León pierde unos mil empleos con el cierre de sus tres térmicas

Anllares se adelantó y ahora acaba su vida productiva Compostilla y La Robla con un simbólico desmantelamiento del campamento reivindicativo que los auxiliares levantaron en Cubillos

M.I.
30/06/2020
 Actualizado a 30/06/2020
La central de Compostilla se quedará en silencio este martes. | ICAL
La central de Compostilla se quedará en silencio este martes. | ICAL
La pesadilla del final de las centrales térmicas en la provincia, que han permitido dar empleo a unas mil personas, entre trabajos directos e indirectos, se consolida este 30 de junio con el simbólico levantamiento del campamento reivindicativo que habían establecido, desde hace dos años, cuando se conoció el cierre, los 180 empleados de las siete empresas auxiliares de Endesa.

Capitaneados por Alonso Roa, estos trabajadores se han puesto en pie y han conseguido compromisos políticos que ahora se quedan cortos. Critican la “pantomima” que significa la puesta en marcha de cursos de formación para reincorporarse en los trabajos de desmantelamiento de la central de Compostilla ahora, cuando son personal cualificado para ello.

Tampoco creen en el Plan Futur-e puesto en marcha por Endesa para conseguir que no se quedaran en la cuneta. Pero Compostilla echa el cierre iniciado ya con el desmantelamiento de los grupos 1 y 2 de la térmica, aunque ambos llevaban ya inactivos realmente desde 2015. Toca el turno de desmantelar los grupos 3, 4 y 5 para lo que se pretendía incorporar a trabajadores de las empresas auxiliares. Estos han ido quedando por el camino y de 180 han pasado a 70 (28 en Nervión Industries, con ERE sobre la mesa, 22 en Maessa, 12 en Auxitrans con varios ERTEs, 12 en Ilunion, 9 en Gárnicas, también con ERTE y 3 en Seyma). De ellos ocho han conseguido recolocarse en Forestalia y 17 en los trabajos de desmantelamiento de la central de Compostilla II.

Endesa anunció que los trabajos de desmantelamiento podrían suponer entre 4 y 6 años, y que generarían alrededor de 130 empleos, incluso 200 en algunos momentos. De hecho, junto a la Fundación Santa Bárbara y Ciuden ha iniciado cursos para formar en este tipo de trabajos que acogerán a unos 360 alumnos. Los trabajadores directos de Endesa, en total 166, han sido trasladados a distintas ubicaciones, aunque algunos lo han hecho en días, algo que ha enfadado al comité de empresa por la premura con la que se ha actuado. Hoy solo quedará un cementerio de cruces que los trabajadores de las auxiliares quieren mantener como símbolo, cada una de ellas con el nombre de un despedido.

Anllares la primera


A finales de 2018 la central de Anllares, en el municipio berciano de Páramo del Sil, se convertía en la punta de lanza en el caer de las centrales térmicas dentro del Plan de Descarbonización del Gobierno, en el que se incluía el cierre de 9 de las 14 centrales de producción eléctrica con carbón que había en España antes de junio de 2020.

En ese momento eran 41 los trabajadores que operaban allí, algunos recolocados y otros acogidos a planes de jubilación, aunque una docena de empleados de la subcontrata Masa Galicia, encargada de la limpieza en la central, tuvieron que luchar sus despidos judicialmente.

Acaba Endesa su periplo berciano precisamente donde nació en 1945 con la instalación en Ponferrada del primer grupo. Vino después el grupo II, que se puso en marcha en 1972 y tres más, los que ahora inician su apagón. Todo bajo un manto complejo de normativas y proyectos de transición que comenzaron en Europa, donde se decidió que era necesario reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Por eso, en diciembre de 2018 suspendió las ayudas que recibían las centrales térmicas en funcionamiento por la quema de carbón y puso como fecha final para recibir subsidios el 2025. Las cuentas de las térmicas no salían y el gobierno se ha implicado con la transición energética que ahora comienza.

Coleando los de Nervión


El cierre llega mientras los empleados de la auxiliar de limpieza industrial en la central de Compostilla siguen luchando por conseguir una salida laboral justa. Son los últimos coletazos con nombres de ERE y ERTEs de un final para los 25 empleados de esa empresa. Este viernes volverán a decir no en la última reunión de la negociación y anuncian que impugnarán la aplicación del expediente si se llega a poner en marcha, según explicó el representante de la Federación de Construcción y Servicios de CCOO en el Bierzo, Alfredo Peláez.

Aunque la empresa ha ido modificando sus propuestas, estas no han llegado a cubrir las necesidades de los empleados, algunos con más de treinta años en la empresa. En la última reunión, la firma propuso aplicar un incremento de la indemnización de 12 a 13 mensualidades, con 25 días por año trabajado, «pero hay trabajadores que llevan toda la vida trabajando en la central», dice con rechazo Peláez.

El cierre de la central no se vincula al fin de los contratos de Nervión cuyos empleados continuarán trabajando, ya que se ha estirado su tiempo laboral hasta finales de agosto, algo para lo que Peláez confirma lo que defienden los trabajadores, que el ERE no tiene sentido y que debería dejarse morir al actual contrato que finaliza en diciembre de este año.
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