Javier Domínguez Martín-Sánchez nació en Madrid un 17 de febrero de 1929 y falleció en Ponferrada este 10 de marzo. De “familia de derechas” como él decía, fue profesor de Filosofía y Letras, de Humanidades e Historia, escritor, Licenciado en Teología y ex-jesuita.
Su historia, con casi 94 años, se la contó a Luis Ángel Aguilar, que la cosió para dar a luz la vida del “Jesuita Antisistema”.
“Tras una larga vida plena de coherencia tanto en los 48 años que vivió siendo jesuita, como en los 32 que vivió con su mujer, quien tanto y tan bien lo amó y cuidó hasta el final”, “Domi”, como le llamaban sus amigos, se fue “sin fuerzas ni dolores, pero con mucha paz”, dice su amigo y biógrafo.
En Venezuela le llamaban el Teólogo de la Liberación, y siempre tuvo un discurso claro que pidió reproducir como era a Aguilar “no disimules ni edulcores mis orígenes franquistas, patriarcales y machistas…, que no quiero parecer ningún santurrón”.
Aguilar destaca del jesuita su fidelidad “no sólo al Señor, a la iglesia o a su amada Mari Carmen, sino a su opción por los pobres, a su coherencia y fiel en la defensa de la verdad y a la justicia, o sea, fiel al Evangelio”.
Recuerda que hace tres años “Domi” le decía cómo esperaba morir. «No creas que yo me voy a morir de repente, ni en un accidente… no” y abundaba “yo me moriré despacito, poquito a poco, como mi padre”. Y así ha sido. Murió como quería y como escribió en su Testamento Vital hace casi 20 años «Prefiero mantenerme dentro de las normas que dio siempre la Iglesia, aunque el integrismo católico hoy no admite: Que utilicen solamente los medios ordinarios para conservarme la vida y cuando estos fallen, que no intenten conservar las constantes vitales, sino que tengan como objetivo el que muera sin dolor, sedándome todo lo que sea necesario –incluso- si ello provocara la muerte, como doble efecto”.
El “Jesuita Antisistema” fue incinerado en el Tanatorio ponferradino.