Para el portavoz de esa agrupación, Oli Vega, es un acto histórico "asistimos al momento de la metamorfosis de aquel lugar de un modo definitivo. Lo que hace más de ocho décadas fue un paraje de muerte, sangre, odio, ira y desolación, es ahora un lugar para el reencuentro”, apunta.
De este modo “la Curva de Magaz ya no representará más el silencio, el rencor y el olvido, porque entre todas y todos la hemos transformado en la Curva de la memoria, de la dignidad, de la justicia y de la esperanza”. Reconoce que conseguir esta unidad y reconocimiento que quedará patente con los actos del domingo "ha sido una dura travesía repleta de dificultades y trabas burocráticas, pero podemos decir que ha merecido la pena todo el esfuerzo y trabajo realizados”.
Recuerda que “muchas familias quedaron destrozadas tras los tristes acontecimientos de aquellos años”, pero el hecho de establecer este recuerdo, cambia las cosas “es una gratificante cualidad humana devolver la dignidad y paliar, de algún modo, el sufrimiento vivido en silencio por sus familiares y seres queridos".
El acto ya está horneado y comenzará a las 11:30 con una ofrenda floral en el monolito, y la participación de familiares de las víctimas, representante de la ARMH, además del presidente de la Diputación de León y alcalde de Camponaraya, Eduardo Morán y el promotor de los actos, Oli Vega . También participarán, con colaboraciones artísticas, Esther Lanzón, cantautora berciana, Sol Gómez Arteaga, narradora-poeta.
Un monolito con 35 nombres
Con mascarilla y el sentimiento a flor de piel, el año pasado se colocó el monolito en la Curva de Magaz con el que se recuerda a loas 33 hombres y a las dos mujeres asesinadas en este lugar. Todos sus nombres, procedencias y fecha de la muerte aparecen en esa gran piedra que acaba con los versos de Lorca "En la bandera de la Libertad, bordé el amor más grande de la vida".Familiares de todos ellos y autoridades se concentraron en Magaz para entregar sus flores y ondear sobre el recuerdo la bandera tricolor. En esa ocasión también estuvo Sol Gómez, nieta de represaliado, que consideraba ese recuerdo común como "necesario" en una sociedad que tiene que curar heridas. Lo hace ahora, 85 años después, como comprometió en ese momento de 2021, aunque el regidor de Camponaraya se planteaba que se hiciera un homenaje anual cada 8 de mayo y había anunciado que pediría a la vicepresidenta del Gobierno que trasladara a este lugar toda la documentación sobre esos represaliados y la entregara allí a las familias.
Fue un momento de reencuentro de historias y recuerdos que nunca han dejado de estar en la cabeza de Esther Guerrero, hija del maestro de Hervededo, al que se le dio muerte en la Curva. La despedida de su padre a la puerta de casa paralizó el tiempo para ella, y los colores del alma decía, con el dolor batiendo la garganta. Isabel Magallanes recordaba a su abuelo, el panadero, y la carta de despedida que escribió bajo el espanto de saber que iba a ser asesinado. Su dolor se mezclaba con el sentimiento humilde de no haber podido tener tiempo de saldar la deuda con su hermano para poder abrir ese negocio.
Recuerdos que llegaban al corazón de Oli Vega y Lorena González, concejala de Podemos en Ponferrada y que valoraron la memoria intacta que dejaron estos asesinatos. Un recuerdo que ahora se hace grande, como símbolo de todos los represaliados a los que se les quiere dar voz, como ha hecho Ponferrada el Día del Desaparecido, destapando otro monolito en Flores del Sil, en memoria de Jerónima Blanco, de 22 años y su hijo, Fernando Blanco, de 4, asesinados en el 36 para que sus cadáveres se quedaran en la cabeza de su marido Isaac, huído al monte Pajariel. Un crimen extenso, puesto que los fascistas se hicieron con la vida de los padres de Isaac y de parte de sus hermanos y que ahora aflora con la intención de que se conozca y hacer así que la historia no se repita. Abel, sobrino de Jerónima quería que su recuerdo fuera el de todas las víctimas de una guerra, de cualquier bando, dejando claro el valor de este homenaje para cerrar heridas.