"Vamos a ser la primera comunidad de regantes de Castilla y León que vamos a regar sin energía, por su propio peso"

Humberto Merayo, secretario de la comunidad de regantes del Canal Bajo del Bierzo y responsable de fruticultura de UGAL-UPA en León

11/02/2024
 Actualizado a 11/02/2024
Humberto Merayo es la cara de los regantes de la comunidad del Canal Bajo, que mira al futuro ligado a la modernización de los regadíos a punto de sellarse.
Humberto Merayo es la cara de los regantes de la comunidad del Canal Bajo, que mira al futuro ligado a la modernización de los regadíos a punto de sellarse.

Aunque la agricultura ha estado siempre presente en su casa, fue hace 13 años cuando dejó de compatibilizar su trabajo con ella y hacer de la fruticultura su medio de vida. Su padre le dejó en herencia una explotación que ha mimado estos años. Cuenta con 22 hectáreas de frutales, de pera conferencia y manzana reineta, desde las que, como todos sus compañeros, mira al cielo y cruza los dedos cada año como única defensa contra las heladas, y desde las que busca un relevo, ahora, con la modernización de regadíos del Canal Bajo que ya es un hecho y que espera que marque un antes y un después para el campo berciano. Un 'después' que saborea con aires de suculento futuro. Eso sí, si se entiende la identidad de la tierra. 

-¿Cómo han sido estos 13 años en los que ha crecido como agricultor profesional. Han sido difíciles?

-El campo siempre tiene sus problemas. Tuvimos una helada muy grande en 2017, que casi no dejó nada, en el 2020 tuvimos otra helada. A nivel de los insumos, como todo el campo, llevamos dos años en los que que los precios de los fertilizantes se han disparado. No han sido proporcionales los gastos del gasoil y de todo lo necesario con los ingresos. 

-Ahora mismo ¿es un buen momento para conseguir relevo para la agricultura o no es el campo algo que se le pueda vender con atractivo a los jóvenes?

- Hemos intentado que sea más atractivo. En los último diez años se ha comenzado a colocar sistemas antihelada y estamos intentando mantener la producción todos los años. Es algo que necesitamos, porque nosotros, la fruta que almacenamos en cámaras, la tenemos que vender a las grandes superficies. No nos podemos permitir el lujo de perder un año sin tener cosecha, porque si no metemos nosotros la fruta en los lineales, la va a meter otra gente y perdemos el mercado.

-¿Ese es el principal problema, la competencia?

-Sí, y la fruta que entra en España, sin respetar los requisitos que a nosotros nos exigen. No pasan los mismos marchamos de calidad que nosotros. Tenemos que trabajar con unas materias activas que no tenemos y ellos sí, por lo que los costes de producción son mucho más caros los nuestros. Si nosotros no podemos dar unos tratamientos porque dejan residuos en el consumo me parece bien, pero no entiendo que en los lineales haya productos con esos residuos y sean compatibles, porque no están producidos en España. Es lo que los agricultores no entendemos. Las normativas deberían ser en la Comunidad Económica Europea para todo el mundo igual y máxime con las importaciones.

-Es uno de los motivos de las reivindicaciones de las tractoradas ¿las entiende y comparte en este momento?

-Sí, las entiendo, tenemos un hartazgo muy grande. Lo que pasa es que nosotros habíamos coordinado con todos los sindicatos y opas hacer una movilización el día 23 de febrero y en estas movilizaciones dicen que no quieren a ninguna organización. A título personal quienes hemos querido hemos ido pero no como sindicato o como ABA. Aquí haremos lo que digan los socios.

-Porque en la actualidad, la realidad del campo en el Bierzo ¿también nota cierto ahogo?

-Hemos tenido, en estos dos últimos años, una situación no muy mala en cuanto a precios, pero el problema es que los costes de producción se han disparado. Los abonos se han multiplicado por tres y además, cuando iniciamos la campaña tenemos un coste  que puede variar a la mitad. No sabemos lo que va a pasar al acabar el año. 

-Uno de los problemas que tenían en el Bierzo es la modernización de regadíos en el Canal Bajo, esto parece que ya está encauzado...

-Sí, después de muchos años y muchas reuniones, esto lo tenemos encauzado, pero, por otra parte, ahora sumamos un coste añadido, porque el dinero que nos da la Junta, con 21 millones, son a fondo perdido, pero el resto, hasta prácticamente los 50 millones, se lo tenemos que devolver al Gobierno a través del Seiasa. Pero creo que es algo que centra el futuro y busca el relevo generacional, como única solución. Las infraestructuras estaban hechas en el año 49 y ya no era viable.

