Sobredo asegura que los trabajadores no han tenido comunicación de este inicio ni de las causas que lo han motivado «porque las circunstancias son las mismas que la semana pasada y que la anterior, así que no hay nada que lo justifique», dice. Mientras, los trabajadores siguen dudando de lo que pasará con ellos y con el sector del carbón "los síntomas no son buenos. Las declaraciones que se están haciendo desde el Gobierno es que se quiere apostar por una transición justa», pero Sobredo considera que se debe explicar en qué consiste. «La incertidumbre es lo peor», dice, para 240 empleados en la central, una cifra que ha ido disminuyendo igual que lo ha hecho a nivel nacional «se ha pasado de 24.000 compañeros a 8.000 después de soportar cinco EREs», dice el presidente del comité.
«Todo depende del BOE» , diceSobredo, recordando que está en manos del Gobierno permitir que el carbón siga adelante con el real decreto de consumos, pero, de lo que se habla ahora es de no apostar por el carbón, algo que considera equivocado, al menos, en esta fase «primero tendrán que trabajar en las alternativas y no al revés, eliminar el carbón para hacer una transición». Y los tiempos van acercándose a la fecha límite de cierre que ha puesto la empresa, junio de 2020, mientras el Gobierno no se define «nosotros hemos enviado varios escritos a la dirección de la empresa y siempre nos contesta lo mismo, que tiene que ser el Gobierno el que adopte una decisión».
Sobredo pide que se tome con urgencia, puesto que las medidas que habría que adoptar para adecuarse a las normativas europeas o cualquier tipo de solución que se pretenda «no se hace en cuatro días, que son los que nos quedan», lamenta.
No piensan en movilizarse
Pese a que el ambiente laboral es tenso, Sobredo reconoce que ya han dado todos los pasos posibles y no piensan en movilizaciones «hay que hacerlas con una justificación y la incertidumbre no es un argumento». Sí asegura que están sentados en todas las mesas de negociación y de empuje contra el cierre de las eléctricas, pero asume que «no nos quieren escuchar». Su propuesta pasa por «mantener lo que tenemos y recuperar lo que teníamos», y con urgencia, puesto que «no pueden condenar a las comarcas a que nadie diga nada», reprocha.