Las Médulas estrenará en 2025 una herramienta piloto para adelantar la detección de incendios

Forma parte de un proyecto piloto europeo que cuenta con 2,4 millones y que estará listo en 2026

30/09/2024
 Actualizado a 30/09/2024
Algunos de los sistemas con los que se trabaja. | MAR IGLESIAS
Algunos de los sistemas con los que se trabaja. | MAR IGLESIAS

La Casa del Parque de Carucedo fue sede de la presentación del proyecto Red inalámbrica de sensores de bajo coste para la prevención y detección precoz de incendios forestales, SenForFire. Alfonso Fernández, alcalde de Carucedo, considera que ser parte de este proyecto "supone una garantía para nuestros vecinos ante al desastre de los incendios", en el rural. Recuerda que ya han impactado en el paisaje y este proyecto "permitirá afrontar rápidamente estos incendios" y hacer frente a ellos. Reconoce que se ha incrementado el combustible forestal, en los últimos tiempos, por dejar el territorio "y ahora nos damos cuenta del trabajo que hacían los vecinos, impagable". Ahora deben resolverlo con medios técnicos, que los pequeños municipios no tienen potencia económica para hacerlo. 

En 2026 culminará el proyecto que tiene dos zonas piloto, Arenas de San Pedro en Ávila y Médulas. En España hay siete puntos piloto. En primavera del año que viene se colocarán en Médulas y al mismo tempo se desarrollarán los prototipos que más tarde podrán utilizarse. La superficie que se va a motorizar en Médulas, es doble, por un lado en la zona de Encinedo. Y la prevención en el Lago Somido, una zona pequeña donde colocarán una veintena de sensores. 

Presentación del proyecto en la Casa del Parque de Carucedo. | MAR IGLESIAS
Presentación del proyecto en la Casa del Parque de Carucedo. | MAR IGLESIAS

El coste del proyecto piloto, que intenta que finalmente se opte por estos sistemas, es de 2,4 millones de los que UE pone 50% y el 25% cada administración que forma parte del mismo. Y de ellos 120.000 se pone para Médulas en concreto. Los sensonres suponen un coste cada uno de entre 10 a 200 euros.

Esther Hontañón, técnica del proyecto cofinanciado por la UE a través del Interreg Sudoe, apunta que este tiene como objetivo contribuir en que los sistemas de prevención y detención "sean más eficaces". Son una solución "complementaria y local", para zonas que no tienen herramientas propias para contribuir a esa prevención "dependen de los medios de otras administraciones". Es un complemento a los sistemas de detección temprana, siendo un sistema que se puede colocar en cualquier zona. Permite tener en tiempo real y en cada posición información de la zona concreta, con mayor resolución espacial. Son "nodos" que detectan parámetros meteorológicos, que determinan la prevención, sensores de humedad del suelo, que indican la humedad del combustible forestal vivo, y sensores de gases y partículas, orientados a la posibilidad de que se produzca un fuego. Son lo más pequeños posibles. Se conectan entre sí mediante un sistema tecnológico en red de bajo consumo. La humedad y el combustible dependen de los datos meteorológicos. Hay tres niveles de profundidad y se marca el índice de peligro meteorológico. 

Son sensores meteorológicos y de humedad del suelo en concreto, además de sensores de calidad del aire. El CSIC trabajará en los dos últimos, que pretenden ser más específicos que los que hay en el mercado en la actualidad. Primero se probarán en laboratorio en Madrid y después desplazarlos a Las Médulas para su prueba. 

En zonas con datos históricos de incendios o donde se debe proteger una zona patrimonial, les permitiría anticiparse a las medidas preventivas que se puedan poner en marcha. Son sensores múltiples "sin que suponga un desembolso inasumible" y adaptables a cada municipio, explicó la técnica.

Este sistema puede establecer mapas "más fiables y certeros" de la zona de incendios. En caso de que se produzcan, lo que pasa a medir son los contaminantes que se producen. Es un foco de calor que se detecta con cámaras de infrarrojos y también por la descomposición del material que se quema. 

Estos sensores son capaces de detectar un fuego que aún no es incontrolado en las etapas en las que no ha comenzado la ignición. Y, una vez que se inicia, ver los cambios que se van a producir en él "se puede motorizar la calidad de aire en las inmediaciones", para controlar también el tipo de protección de los que están cerca del fuego. Y tomar medidas preventivas suponiendo cómo se va a desarrollar el fuego. 


Este proyecto depende de un consorcio, con centros de investigación, universidades, pymes (una de ingeniería de Cáceres y otra de Lérida), y una Fundación de Andorra. También el aemet y las administraciones públicas y un municipios portugués y la Junta de Castilla y León. 

El delegado de Gobierno, Nicanor Sen, destacó la colaboración entre instituciones y entre países para luchar contra "los incendios que son un desafío", reconoce, tanto forestal como también económico. "Nuestro territorio tiene uno de los mayores motivos para desarrollar estos proyectos" por la presión de los incendios, aunque este año ha habido menos "por las condiciones meteorológicas", pero la pretensión es hacer de ellos algo residual. Este proyecto prevé escenarios peligrosos para evitarlos "esto nos ayudará a las administraciones en la extinción a que haya una respuesta mucho más rápida", con la importancia que tienen los ayuntamientos, apunta "y el cambio climático". Ahí enmarca la importancia también de la investigación.  

El director general de Patrimonio, Juan Carlos Prieto, por su parte asegura que esta es la puesta en marcha de un proyecto importante "de innovación que en el siglo XXI no es una opción, es una obligación". Esta es una "tecnología de presente", que sigue un concepto básico "que es mejor prevenir que curar". "Es un bien que le da inteligencia al Bierzo" y protegen "un bien inigualable", dijo.

Lo más leído