-Han sido 15 años de peleas y luchas, en dos ocasiones casi se consigue ¿qué era lo que fallaba, asumir el coste por su parte o las administraciones que no se querían implicar demasiado?

-Ambas cosas. En una ocasión fue porque nosotros, en la asamblea, había mucha gente no profesional, a la que le hablabas de un coste económico que no quería asumir. En el 2018 ya estaba casi todo hecho, pero no había dinero en el Gobierno de España para realizar la obra. No se ha podido hacer hasta ahora con los Fondos de Recuperación y Resiliencia.

-¿Y llegamos a tiempo para que la agricultura berciana pueda desarrollarse o se ha perdido ya el interés por el campo?

-No. En León hay muy pocas tierras a poulo, sin trabajar, pero aquí hay un 40 o 50% de tierras sin trabajar. Creemos que, de este modo, el que explote sus tierras y las trabaje bien, o las alquile. Vamos a ser la primera comunidad de regantes de Castilla y León que vamos a regar sin energía, por su propio peso y eso es una reducción muy grande en el coste de producción. Esperamos así, a parte de los frutales, implantar más cosas, como la horticultura, que siempre se ha dado. Tenemos un marchamo de calidad para el pimiento y esperamos incrementar la producción, porque las fábricas que lo quieren sacar les cuesta encontrarlo. En el Bierzo se ha ido la industria y lo que nos queda es la agricultura, intentando hacerlo de manera profesional para que la gente joven pueda incorporarse y  no se vaya de aquí, asentando población. 

-Con la modernización ¿de qué ahorro estamos hablando, tanto de agua como de costes?

-Yo tenía unos cálculos hechos de 400 euros por hectárea en energía, bien eléctrica o gasóleo. Eso nos lo vamos a ahorrar, porque vamos a regar a presión, pero a mayores vamos a tener que pagar la obra. Pero hay que pensar también que es una obra que mejora las parcelas. Se van a abrir caminos nuevos, se va a hacer una infraestructura que todos nos vamos a beneficiar de tener buenos caminos, mejores accesos... Calculamos que entre un 20 y un 30%, que es el coste de la energía nuestro, nos lo vamos a ahorrar. Sí es verdad que el IPC está muy alto ahora y estas modernizaciones van en función de un coste fijo más el Euribor. Ahora el Euribor se ha disparado en los últimos dos años. Nos coincide mal estos años, pero esperemos que dentro de poco vuelva a rondar el cero por ciento otra vez.

-¿Le parece adecuada la fórmula que se ha aprobado de pago y qué supone para los regantes?

-A la Junta no le puedo decir nada, porque el Itacyl nos da el 30% de la obra a fondo perdido más la concentración, más las acequias y desagües. Al Seiasa, a lo largo de las modernizaciones, se han incluido tres fases y a nosotros nos han metido en la tres. Va a 50 años y me dicen que eso hace que, al final, quedemos igual. Tenemos que pagar el 70% de la obra, de ese total, el 30% lo tendremos que abonar en los primeros 25 años. Es un crédito que vamos a sacar con una entidad financiera y será lo que devolvamos. Del año 26 al 50  lo devolveremos, pero sin intereses y sin actualización del dinero. Según las tablas del Seiasa, 100 euros de hoy, serían 23, una depreciación que dicen que dejaría nuestro pago en 4,5. Es mucho dinero, pero si volvemos para atrás y vemos el valor del dinero sí entiendo esa depreciación. Pero son 50 años los que tenemos que pagar.

-Y en este tiempo ¿no se puede encontrar otra entidad que les ayude a costear este dinero?

-El Seiasa nos subvenciona los intereses y no nos hace la actualización del dinero, pero tenemos que devolverle todo. Lo que pasa es que hace años íbamos a pagar el 10% de la obra y ahora pagaremos el 70%, pero es lo que hay. Es la fórmula de financiación que tienen para toda modernización de regadíos. Ahora estamos gastando 7,5 metros cúbicos por segundo y vamos a pasar a 5, incluso me dicen que serán 3,5. Calculo que el 50 o 60% de las infraestructuras  están perdiendo agua y tenemos un problema con la EDAR de Villadepalos. En la actualidad, yo, con un una hectárea pago a la comunidad de regantes 190 euros por no regar, porque he tenido que hacer un pozo y estoy gastando energía, pero tengo que pagar la cuota de regantes. Lo que nos vale la modernización está entre 300 y 350 euros, con la cuota, pero nos vamos a quitar los 400 de energía que gastamos. Nos vamos a un 40% de ahorro que está muy bien, para un agricultor profesional, pero los dueños de las parcelas que no están utilizadas son los que están en contra de la modernización. 

