Ese ha sido el principal cambio en un centro de tratamiento que atendió, a lo largo de 2020, a 250 personas, entre pacientes y familiares, en distintos momentos y fases del programa de deshabituación del consumo del alcohol, una bajada con respecto al año anterior en 50 pacientes.
Los 300 era una cifra consolidada desde 2018 para la agrupación, que ahora merma un poco, aunque también van variando los perfiles de las personas que solicitan ayuda. De ellos 74 personas nuevas recibieron información y orientación sobre el tratamiento –el año anterior habían llegado a los 126-. Lo que también ha variado es el perfil del solicitante. Si en años anteriores era un hombre con una edad mínima de 20 a los 78 años –y una media de 45,2-, en esta ocasión crecen las mujeres. De un 20,7% pasan a un 41% mientras que ellos bajan y pasan de un 70,3% a un 59%. Se incrementa la edad mínima en la que se declara el problema, que pasa a los 26 años y la máxima, sin embargo, se rebaja a los 70, dejando una media un poco más alta que el año anterior, de 48,7 años. Pero destaca el porcentaje de varones de menos de 50 años que piden ayuda, alcanzando un 73% -entre las mujeres alcanzan el 50%-.
En cuanto a la edad media de inicio en el consumo de alcohol en el Bierzo, se mantiene rozando los 16 años, como el año anterior, con 15,79. Es una media que había subido desde los 14 años en ejercicios anteriores y que parece mantenerse, aunque sube la media en la que aparecen los problemas relacionados con este consumo a los 35,43 años – en 2019 era de 30,48 años-. La mayoría de los solicitantes, en cuanto a su estado civil, están casados (un 32%) aunque es una cifra muy similar a la de separados (con un 30%). En el caso de las mujeres destaca el perfil de casadas (un 43% de los casos). Aunque varían los porcentajes con respecto a 2019, también el perfil de casados era notable con un 55% de los casos.
Aumentan con soltura los peticionarios del entorno urbano, sobre todo los hombres, que se marcan e un 65%, cuando en el ejercicio anterior no era así. Era muy similar la procedencia en este sentido, aunque prevalecía el entorno rural en un 58% de los casos.Lo que sí parece mantenerse, pese al rastro que va dejando la situación de pandemia, es la situación laboral de las personas que se acercan a Beda. Si el año anterior estaban trabajando un 45% y en el paro un 31%, en esta ocasión esos porcentajes pasan a un 41% y a un 30% respectivamente –y tiene en cuenta que, de las personas trabajando, un 16% está de baja-.
Cambio de consumo
La forma de consumo de alcohol en los casos de alcoholismo ha pasado de ser mayoritariamente, un consumo diario (61%) ha pasar a ser un consumo compulsivo en el 54% -entre las mujeres se igualan ambos casos en un 50%.El 79% de los casos tiene antecedentes familiares con problemas de alcohol y en cuanto al consumo de otras drogas, prevalecen los fumadores por encima del resto como sucedía en años anteriores.De hecho los porcentajes se acercan mucho (un 65% consume alcohol y fuma en 2020 y esa cifra fue de un 69% de los casos en 2019). Un22% consumen otro tipo de drogas, dos puntos menos que el año anterior.
Crece la iniciativa propia
Si en el año anterior los motivos que llevaban a los atendidos por Beda a solicitar ayuda solían empezar en sus familias (sucedía en un 56% de los casos), algo ha cambiado en este y es su autonomía para pedir ayuda. Sube esa «iniciativa propia» a un 30% y el empujón familiar se queda en un 38%. Por derivación de los servicios sanitarios llegaron a Beda un 19% de los casos y desde Servicios Sociales un 8%.Destaca el Centro que más de la mitad de las personas que llegan lanzando su S.O.S. al centro, ya habían solicitado ayuda con anterioridad en otras fórmulas.
Lo que se mantiene es el apoyo familiar que se ofrece a los pacientes, que, en un 88% de los casos, acude de la mano de una persona de apoyo –un punto más que en el ejercicio pasado-. Esa persona «bastón» suele ser la pareja de la persona que pide ayuda en un 41% de los casos –el año anterior era un 39%, o madres e hijos (un 14%), hermanos en un 11% de los casos y otros parentescos un 8%. En este caso crece notablemente, puesto que en el ejercicio pasado la estadística hablaba de un 3,4% en este apartado.
Lo que sube también es el porcentaje de casos activos a final de año. Alcanzan un 62% cuando el año anterior era un 45%.
Beda es un Centro de Tratamiento y Asistencia Ambulatorios de Abuso y Dependencia del Alcohol en Ponferrada, acreditado por la Consejería de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León.