La Asociación Mujeres Progresistas Bercianas protagonizó otro Sábado sin Sol convocado por la Plataforma contra las violencias machistas de El Bierzo y Laciana, como cada último sábado de mes, manifestando» su enérgica repulsa ante otra víctima más de la violencia machista».
En concreto apuntaron que han registrado cuatro feminicidios y otros asesinatos de mujeres en lo que va del año en España. La última actualización es del 23 de enero, con el feminicidio familiar por conexión de una mujer llamada Alicia, de 79 años en Murcia (Murcia, Región de Murcia). Asesinada por su ex yerno. Y dos mujeres asesinadas que cerraron el año 2024 aumentando la cifra de feminicidios a 94 mujeres.
Quisieron hacer hincapié en algo que consideran «indignante», a nivel nacional, el interrogatorio del juez a la actriz Elisa Mouliaá, por su denuncia de abusos por parte del ex diputado por Más Madrid, Íñigo Errejón «la actriz, ha sido sometida a un cuestionamiento que no solo bordea la falta de ética, sino que deja entrever una clara vulneración de los derechos que deben proteger a quienes denuncian situaciones de acoso o violencia».
Un mensaje que deja claro que «el que denuncie estos casos, será sometido a la revictimización». Lamentan el tono de menosprecio manejado por el juez y la intención «de deslegitimar a la denunciante que de esclarecer los hechos». «Este tipo de prácticas no solo son un ataque a la dignidad de las víctimas, sino que además contribuyen a perpetuar el miedo y el silencio de quienes podrían dar el paso de denunciar en el futuro».
Desde la Plataforma contra las Violencias Machistas del Bierzo y Laciana hacen suyas las palabras de otros colectivos de mujeres que han señalado que «no podemos avanzar como sociedad si quienes deben impartir justicia se convierten en verdugos emocionales de las víctimas».
«El caso de Elisa Mouliaá pone de manifiesto la urgente necesidad de una revisión profunda de los protocolos judiciales en casos sensibles», apuntan. «Las víctimas deben ser escuchadas y respetadas, no sometidas a un juicio moral que las coloca en el banquillo de los acusados».
Siguen apuntando que la violencia contra las mujeres «es una lacra que persiste en nuestra sociedad, alimentada por el machismo estructural, la desigualdad y la indiferencia de quienes miran hacia otro lado. Nosotras no lo haremos. Nosotras no callaremos”, comprometieron en su discurso.
Asumen que cada cifra que suma la lista de víctimas “representa una historia, una vida rota, una familia marcada por el dolor. Pero también representa un fracaso colectivo. Porque mientras una sola mujer sea asesinada, maltratada o humillada, como sociedad habremos fracasado”.
Vuelven a exigir políticas públicas “firmes, recursos suficientes y una educación que promueva la igualdad y el respeto desde la infancia. Exigimos que las instituciones no escatimen en recursos, que se proteja a las víctimas y que los agresores sean juzgados con contundencia”.
Lamentan el auge de discursos negacionistas que intentan minimizar la violencia machista “es una amenaza real”, dicen. Y los recortes en políticas de igualdad y la falta de voluntad para implementar leyes efectivas “agravan la situación”. La precariedad laboral, el acoso y la violencia digital se han convertido en nuevas formas de agresión “que buscan silenciar nuestras voces en el espacio virtual”.
La violencia económica es un sometimiento más “es urgente garantizar la independencia económica” para escapar de ello.