Es el paso que consideran que deben dar y al que obliga un mercado pujante, más que la propia producción, que este año ha quedado muy dañada por la climatología, demasiada humedad, por la avispilla y por un hongo nuevo, la socarrina, que está en estudio y que ha venido a sentenciar una cosecha mala “vemos que provoca la caída de las hojas y eso hace que los erizos no crezcan como deberían. No se desarrollan, enferman y caen vacíos”, explica el presidente de Tres Valles, José Luis García, que lamenta esa nueva enfermedad que cae, de nuevo, en los sotos productivos.
Pero eso no ha hecho que los 65 castañicultores de la agrupación que preside García, de los que una treintena se dedica a la venta y 10 al demandado cultivo ecológico, cedan “aquí nadie se va”, reconoce convencido García “queremos seguir cuidando los sotos, saneándolos para que las plagas no los encuentren débiles” y potenciando esa transformación que pasaría, como idea inicial, por el secado de la castaña de parede, un tipo de producto de pequeño calibre que podría tener esa nueva salida, además de la harina, muy demandada en la actualidad.
Con el miedo a perder los árboles, los castañicultores quieren lanzar un SOS a las administraciones, a las que reprochan que no miren con ojos de desarrollo al rural. De hecho García asegura que está a la espera de mantener una reunión con las instituciones con el fin de poner en valor su percepción del Plan 42 que la Junta firmó con cuatro ayuntamientos del Bierzo Oeste para limitar los fuegos y poner en valor la producción del monte. Lamenta que esa reunión esté a la espera cuando los castañicultores necesitan ayuda “porque nos la merecemos. Como asociación hemos trabajado mucho estos cinco años. Tenemos derecho a exigir”, dice.
Y García marca con claridad lo que necesitan de las administraciones. Por un lado, que “hagan los sotos más productivos”, permitiendo sus cuidados y la limpieza de la madera “no podemos quemar ni sacar la madera de allí. Necesitaríamos una partida presupuestaria para zonas de castaños y poder tener una trituradora”, por ejemplo, dice.
En cuanto a las infecciones de los castaños, la suelta del Torymus sinensis ha sido efectiva, pero se ha quedado corta, reconoce García que pide incrementar las inoculaciones para hacerle frente a la avispilla. En cuanto al chancro, desde que se comenzaron a impartir las vacunas, hace unos tres años, más de 300 castaños de esta zona han recibido la misma, pero deberían ir a más y reconoce que la asociación ha hecho su trabajo presentando los informes sobre los sotos que deberían recibir el tratamiento.
En cuanto al chancro, García espera que se unan más ayuntamientos para implicarse en la lucha contra él y que se siga trabajando en la definición de tratamientos sobre el nuevo hongo. “Tenemos que exigir que no se mueran nuestros castaños, porque son una riqueza cultural, paisajística a defender, y porque generan riqueza”. De hecho, pone como ejemplo la producción de un pequeño pueblo de Trabadelo, como reflexión. "Si un año normal de producción alcanza los 300.000 kilos y se vendieran a 1,50 euros, las ganancias serían de 450.000 euros para un pueblo que, si tiene 45 habitantes como mucho, serían 10.000 euros por vecino. Que no olviden esas cifras los políticos”, pide.
"El mercado demanda castaña"
La producción de la castaña este año vuelve a marcar mínimos y venía de años malos. El 2016 es el último bueno que se recuerda, en el que Tres Valles llegó a vender 65.000 kilos. Pero al año siguiente fue la gran helada que también afectó al 2018 como posthelada. En 2019 se recuperó la producción pero ya casi a la mitad de aquel año bueno con el que se abrió camino en los mercados Tres Valles. Y este año, en el que el potencial de la zona debería estar en los 100.000 kilos, se quedará por debajo de los 20.000 augura García. No se le hace justicia a la castaña berciana que, según García, no podría ser vendida por menos de 1,50 euros el kilo a los productores, un precio que en las grandes ciudades se llega a multiplicar por siete.Por eso considera fundamental dar un empuje a la transformación “mejorar el mercado en corto y valorar la trazabilidad de la castaña”, porque “el mercado demanda castaña y no debemos perder el tren”, favoreciendo a que los ojos se pongan en otras zonas productoras.
En el Bierzo hay unas 18.000 hectáreas de castaños, aunque se calcula que unas 10.000 o algo menos son productivas. Tres Valles cultiva en ecológico, un sello del que cada vez está más enamorado el mercado europeo una veintena de hectáreas.