Oso pardo, claves para su recuperación

Ursus arctos es el nombre científico del oso pardo que ha multiplicado por diez la población en 30 años en toda la Cordillera Cantábrica. Ahora el peligro está en la endogamia y en el cambio climático, que lo acerca al ser humano

manuel bernardo
21/07/2024
 Actualizado a 21/07/2024
Algunos ejemplares de oso pardo en la zona de la Cordillera Cantábrica, donde se han recuperado en número.
Algunos ejemplares de oso pardo en la zona de la Cordillera Cantábrica, donde se han recuperado en número.

Hace unos días se celebraron dos actividades en el Bierzo organizadas por la Fundación Oso Pardo (FOP), en colaboración con la Asociación Micológica Berciana Cantharellus, una en Ponferrada y otra en Corullón. Begoña Almeida, técnico de campo de la FOP nos ilustró acerca de algunos aspectos de la vida del oso pardo. Hay en la bibliografía, otras cuestiones relacionadas con la vida, con la salud, la reproducción, y las enfermedades del plantígrado que, poco a poco, se recupera en nuestros montes, en los bosques y montañas del Norte español, en la Cordillera Cantábrica, desde su zona más oriental, en Santander, Palencia, Asturias y el oriente de León (picos de Europa), hasta la zona occidental, montaña central de León, comarcas de Luna, Babia, Laciana, occidente asturiano, en el Bierzo, y en los Ancares de León y Lugo.

Se han visto algunos ejemplares de osos jóvenes, en zonas del Bierzo occidental, Zamora y Orense.
Ursus arctos es su nombre científico. Ha multiplicado por diez la población en treinta años en toda la cordillera cantábrica, pasando de 37 ejemplares censados en 1994, a 370 en 2022. La comunicación de las zonas oriental y occidental de la Cordillera Cantábrica, ha sido una de las claves de la recuperación, como solución a la endogamia, que era uno de los factores negativos en la permanencia de la especie. El oso pardo ha sido una especie amenazada por la actividad cinegética, legal y furtiva. Pudieron cazarse osos legalmente hasta 1973. Los lazos, cepos, venenos y otras prácticas furtivas han ido poco a poco desapareciendo, gracias al trabajo de las FOP y del Seprona. 

La endogamia es un grave problema, pues el oso pardo tiene un comportamiento filopátrico (amor a su origen, a su patria)
 

La endogamia es un grave problema, pues el oso pardo tiene un comportamiento filopátrico (amor a su origen, a su patria), que también presentamos los humanos y otras especies como los salmones, las tortugas, las grullas, que regresamos al lugar de nacimiento a buscar nuestras raíces, a desovar, a parir o a anidar. Al no separarse mucho de su lugar de nacencia, pueden cruzarse entre sí, familiares de grados próximos, lo que hace muchas veces inviables algunos oseznos nacidos de la endogamia. Al aumentar la superficie de vida y esparcimiento de los osos, este problema se diluye. 


El hábitat de los osos, son roquedos, abedulares, robledales, hayedos, donde se alimentan de insectos, pequeños y grandes mamíferos, bellotas, panales de miel y larvas de abejas. Son omnívoros y carroñeros, gustan de animales muertos atraídos por su olor, poseen gran olfato y oído. Tienen poca vista. Presentan unos colores de pelaje variables, que van desde el crema hasta el castaño oscuro. Al nacer tienen un collar blanquecino alrededor del cuello, que algunos conservan de adultos. Viven 25-30 años y alcanzan la madurez sexual entre los 3 y 5 años.

Las hembras pueden llegar a pesar, un máximo de 150 kg y los machos 250. La longitud es de 2,5 metros y la altura a la cruz (parte más prominente de la espalda) es de 1,30 metros. Erguidos sobre las patas traseras alcanzan 1,80-2 metros. Las osas tienen tres pares de mamas y paren en enero, de 1 a 3 oseznos de los que cuidarán durante año y medio. La época de celo es entre mayo y julio. Son polígamos, los machos y las hembras. Las hembras, pueden ser copuladas por varios machos y al ser la ovulación inducida por la cópula, los oseznos pueden tener varios padres. Los osos pueden relacionarse sexualmente con varias hembras. Una vez fecundado el óvulo o los óvulos, éstos se mueven por el útero hasta octubre o noviembre que se producirá la implantación y la verdadera gestación, que dura 2 meses.

El parto será en enero y los oseznos, al nacer, solo pesan 350 gramos. Recibirán todos los cuidados de sus madres y al año pesan 25 kg, con lo que estos cuidados son excelentes. Al año y medio las crías son abandonadas y se independizan. Las hembras se mueven poco de su lugar de nacimiento en un radio aproximado de 20x20 km. Los machos  exploran nuevos territorios, cubren espacios de 70x70 km. Permanecer cerca de la zona de origen hace que la endogamia aumente, constituyendo un factor peligroso las relaciones entre familiares de diferentes grados, pudiendo disminuir la descendencia y la supervivencia de la especie.

