Un paseo por la Peña del Seo

Francisco A. Ferrero
14/12/2023
 Actualizado a 14/12/2023
Un paso por la Peña del Seo.
Un paso por la Peña del Seo.

El acceso a la Peña del Seo es, todavía hoy, difícil, y no ha mejorado desde el abandono de la explotación minera. Los únicos accesos posibles, en vehículo todo camino o todo terreno, son la pista terrena que parte del pueblo de Cadafresnas, transitable con dificultad en el invierno por los numerosos cursos de agua que la atraviesan, y la pista forestal que, partiendo de Dragonte, va cumbreando la elongada sierra hasta llegar a la base de la cara norte de la Peña, un collado expuesto al viento conocido como la Campa de Mosteirós o de Los Lobos. Este último camino es común para los accesos a la Campa desde las localidades vecinas de Moral de Valcarce, Cadafresnas, Peñacaira, Corrales y Mosteirós. Desde el collado de Mosteirós, una pista zigzagueante nos acerca a la explotación minera y al poblado minero de “La Piela”.

Lo cierto es que la Peña del Seo y sus alrededores constituyen una zona muy interesante. No sólo en relación a su pasado industrial (la minería del “wólfram” y la herrerías circundantes, entre ellas la de Valdelouro), sino también por sus valores geológicos y la antigüedad de las rocas (presencia de pizarras, esquistos, cuarcitas, cuarzos metalíferos, calizas y granitos, en un área relativamente reducida: una geodiversidad inusual en nuestra Comarca), geomorfológicos (fuertes pendientes y valles muy encajados), paisajísticos (punto clave y de referencia de la hoya berciana) y también, por qué no, la Peña del Seo (Peña del Xeo o Peña del Hielo) es un lugar mágico en el poniente berciano que no deja indiferente a nadie.

Una infraestructura muy llamativa dentro de este itinerario es el poblado minero de La Piela. Fue construido a  finales del año 1952 bajo la dirección del arquitecto Ramón Cañas, finalizando la misma en el año 1953. La labor corrió a cargo de la empresa bilbaína Construcciones Corominas y tuvo un coste de unas 250.000 pesetas de las de entonces. El poblado estaba compuesto de 41 viviendas con una superficie de unos 60 m2/vivienda, todas ellas para residentes. Cada una disponía de dos habitaciones, un baño con ducha, una pequeña cocina, salón comedor y despensa. Gracias a la existencia de una cocina calefactora con calderín todas las viviendas disponían de calefacción y agua caliente. Las viviendas tenían  luz eléctrica a 125 voltios montada por la empresa  de Ponferrada Electricidad Casero. Los edificios se encuentran en la actualidad en estado ruinoso, existiendo solamente dos con techo de pizarra gracias al mantenimiento del último usufructuario Jovino García Caurel, desgraciadamente ya fallecido.

El descubrimiento de mineral de wolframio (la wolframita) en la Peña del Seo se realizó en torno al año 1940. Fue el trabajador de las Minas de Casaio Victorino Soto, natural de Sobrado, que siendo conocedor de las propiedades físicas del mismo y de su valor en el mercado, lo estuvo explotando de manera clandestina y vendiéndolo a hurtadillas a los alemanes, hasta que finalmente se hizo público su descubrimiento el 12 de octubre de 1940.

Las explotaciones más antiguas fueron laboreadas bajo el nombre de “Mina Currito”. Esta mina tenía un lavadero propio (conocido hoy en día como lavadero viejo o el “lavadero de Bugallo”), hoy oculto por la vegetación. Un depósito con capacidad suficiente (unos 200 m3) almacenaba agua por gravedad procedente del barranco del Infierno. De él partían dos tuberías: una gruesa que alimentaba al lavadero, y otra de menor sección, pero de mayor longitud (al objeto de ganar cota), que alimentaba a una pequeña turbina hidráulica situada más abajo del lavadero y que, acoplada a una dinamo, producía energía eléctrica especialmente en los periodos nocturnos. El pequeño lavadero inicial, construido en 1947-1948, estaba dotado de un molino de rodillos, una mesa de lavado, un tromel (criba) que funcionaba con una corriente de aire y un separador magnético, todo ello accionado por un motor de gasolina procedente de un camión.

Aspecto actual del poblado minero de “La Piela”, construido en la base de la Peña del Seo.
Aspecto actual del poblado minero de “La Piela”, construido en la base de la Peña del Seo.

El lavadero viejo entró en servicio en el año 1952, estando situado en la parte más baja de la explotación minera. Su misión era recibir el material en bruto de la mina mediante un sistema de sustentación aérea conocido como “vaivén”, para pasar después unos procesos de trituración, selección de la mena metalífera (que se realizaba a mano, participando un grupo de 14 a 16 mujeres), molienda y separación densimétrica mediante mesas vibratorias y de lavado.  Posteriormente, el concentrado negro metalífero pasaba a una planta de secado, y a continuación a un proceso de separación magnética, aprovechando la capacidad de imantación del wolframio cuando se le somete a un campo magnético suficiente. El material puro, separado magnéticamente, pasaba finalmente a un horno de calcinación donde se le sometía a 1.300 ºC durante unas horas. La calcinación permitía una mayor depuración del mineral, separando el azufre y el arsénico presente en el polvo de la arsenopirita, mineral acompañante habitual de la mena del wolframio.

