El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Ponferrada, Olegario Ramón, ha hablado tras la agresión sufrida ante la sede de su partido el jueves por la noche, cuando salía de la misma, por un manifestante que se concentraba, como cada tarde, en este lugar para rechazar la política de Pedro Sánchez.
Ramón explicó cómo sucedieron los acontecimientos, que se desencadenaron cuando él salía de una reunión con los pedáneos de Ponferrada, para definir políticas rurales. En ese momento, cuando se dirigía a buscar su coche, un hombre con un megáfono le propinó insultos y amenazas. Ramón entonces sacó su teléfono para poder grabarlas y otro manifestante le golpeó la mano y el móvil cayó al suelo. Cuando fue a recogerlo fue cuando fue agredido, zarandeándole y propinándole patadas en las piernas, mientras continuaban los insultos y "obscenidades que no quiero repetir". Mientras, los vecinos, desde sus ventanas, recriminaban la acción, hartos, asegura Ramón, de una situación que han denunciado, las diarias movilizaciones sonoras ante sus casas. "Esto no va en el cargo, pero menos para los vecinos que lo tienen que soportar", se quejó Olegario Ramón. Entonces se pidió la intervención de la policía "que ya ha identificado a los autores", dijo, y fue al centro de Salud Pico Tuerto, donde le curaron las heridas en la pierna derecha y también dieron cuenta de la lesión que tiene en una mano.
Ramón lamenta la causa "previa" a la agresión, esas movilizaciones "se ha creado el caldo de cultivo para que ocurrieran estas cosas", asegura. "Se ha normalizado mentir, el enfrentamiento, la agresividad..". Y eso se ha trasladado desde instancias superiores. Reconoce que el PP ha rebajado el tono en los últimos meses, pero Vox utiliza esa tensión "demoscópicamente parece que tiene buen resultado y elige esa línea", lamenta "y creo que va a continuar", augura.
Recuerda que ya se "pintó" la sede con sangre de un animal antes que esta agresión, por lo que considera importante que se rebaje la tensión y se concentren los esfuerzos en "la tolerancia y el respeto y no enfrentar territorios ni personas". Asegura haber echado en falta que se hiciera algo antes, cuando pedía que se controlaran estas manifestaciones que, recuerda, incluso se defendieron "y agredir no es algo que recoja nuestra Carta Magna", dice.
Destaca sobre todo la "mirada de odio" del agresor "al que no conozco y dudo haberle hecho algo", apuntó. "Ese odio se genera en cámaras de representación y se traslada a la calle", lamenta.