calles, y el viento se lleve el olvido de los sentimientos que lloraron, puede que allí donde ahora sueñas, jóvenes trovadores, como Carlos Huerta, pongan banda sonora a los días y belleza a las noches. Pero aquí todo sigue igual y, el aire fresco de experiencias como las suyas, al menos, nos permite seguir soñando, sonriendo, volando…
Papá, te dejo aquí con esta nueva ‘Carta a ninguna parte’, con la que espero que pases, ya en la eternidad, un rato pasajero de felicidad y que, con la promesa de enviarte más y más, puedas sentir la curiosidad por seguir leyendo a todos estos locos escritores y poetas que han llenado nuestras vidas.
Archivado en
Lo más leído