ODS 4: Educación de calidad inclusiva y ambiental

Estamos encantados de habernos conocido; muac, muac, besitos en el ombligo. Disculpen la irreverencia, pero este es el tono del informe de la Junta de Castilla y León sobre la Agenda 2030 en nuestra Comunidad Autónoma, y por extensión en El Bierzo, en materia de educación. Ni un esbozo de autocrítica en las veinte páginas del informe dedicadas al ODS 4: Educación de calidad. Caben dos opciones: o bien la educación en Castilla y León y en El Bierzo es perfecta, inmejorable; o el informe está redactado desde la autocomplacencia y la propaganda. Los lectores inteligentes, como decía La Codorniz, sabrán escoger.

Si la ex ministra Tejerina afirma que un niño de Urueña de ocho años sabe más, lee mejor y calcula más rápido que uno de Córdoba de diez años, ¡quién soy yo para discutirlo!

Lo dice la ex ministra de Villar Mir y lo ratifica el Informe PISA en el que , cito a la Junta, «Castilla y León lleva años obteniendo resultados excelentes que nos sitúan a la cabeza de España en calidad educativa» (aplausos). Sin duda, el mérito es del PP, que lleva treinta años gobernando; no así en la Comunidad Valenciana, la de los barracones escolares, donde el PP de Zaplana, Camps y Fabra solo gobernó veinte años.

Hay datos que no se discuten, pero la plena escolarización obligatoria en 2019 no es un mérito, es un derecho básico proclamado desde 1948 en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental, que será obligatoria». Esto es lo mínimo exigible.

La plena escolarización obligatoria en 2019 no es un mérito, es un derecho básico proclamado desde 1948 en la Declaración UniversalEl problema es que tenemos una tasa de abandono y fracaso escolar del 14% y, aunque es menor que la media estatal (17,9%), sigue siendo el principal desafío del sistema educativo, desde la perspectiva de la Agenda 2030: la inclusión.

Sacar a pasear el Informe PISA cuando salimos bien en la foto, y esconder otros datos, es un trampantojo cuando el propio creador de PISA, Andreas Schleicher, nos dice que «Las leyes educativas en España son casi del siglo XIX». El problema son un sistema educativo del siglo XIX: las aulas de mi instituto siguen con la misma rígida estructura pasiva que cuando yo hice el bachillerato, el sistema de libros de texto y la memorización apenas ha variado, y la digitalización ni está ni se le espera. Hace tiempo que la realidad y los estudiantes han desbordado el marco educativo. La enseñanza primaria, media y universitaria no va por delante, como debiera, sino a remolque: en el Bierzo, en Castilla y León y en toda España. No se puede leer el Informe PISA por puntos, como si fuera la Guía Parker. El ODS 4 de la ONU para el desarrollo sostenible no habla solo de educación, sino de «educación de calidad», como la base para mejorar la calidad de vida de las personas. Sin educación de calidad no es posible vida de calidad. Y quizás, en la perspectiva 2030, más que memorizar la lista de los reyes godos -por usar un tópico que espero ya no exista en ningún cole, habría que hablar de educación ambiental, de aprender a comer, a reciclar, a no producir basura y otras asignaturas tan importantes como la sintaxis y las matemáticas.La foto del Informe PISA en la que salimos tan guapos no evalúa la gran asignatura pendiente del siglo XXI: la Gramática Ambiental, la verdadera educación para la ciudadanía, que debería ser materia curricular obligatoria y transversal en todo el sistema educativo, empezando por corregir el analfabetismo ecológico de padres, madres y profesores. La Juventud por el clima, Fridays For Future, nos señala el camino. #ODSéateBierzo!

Próxima semana: ODS 5, Igualdad de género