El actual cambio climático que vivimos  puede dar lugar al aumento de la conflictividad entre osos y seres humanos


Acerca de su etología, de su conducta y comportamiento social, nos comentó Begoña Almeida, que el oso solo ataca si se ve amenazado o sorprendido. Tienen un gran instinto maternal, propio de todos los animales, incluyendo la especie humana. Debemos extremar las precauciones si nos encontramos oseznos por el monte, pues su madre andará cerca, alejémonos rápidamente. No se les debe dar comida, ni tirar alimentos en el monte, son carroñeros, omnívoros, a veces atacan al ganado. Tienen poca vista pero gran olfato y oído, por lo que si nos detectan, suelen evitarnos. La mayoría de los encuentros son con personas solas, habemos de tener cuidado los micófilos, que amamos recoger setas, pues suele ser oficio de solitarios.

Cuando llevemos mascotas, mejor llevarlas atadas. Si nos encontramos con algún oso, a veces hacen una carga furiosa, se nos acercan corriendo y se paran unos metros antes, para disuadirnos. Mejor no correr, ellos alcanzan una velocidad de 60 km/hora y nos alcanzarían con facilidad; también pueden subirse a los árboles, por lo que descartemos esa posibilidad. Debemos retirarnos retrocediendo, sin perderlos de vista. No gritar ni gesticular. No abandonar caminos ni pistas grandes, para adentrarnos en zonas muy boscosas. No seguir sus huellas en la nieve o en el barro, pues pueden estar cerca. 


No seguirlos ni perseguirlos con vehículos por pistas o por carreteras, podemos incluso cometer un delito. Pueden hibernar facultativamente de 2 a 5 días, acumulando reservas alimenticias y haciendo descender su temperatura desde 39,5ºC (temperatura normal media), hasta 35 ºC.  


El predecesor de Ursus arctos, el Ursus spaeleus u oso de las cuevas, vivió hace 320.00 años y se extinguió por los predecesores de Homo sapiens y por su competencia de hábitats. Las glaciaciones y el frío existente, les hizo competir por las viviendas que en aquel entonces, eran las cuevas.


El actual cambio climático puede dar lugar a aumentos de conflictividad entre osos y humanos. Un grupo de investigadores ha recogido información de ataques sobre humanos desde el año 2000 a 2015, y fueron, en todo el mundo, 664. 


Los ataques a humanos (33) son el 5% y responden a reacciones defensivas, sobre todo a osas con crías, presencia de perros, acciones de caza. Se estima que existen doscientos mil ejemplares de oso pardo, en el mundo y más de quince mil en Europa (sin Rusia). Estudios de las universidades de Oviedo, León y la Complutense de Madrid, revelan que más del 40% presentaron enfermedades infecciosas, algunas propias de bovinos, ovinos y caprinos, como clostridiosis y colibacilosis y otras de carnívoros domésticos y silvestres como el moquillo y la hepatitis infecciosa vírica canina. 


Las investigadoras de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria, Ana Balseiro, profesora, y Gloria Herrero, doctoranda de la Universidad de León, han descrito que, de 53 osos muertos entre 1998 y 2023, 21 de ellos han sido por enfermedades bacterianas y víricas como la clostridiosis, la colibacilosis, la hepatitis infecciosa vírica y el moquillo (enfermedad muy común, de perros), del cual han descrito la primera comunicación en el mundo en un oso pardo.


Estudios realizados en heces de los plantígrados, revelaron la presencia de Adenovirus canino, de Salmonella sp., de parásitos del Género Giardia y de E.coli.


Parece ser que la Junta de Castilla y León invertirá 375.000 euros en plantar manzanos, cerezos, abedules y madroños, en montes de altura y se realizarán trabajos de poda, para evitar que se acerquen a zonas habitadas y para abrir zonas de protección de incendios que facilitarán la vida del oso pardo, en algunos ayuntamientos del Bierzo, en Villafranca, Corullón, Vega de Valcarce, Noceda, Igüeña, Folgoso de la Ribera.


Ojalá, la gran labor que se hizo y se hace, por Fundaciones, por Asociaciones y por la Administración con el oso pardo, y la recuperación del quebrantahuesos y del lince ibérico se extiendan a otras especies, incluido el urogallo cantábrico que está al borde de la extinción en Laciana y en el Norte del Bierzo y en Omaña.


La recuperación de las especies salvajes debe acompañarse con medidas de protección a las personas, sobre todo de resarcimiento de daños que puedan causar a ganaderos, apicultores y a vecios de los pueblos.

Manuel Bernardo Álvarez
Veterinario

 

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