La ruta se inicia en la falda sur del Montecastro, también conocido como Monte Castro, Monte del Castro, Cerro del Castro, Castro I o Castro de Columbrianos. Hay que tomar la carretera que nos lleva al embalse de Bárcena. Una vez rebasadas las instalaciones del antiguo club hípico el Trotón, se cruzan los puentes que permiten salvar la carretera Nacional VI y la autovía del Noroeste A-6. A continuación, una pista de tierra a mano izquierda nos lleva a una explanada de habitual aparcamiento, situada entre pinares. Desde este punto arrancan numerosas pistas que recorren los cerros gemelos y paralelos conocidos como el Castro I y Castro II.
Los Montes Castro son los dos montes gemelos y paralelos de cumbre redondeada que constituyeron en el pasado los asentamientos castreños de Columbrianos y San Andrés de Montejos, conocidos también popularmente como “las tetas” de Ponferrada. Tanto esta ruta como las que se puedan hacer por el monte Pajariel son itinerarios periurbanos muy cercanos a la ciudad de Ponferrada, pero ambos son de carácter bien distinto como resaltaremos a continuación.
En los paseos por el monte Pajariel destaca más la biodiversidad botánica y en el contraste, tanto el altitudinal como el derivado del paisaje diferencial, entre la ciudad y los pueblos que se asientan sobre sus estribos; siendo, además, la cumbre del Pajariel el mejor mirador de la ciudad de Ponferrada y de los Montes Aquilianos. En esta ruta, en cambio, se plantea otro itinerario también por los alrededores de la ciudad con un enfoque más centrado en la diversidad geológica y arqueológica.
Si el Pajariel es un monte monótono y homogéneo desde las perspectivas mencionadas, los Montes Castro presentan una litología heterogénea derivada del contacto con el plutón granítico de Montearenas, así como unas pendientes suaves que han permitido, en el pasado, el monocultivo de secano hasta cerca de la cumbre, donde se localizan los castros mencionados.
Este es otro ejemplo del marcado contraste que presenta la comarca berciana, y que intentamos dar a conocer en estas rutas de 9 a 1. Todas ellas buscan el mismo objetivo: caminar y pararse a pensar e investigar, de “leer la naturaleza” y lo que ésta nos transmite.
Los dos Monte Castro, de manera similar al monte Pajariel, presentan un alto grado de repoblación forestal. Sin embargo, las laderas del Montecastro tienen una mayor densidad de vegetación autóctona, por lo que, además de los pinares, es habitual su convivencia con amplias manchas del roble albar y superficies cubiertas de encino, madroño y algún alcornoque. En el pasado, y gracias a la fotografía aérea, se puede observar cómo la mayoría de las superficies cubiertas en la actualidad por vegetación de porte arbóreo estaban ocupadas en el pasado por amplios cultivos de gramíneas (trigo y centeno) que se extendían por las faldas de los dos castros.
Las rocas y minerales que podemos encontrar durante el trayecto de esta ruta son de carácter muy variado. Inicialmente, durante el ascenso al Castro I (Columbrianos), podemos observar los granitos de la facies del cañón del Sil. Los ocasionales diques o vetas de cuarzo que lo atraviesan contienen pequeñas agujas de turmalina de intenso color negro; en algunas zonas se observan pequeños cristales de cuarzo hialino cristalizado, con su característico hábito prismático de sección hexagonal. Además, sobre el sector Este del Monte Castro, los filoncillos de cuarzo que presentan dirección NE-SO, como una continuación del campo filoniano que se extiende por la margen izquierda del cañón del río Sil, pueden contener minerales del wolframio, tales como la wolframita y la scheelita (fluorescente a la lámpara ultravioleta), como lo atestiguan las numerosas calicatas y pequeñas escombreras mineras que se pueden ver durante el recorrido.
A media ladera desaparece el granito para ser sustituido por rocas que pertenecen a la aureola del metamorfismo de contacto; rocas horneadas debido a la intrusión a alta temperatura, desde el subsuelo, del stock granítico. Suelen ser muy duras, de colores oscuros y rotura concoidea, que se conocen bajo el nombre genérico de “cornubianitas”. Durante el ascenso al Castro II (San Andrés de Montejos) es muy abundante otro tipo de roca también derivada del metamorfismo de contacto, conocida como pizarra mosqueada (o moteada), llamada así por presentar pequeñas manchas, a modo de moscas, posadas sobre su superficie. Debido a su fábrica planar y homogeneidad, se ha usado mucho en las edificaciones del entorno de Los Castros. La mayoría de las casas de San Andrés de Montejos están edificadas con este material. Su uso masivo se puede encontrarse, por ejemplo, en los elementos más sobresalientes de la ermita de San Roque. La litología de las cimas castreñas está compuesta por las rocas más tradicionales del Bierzo, que constituyen ya su seña de identidad: cuarcitas, esquistos y pizarras.
