Una vez más tengo que discrepar en esta sección de las opiniones de Carro Celada que en su libro Historia de la prensa leonesa señala que «[…] el 10 de febrero de 1909 apareció en Villafranca El Heraldo del Bierzo […]». No fue así, pues el primer número de El Heraldo del Bierzo es de fecha 13 de febrero de 1909 (Biblioteca de Ponferrada). El director de este fue Augusto Martínez Ramínez, dueño de la imprenta Heraldo que estaba situada, tal y como se señala en la portada del periódico, en la Calle Topete, 19. En esa misma portada se señala que la Redacción y la Administración están en la misma calle Topete y el periódico se subtitula en su cabecera como «Defensor de los intereses regionales». En la primera página de ese primer número se publica un poema titulado «Lamento», firmado por uno de los que serán sus colaboradores habituales, José Bálgoma. Este primer poema es muy significativo del tono ilustrado y humanista del que hará gala en su corta vida El Heraldo.
En la página dos del citado número uno, el director del periódico presenta las intenciones de lo que será la línea editorial en un artículo que titula «Salutación». En el mismo se señala que «Heraldo del Bierzo, al hacer su aparición abriendo nuevo campo donde pueden reverdecer los laureles conquistados por la intelectualidad berciana, siento con la emoción intensa que produce en nuestra alma la fortuna de ver realizado este ideal, legítimo orgullo, satisfacción comparable tan solo con la eterna y profunda gratitud á cuantos, haciéndose cargo de sus legítimas aspiraciones, han contribuido a fijar el punto de partida y el rumbo que en lo sucesivo constituirá la norma á que debe ajustar su existencia esta publicación […]». El propio autor del poema de la portada de este primer número expresa en un artículo que «El Heraldo del Bierzo viene a llenar un gran vacío regional, intensamente sentido por cuantos nos interesamos sinceramente por la prosperidad berciana».
Y en el número dos José Jáñez exclama sobre el nuevo periódico que «desde el más sencillo de los funcionarios, desde el capitalista al obrero, todos los vecinos de esta culta villa juntan sus manos para aplaudir la iniciativa de la creación de un periódico en Villafranca ». Se trata, pues, de un periódico que surge en la sociedad villafranquina, por aquel entonces la localidad más importante en el Bierzo tanto política como culturalmente y que tuvo una buena acogida.
En este mismo número se atisba la intención de los colaboradores de introducir el tema de la política como una de sus principales bazas. Y así, el colaborador Augusto Martínez —rector del Colegio de los Paúles y director del Colegio de la Inmaculada Concepción—publica una «Carta circular» en la que denuncia la situación política nacional y, en concreto, la que atraviesa la propia Villafranca del Bierzo: «Villafranca atraviesa un periodo de inconcebible trastorno, de lamentable y profundo desdén por quienes tienen el deber moral y los medios materiales de lograr su resurgimiento. Tan grata labor es la que nos proponemos realizar, conociendo de antemano que el camino por recorrer es muy espinoso».
Este primer número se completa con otras opiniones del mismo autor; del Juez municipal de Villafranca, D. Leopoldo Méndez Saavedra; del médico de la localidad, D. José Bálgoma Suárez —que se titula él mismo como «inspirado poeta berciano» —; del catedrático de instituto D. Francisco Simón Mayorga; del presidente del Gran Círculo Obrero de Villafranca del Bierzo, D. Luis Fernández Rey; del teniente de navío D. Carlos Saavedra Magdalena y de una colaboradora asidua que firma como Raquel en su sección «Trazos femeninos», muy reivindicativa y combativa por muchos temas, entre otros, los derechos de la mujer. Este primer número se completa con una última página en la que aparecen algunas noticias como las tituladas «Premio a la ciencia», «Ferrocarril de Villafranca a Villaodriz» y «Cosas del Teatro». En esta última noticia, como caso curioso, se denuncia una corruptela en la ocupación de los asientos más destacados —como vemos, nada nuevo bajo el sol— y así se dice que «Verdad que en día y hora previamente anunciados se ponen a la venta todas las localidades, pero no lo es menos que para algunas de éstas hay más Santos que nichos y sin embargo siempre están ocupadas por los mismos espectadores. Esta corruptela debe desaparecer y á ella invitamos á la nueva Junta que seguramente estudiará la manera de complacer á todos».
