Pasadas las 15:30 horas, tal y como estaba previsto, bastaron unos segundos para ver desaparecer la chimenea de humos de 150 metros de altura que en las últimas cuatro décadas han presidido el perfil de la localidad de Anllares del Sil.
Pese a la lluvia persistente de la jornada, fueron muchos los vecinos del municipio de Páramo del Sil y alrededores que se dispusieron en el entorno, en los montes de Anllares, así como medios de comunicación y curiosos, para no perderse la voladura de esta gran estructura de hormigón por la que, a lo largo de casi 40 años ha salido el humo de más de 60 millones de toneladas de carbón quemadas en el horno de la central, la primera térmica en España en desconectarse de la red en 2018, que perteneció a la que fue Unión Fenosa, después Gas Natural y ahora Naturgy, que ha cedido ya parte de las instalaciones al municipio.
Muchos en silencio, otros con pena y nostalgia, algunos con bromas para quitar hierro al momento, otros casi con ganas de verla desaparecer de una vez, pensar ya en el futuro y dejarse de darle vueltas a un pasado que deja marcada esta fecha del 25 de noviembre en el calendario. Todos, no obstante, con mucha expectación ante un llamativo momento que simbolizaba el fin de una industria que marcó una época en la zona. Pero "algunos estábamos antes que ella, la hemos visto levantarse poco a poco y ahora caer en un momento", decía uno de los vecinos que presenció la voladura. Cierto es que, si bien parece que para muchos, la térmica de Anllares lleva ahí toda la vida, pero realmente ha sido menos de medio siglo el tiempo que lleva incrustada en el paisaje de los valles del Sil. Muestra, también, del peso y la presencia que la industria energética ha tenido en la zona.
Muchos quisieron compartir con mensajes y en redes sociales los videos en los que quisieron inmortalizar el momento, entre muy distintos comentarios. "Ahora a llorar", decía otro vecino con cierta ironía y rabia. Y es que lo que si es un sentimiento común a prácticamente todas las gentes de la zona, más allá del simbolismo de la voladura de la chimenea, es que políticos de unos y otros partidos, así como las grandes corporaciones y empresa, se han pasado años tomando decisiones que han hecho desaparecer el sustento de toda una cuenca sin aportar alternativas y soluciones para sus gentes y aquello que en su día llamaron reconversión y ahora llaman transición, no acaba de serse sobre el terreno de las cuencas.
La empresa Lezama se encargó de los trabajos de explosivos, aproximadamente 40 kilogramos, que, colocados en la base de la chimenea, la hicieron caer tras los avisos sonoros. Tras la explosión, la chimenea se partió por la parte superior cuando estaba venciendo y, a continuación sonó el tremendo estruendo del derrumbe, el golpeo contra el suelo y las nubes de polvo y escombros se dejaron ver desde la distancia de 300 metros de radio que se había marcado como perímetro de seguridad.
Ya hay semillas, pero no podrán sembrarse y crecer hasta que no esté todo esto desmantelado por completo Los trabajos de desmantelamiento seguirán en los siguientes días con la retirada de todo el material. Después continuarán con el resto de estructuras, el desmontaje de la caldera o la demolición de la otra gran chimenea, la torre de refrigeración, que será otro simbólico momento. Aún faltan muchos meses de trabajo para acabar con todo.
Para el futuro "ya hay semillas", dice el alcalde de Páramo Ángel Calvo. "Pero no podrán sembrarse y crecer hasta que no esté todo esto desmantelado por completo".
"La hemos visto levantarse poco a poco y derribarse en segundos"
La voladura de la chimenea de la central de Anllares genera gran expectación y da paso a una nueva época en la cuenca
25/11/2020
Actualizado a
25/11/2020
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