Una vez frío, el mineral puro de wolframio se almacenaba en sacos de 50 kg, que se transportaban a Villafranca del Bierzo en camiones con capacidad para  8 tm. El agua de proceso del lavadero viejo se obtenía, por gravedad, del arroyo del barranco del Infierno a través de una conducción de tubos metálicos y de hormigón. El lavadero viejo se utilizó, simultáneamente, junto con el funcionamiento del lavadero nuevo, y persistió hasta el cierre de la actividad extractiva de la mina.

Una vez visitado el lavadero viejo, que prolongaremos con una visita al desagüe del Barranco del Infierno al objeto de localizar muestras de wolframita, ascendemos de nuevo al poblado minero para iniciar el ascenso al lavadero nuevo. El lavadero nuevo está situado en la parte alta de la explotación, justo debajo de las galerías mineras, estando fechada su construcción en el año 1954.

Este nuevo lavadero intentaba sustituir o complementar al lavadero viejo, pensando en alcanzar con ello mayores niveles de producción. Estaba dotado de maquinaria más moderna, importada de EEUU, que proporcionó un crédito de 230.000 dólares para su construcción y que se iba pagando a plazos, descontándose sobre el precio del wolframio enviado, cuyo destino principal era la guerra de Corea. Este lavadero era de grandes dimensiones, unos 2.500 m2 frente a los 450 m2 del lavadero viejo. Toda la estructura metálica del mismo fue construida por los talleres Sicalor, en el barrio de Cuatrovientos, y alcanzaba un peso de 92 tm. Para su funcionamiento disponía de 82 motores eléctricos con una potencia conjunta de 700 a 800 HP (522 a 600 kW), lo que hacía que tuviera unos costes de operación, mantenimiento y sustitución muy caros. El resultado final fue un fracaso, ya que funcionó solamente durante 8 a 10 meses y hubo que seguir utilizando el lavadero viejo.  Sin embargo, una novedad importante de este lavadero frente al viejo fue la existencia de una planta depuradora, situada en la parte más baja del mismo. La planta permitía el tratamiento de las aguas residuales procedentes del lavadero, antes de su incorporación al arroyo del Diablo. Conceptualmente el lavadero nuevo tenía un funcionamiento similar al del lavadero inferior, pero alcanzaba mayores niveles de producción. No obstante tenía unos costes de funcionamiento muy altos y elevado consumo de energía eléctrica, por lo que apenas llegó al año de funcionamiento. Finalmente, hubo que abandonarlo y centrar la producción de nuevo en el lavadero viejo.

Durante la construcción del nuevo lavadero también se construyó una nueva galería transversal, que iba a encontrase con las dos galerías que abastecían al lavadero viejo. La idea de esta nueva galería era “acercar” el material procedente de la mina al nuevo lavadero, a través de un sistema de raíles por el que circulaban las vagonetas movidas por tracción Diesel.

Para disponer de energía eléctrica en la explotación hubo que construir una línea eléctrica desde la central hidráulica de El Pelgo, propiedad de ELSA (Eléctricas Leonesas S.A.) en aquellos momentos. La central hidráulica está en estos momentos fuera de servicio y perteneció hasta hace poco a Gas Natural-Fenosa. Dispone de dos grupos, grupos 1 y 2, de 0,2 MW y 0,56 MW respectivamente, puestos en marcha en los años 1925 y 1947.

Entre otros consumos, la energía eléctrica alimentaba los equipos de compresores, fundamentales para producir el aire comprimido para el accionamiento de los martillos neumáticos, con los que se hacían las perforaciones en las galerías para alojar posteriormente la dinamita y permitir el avance de la explotación. Una medida de seguridad tan elemental como la ausencia de agua en las perforaciones (uso de perforación mojada con agua), propició la muerte posterior de la totalidad de los obreros de interior por la silicosis, una enfermedad fibrósica-cardiovascular de carácter irreversible.

La cumbre de la Peña del Seo está en la cota 1.582 m snm, constituyendo el mojón que limita los municipios de Oencia, Barjas y Corullón. Un poco más abajo, un dedo cilíndrico de hormigón señala un vértice geodésico a la cota 1.560, y a su lado hay una antigua caseta dedicada a la vigilancia de incendios forestales que está hoy abandonada. Pese a las heridas y cicatrices mineras, la Peña sigue conservando un aura que hechiza a todo aquel que la visita.

Nombre del sendero:Un paso por la Peña del Seo.

Distancia total aproximada: 9 km. (ida y vuelta)

Tiempo estimado: 5 horas (Incluye las paradas para ver las singularidades más interesantes del recorrido).

Desnivel Bruto:56 metros [1000 (cota media pueblo de Cadafresnas) – 1056 (cota del poblado minero de La Piela).

Dificultad:Baja.

Planos  IGN: Escala 1/50.000: [Oencia, Nº 157 (9-9)]; Escala 1/25.000: (Vega de Valcarce, Nº 157-2).

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