Menos de cuatro segundos tardaron en caer los más de cien metros de altura de las dos torres de refrigeración de la Central térmica de Compostilla II, en proceso de desmantelamiento desde hace dos años. Era el testimonio del derrumbe de un pasado industrial, ligado al carbón, para iniciar otro, aún por conquistar.
Cuatro segundos que nadie se quiso perder. El Bierzo estaba difuminado en los aledaños de la central térmica, que estaba sellada para dar seguridad al derribo. Pero no quedó ninguna pedanía cercana que no estuviera llena de manos con teléfonos móviles ávidos de capturar un momento histórico.
Las torres de refrigeración se construyeron en los años 80 del pasado siglo. Cada una de ellas tenía una altura de de 110 metros, con un diámetro de 80 metros en la base y 50 metros en la coronación, según los datos facilitados por Endesa. La chimenea data de los años 70, con 120 metros de altura y un espesor de 50 centímetros en la base y 20 centímetros en la parte más alta. Su diámetro variaba entre los 10 metros de la base y los 6 en la coronación. Para la voladura se han utilizado 100 kilos de explosivos para cada torre de refrigeración y 20 kilos para la chimenea
Las empresas encargadas decidieron reducir al máximo estos explosivos, ya que a muy pocos metros se encuentra una subestación eléctrica, que ha sido necesario proteger. Por eso se instalaron acelerómetros para medir las vibraciones, que, no obstante, siempre suelen ser más bajas que las calculadas previamente por los expertos. También se abrió una zanja entre la central y la subestación eléctrica.
La siguiente parte del trabajo comienza ahora y será retirar todos los escombros. La política de Endesa, desde que comenzaron los trabajos de desmantelamiento, es apostar por la valorización de residuos a través de la economía circular. Se recuperará el 90 por ciento de todos los residuos generados en este desmantelamiento.
La demolición de la central térmica de Compostilla II cuenta con 150 trabajadores. El 80 por ciento de ellos son bercianos.
Las torres se fueron con un estruendo que dejó silencio después, y una nube de polvo inmensa, que, aunque el día fuera soleado, cegó a la central por unos momentos. Entre los que inmortalizaban el momento, cierta decepción por la rapidez con la que todo termina. Y la vista puesta en un final que algunos lucharon porque no llegara. En la misma mañana de derribo, cuando todo estaba ya preparado, la Plataforma Bierzo Ya lamentaba que el Juzgado de Instrucción número 3 se pronunciara rechazando su último recurso de alegación contra otro rechazo, el de establecer medidas cautelares contra esa intención de tirar las torres.
El portavoz de la Plataforma, Antonio López culpaba a la Junta de Castilla y León y a Endesa de perder estos testigos históricos y posibilitadores de un futuro amparado en el turismo "con sus informes, a nuestro juicio inexactos, han influido en la decisión judicial", asegura. "serán los responsables de la desaparición de un bien de interés para la comarca". Y además abunda que "los daños de la voladura pueden causar en el muro de contencion de la presa de Bárcena desperfectos, dado que una explosión de tal calibre produce vibraciones ,existiendo ya filtraciones constatadas en dicho muro". Pero además apunta que también son responsables "de la contaminación que las cenizas que depositen en las aguas del pantano. No esixten estudios geológicos sobre los efectos de la voladura por lo que consideramos que el expediente de demolición esta incompleto a todas luces". De todos modos, las torres han cedido a la dinamita en "un día triste para la comarca y para muchos de aquellos que habitamos en ella. Endesa, o lo que queda de ella nos ha dado la estocada final". Y lo que se queda es "más miseria de la actual con desguaces de baterías y vertederos de eólicas con lo que ello trae que no es otra cosa que contaminación de aguas subterráneas cercanas al pantano", critica Bierzo Ya tras el derribo.
El PRB "condena" la demolición
El Partido Regionalista de El Bierzo quiso condenar "enérgicamente la actitud de Endesa y de la Junta" por, justifica "empeñarse en borrar todos los restos de historia de nuestro pasado", eliminando las torres de refrigeración. Recuerda el partido liderado por Tarsicio Carballo, ex edil en el Ayuntamiento de Ponferrada, que hizo "todo lo posible" por impedir que se diera este paso "con una moción, exigiendo que se mantuviesen en pie, y que fue la causa del retraso de su derribo, con escritos y todo tipo de presiones, pero no pudimos conseguir que se mantuviesen", lamenta.
UPL también acusa a la Junta y al Gobierno de la sentencia de las torres
También la Unión del Pueblo Leonés (UPL) en El Bierzo ha aprovechado la demolición para recordar “la nula implicación de la Junta de Castilla y León para evitarla” después de “no hacer absolutamente nada y, simplemente, alegar el alto coste de su mantenimiento”.
“Así, cae un símbolo del potencial industrial de la comarca berciana y que supone una vergüenza que lo permitan desde la Junta y con la connivencia del Gobierno de España tras el cierre precipitado del sector sin aportar alternativas para la zona”. La formación leonesista se ha manifestado en contra de este derrumbe que ha sido ya efectivo y que considera una muestra más del “aislamiento, envejecimiento y olvido al que los gobiernos de España y de la Junta nos tienen sometidos” y que provocan que se “borre nuestra historia y nuestro patrimonio industrial”.
Desde UPL manifiestan su pesar porque no se mantengan estas dos torres de refrigeración que, junto al Pozo Julia y el lavadero de La Recuelga “podrían convertirse en un recorrido turístico para dar a conocer todo lo que fuimos”. Una opción que tampoco consideran que sería impedimento para nuevas actividades económicas en el entorno pero “la falta de compromiso de los gobiernos nacionales y autonómicos ha provocado la desaparición de estos elementos característicos de la comarca en esta jornada”.