El periódico salía tres veces cada mes, con algún número extraordinario. Tampoco es correcto —como señala erróneamente Carro Celada en su citada obra — que los números se publicaran «los días 10, 20 y 30». Por ejemplo, el número 3 del mes de marzo de 1909 tiene fecha de 1 de marzo, y el número 20, de julio de 1909, tiene fecha de 19 de julio. La portada solía ser una página entera dedicada a la publicidad, siempre de un solo anunciante, como en el número 10 protagonizado por «Seguros La Catalana». El número dos continúa con el carácter reivindicativo de la publicación. Una publicación que se jacta de «[…] las clases trabajadoras a las que en todo momento prestará la publicación berciana, la más preferente atención y decidido concurso […]».
El periódico vivía de la publicidad y de la venta de ejemplares al precio de quince céntimos. Sin embargo, no fue suficiente para poder mantenerse mucho tiempo. A partir de febrero de 1910 pasa a ser propiedad de los Padres Paúles y cambiará de nombre convirtiéndose en La Juventud Berciana. Por su nuevo contenido y estilo merecerá un capítulo aparte en esta sección.
Pero no podría hablarse de El heraldo del Bierzo sin mencionar una publicación que se va a hacer en Cacabelos a partir del año 1912. Se trató de una publicación que utilizó el mismo nombre que la de Villafranca del Bierzo y que tuvo que cambiarlo, precisamente, por el temor a ser denunciados por el propietario del nombre original convirtiéndose en el periódico Región Berciana.
El primer número de El Heraldo del Bierzo publicado en Cacabelos tiene fecha de 20 de octubre de 1912. No es un periódico de política, sino que se define como eminentemente cultural: «Heraldo del Bierzo será ante todo, defensor de los intereses de esta tierra berciana, tan pródiga como virtuosa. Difundirá cultura, sana, moral, vigorosa, exenta de radicalismos de escuela». El contenido irá en consonancia. Desde el primer momento el periódico introduce dibujos, algo que nunca ocurrió en la etapa villafranquina. También se publican artículos de historia, biografías de personajes célebres, poemas, artículos de agronomía, etc. Es un periódico que revela que no solo Villafranca protagonizaba el sentir cultural, sino que otros pueblos empezaban también a despuntar en este ámbito.
La portada de El Heraldo mostraba una composición a plumilla con tras paisajes bercianos de las tres localidades que ya entonces eran las más pujantes: Cacabelos, Ponferrada y Villafranca del Bierzo. Y así aparecen el puente de Cacabelos sobre el río Cúa, el castillo de los templarios de Ponferrada y el Colegio de los Paúles de Villafranca del Bierzo y se definía en su cabecera como «Semanario ilustrado de cultura general». El periódico tenía su sede en el hotel Bellavista de Cacabelos y se vendía cada ejemplar al precio de 10 céntimos con la posibilidad de suscribirse todo el año por el módico precio de 4 pesetas.
El 27 de julio de 1913El Heraldo del Bierzo de Cacabelos se convierte en Región Berciana y cambia, asimismo, la frase de su cabecera definiéndose como «Semanario ilustrado. Cultura y tolerancia». Asimismo, advierte en la cabecera que «Región Berciana solo difunde cultura. Admite colaboración de todos los hombres de buena voluntad». La polémica había surgido, como se dijo, por la confusión con el nombre original de la publicación villafranquina. Así, en un artículo titulado como «Importante», se dice que «Como observarán los amables lectores, nos hemos visto precisados a cambiar el título del periódico para evitar confusiones que pudieran perjudicar nuestros intereses editoriales» y también refiere que podrían haber ostentado legalmente el título de su periódico al advertir que «hubiéramos podido ostentar aquel título a despecho del compañero, que buscó la vía judicial para contender negocio tan baladí, pero nosotros que tenemos mucho que hacer y mucho que decir de esta tierra bendita, no hemos de sostener otras controversias que las que afecten a nuestro lema de cultura». Región Berciana va a durar unos años más. Encontramos un número de 1915 en el que ya aparece la figura de Nicomedes Martín Mateos, alma del que será el periódico El Templario y que continuará con el espíritu de las publicaciones bercianas que hoy conforman nuestra Memoria Impresa.