-¿Qué porcentaje de comuneros hay que no son agricultores profesionales?

-Tal vez un 30% que tienen fincas heredadas. Les hemos dicho que ahora, con la concentración parcelaria pueden alquilarlas, si no las usan. En otras zonas no hay espacio sin alquilar y la gente está buscando fincas para crear explotaciones.

-¿Ve ese futuro para el Bierzo?, ¿hay un antes y un después para los regadíos?

-Sí, tiene que haberlo. Tenemos un mercado y una calidad que nos da capacidad para vender más, pero tenemos que producirlo y para ello, lo primero que necesitamos es agua. El 80% de que una manzana o una pera se produzca en condiciones es agua. Se han puesto cooperativas pequeñas de fruta y ahora hay explotaciones de lúpulo y espero que con esto se incrementen, con la incorporación de más gente para que esto no decaiga.

-Tras el regadío, que ya damos por hecho que en agosto de 2026 estará ¿qué otras carencias tienen a resolver?, porque parece que los sistemas antihelada, que también son una prioridad, no permiten la entrada a las ayudas de instalación a los agricultores bercianos...

-Aquí siempre hay alguna helada tardía, incluso en mayo. Aquí conseguimos una serie de ayudas para ir instalando sistemas en tres años, después cambiaron las bases y le hemos dicho al consejero que han metido tantas cosas en las bases que, aunque se iban a instalar cinco torres, para unas 50 hectáreas, para un proyecto a tres años que habíamos desarrollado, se van a quedar en una. El consejero nos ha dicho que volverán a mirar las bases, pero ya hemos perdido un año y seis torres. Pero el agua también es un sistema antihelada en algunas zonas, por lo que hemos pensado poner algún sistema antihelada basándonos en ella cuando tengamos la modernización, sobre todo para la manzana, que es menos problemático.

- Con este escenario, ¿cómo espera ver el campo berciano en una década?

-No lo veo mal, siempre y cuando se resuelva el problema de los requisitos excesivos que nos ponen. La Agenda 20-30 o esas cosas, lo único que nos ponen son trabas y los agricultores, en vez de dedicarnos a trabajar, tenemos que estudiar informática. Y nadie se preocupa más del campo que nosotros mismos, porque si no lo tratamos bien no tenemos cosecha que es de lo que vivimos. Tenemos que tener un administrativo para hacerlo todo y nos tenemos que dedicar al campo. Las trabas burocráticas y con fitosanitarios son altas, nos están apretando mucho por normativas europeas. Si yo no puedo dar una materia activa, me parece bien, porque si es mala para el consumidor vale, pero lo están dando en Marruecos o en Chile, y esa fruta viene aquí. Es algo que no entiendo, porque pueden producir más barato, incluso por la mano de obra, que también hemos sufrido mucho. Nosotros tenemos unas 6 personas podando y en la recolección unas 20 o 30, pero no puede ser que un agricultor que, con el cambio de la legislación laboral tenga, a final de año, 50 personas como fijos discontinuos. A la campaña siguiente, puede que muchos no vengan porque tienen otro trabajo y tienes que volver a hacer todo el trabajo para contratar. Son personas que van a trabajar un mes, y hacerlos fijos discontinuos hace que, en cuatro años, tenga 250 personas fijas discontinuas en tu explotación. Es un sin sentido. Nuestro trabajo es muy temporal en la recolección y es problemático. Además, la gente a veces está cobrando una ayuda y al darles de alta la pierden. Para recuperarla tardan dos meses y eso hace que la gente se lo piense y nos cueste conseguir mano de obra. 

-¿Se sienten incomprendidos por el Gobierno o en Europa?

-Yo no quiero meterme en política, porque soy agricultor. Pero ves que si contratas, tienes un problema. Aquí somos fincas pequeñas y nos exigen como si fuéramos grandes explotaciones. Estamos en el campo, con fincas pequeñas. Doy por hecho que la carga burocrática debe estar ahí, pero hay cosas que no tienen sentido. Todos sabemos lo que es el campo y asumimos las normas, pero la mano de obra es otro tema importante que hay que tocar, porque llegaremos a un punto que, cuando llega la recolección, te cuesta escuchar el castellano. Te tienes que rodear de trabajadores de fuera y creo que tenemos que intentar generar riqueza dentro y que se pueda trabajar dignamente en el Bierzo. 

 

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