Los Castros son antiguos poblamientos fortificados en altura, generalmente provistos de fosos y amurallamientos que, al margen de cumplir una función defensiva, también eran indicativos de la importancia y del estatus del mismo. Los castros ubicados en las cumbres del Castro I (nominado como Cerro del Castro en los planos del Instituto Geográfico Nacional) y del Castro II (nominado como El Castro), se corresponden respectivamente como los castros de Columbrianos y San Andrés (de Montejos).
Según los trabajos de Tomás Mañanes sobre Arqueología de la Cuenca Leonesa del río Sil (Laceana, Bierzo y Cabrera), el castro de Columbrianos se encuentra en un tipo de emplazamiento de cerro testigo, dominando la llanura de la Cuenca de Ponferrada. Mencionado ya en el siglo X, es de planta ovalada, orientado su eje mayor en dirección NE-SO, el cual mide 157 metros, siendo 105 metros el eje menor y su perímetro de 498 metros, lo que arroja una superficie próxima a las 2 ha. El muro está constituido por amontonamiento de piedras procedentes del entorno, no se aprecia cal en su construcción, y tiene cuatro metros de espesor.
Este castro nunca ha sido excavado y está muy deteriorado, dado que, por su situación de privilegio frente a la ciudad de Ponferrada, ha sido ocupado por casetas de comunicaciones y ha servido de apoyo a las líneas eléctricas. Las contínuas repoblaciones y la creación de pistas forestales ha desfigurado en gran medida su morfología original.
En el Museo del Bierzo se custodia un gancho simétrico y un dedal, al parecer procedentes del Castro de Columbrianos, estando datados desde la edad de bronce a los inicios de la edad de hierro.
En relación al Castro de San Andrés de Montejos, el mismo autor señala que está situado al E del pueblo, asentado sobre un “cerro testigo” gemelo al de Columbrianos, separado por un estrecho valle conocido con la denominación Entre Castros. Tiene una fuente en la ladera O, en dirección al pueblo, conocida como la Fuente del Abranal.
Su planta es ovalada, de unos 505 m de perímetro y de unas 1,3 ha de superficie intramuros; el eje mayor se orienta de N-S. Se aprecia con claridad el sistema defensivo: en la ladera S se ven tres líneas de potentes fosos escalonados y otras tantas líneas de muralla (fosos y contrafosos). Al oeste del Castro hay un ligero valle, en cuya ladera derecha se descubrieron sepulturas, así como una estela votiva dedicada a Júpiter por la centuria de Queledini (se conserva en el “Museo de los Caminos” de Astorga), lo que hace pensar que este castro fue prerromano, al contrario del de Columbrianos.
Lo que sí parece razonable descartar, en todo caso, es la posibilidad de que los castros de Columbrianos y el de San Andrés estuvieran ocupados de forma sincrónica en un momento previo a la conquista romana. No parece natural dos castros tan cercanos en la misma época, ya que contraviene una de las normas más habituales del poblamiento astur, por el cual debería de existir falta de visibilidad o lejanía, en todo caso, entre asentamientos. Resulta razonable pensar, por tanto, que el castro de Columbrianos fue un asentamiento prerromano que, afectado por los acontecimientos de las guerras cántabras se habría abandonado unos pocos años antes del cambio de era. Es posible que su fundación sea de seis o siete siglos antes que el de San Andrés, en base a la punta de lanza de bronce localizada en sus inmediaciones en el paraje de El Couso, y eso considerando que este hallazgo tiene alguna vinculación con los pueblos que lo habitaron. La punta de lanza de bronce pertenece a los fondos del Museo del Bierzo en Ponferrada.
Es una pena que a estos Castros, tan cercanos a la ciudad de Ponferrada, no se les preste la atención suficiente y se conviertan en un atractivo más de nuestro pasado. Merece la pena visitar los amplios pinares del Castro I y los robledales del Castro II, haciendo especial hincapié sobre el hecho de que la apertura indiscriminada de pistas forestales ha dado pie a que las zonas más ocultas, con acceso apto para vehículos, se hayan convertido en auténticos basureros.
Nombre del Sendero:Un paseo entre Castros.
Distancia total aproximada: 8 km.
Tiempo estimado: 4 horas. (Incluye las paradas, para apreciar los restos arqueológicos)
Desnivel Bruto:152 metros [655 (Ladera de Montecastro) – 807 (Castro de San Andrés)]
Dificultad:Baja
Planos IGN: Escala 1/25.000: Ponferrada Nº 158-IV y Cubillos del Sil Nº 158-II