El pequeño Cares de Fabero se convierte en un éxito turístico

La Ruta del agua aprovecha el trazado hacia la captación para ofrecer una experiencia diferente en la que hay que pasar por cuevas y superar el reto de los resaltes de la roca

02/11/2024
 Actualizado a 02/11/2024
Una de las cuevas que hay que pasar para seguir el camino.   | MAR IGLESIAS
Una de las cuevas que hay que pasar para seguir el camino. | MAR IGLESIAS

Le llaman el pequeño Cares y es una ruta muy atractiva, por la multitud de resaltes a superar que le dan un toque especial a lo que solo era una senda para acercarse a la captación de agua en Fabero.

La Ruta del Agua, que parte de Bárcena de la Abadía ha sido todo un acierto turístico. El Ayuntamiento de Fabero ha querido  sacarle provecho adecuándola al caminante y aportándole seguridad para su paso, aunque en algunas zonas, quien tenga vértigo debe pensarse dos veces hacerla. Por lo demás, no es difícil de acometer, porque el desnivel es bajo y se centra en la primera parte, por tanto, después, la bajada nos ayudará. 

Se puede iniciar desde varias entradas, desde la entrada de Bárcena hacia Fornela, nada más pasar el cruce. Esta es la que más desnivel puede tener de inicio. O más adelante, por una pista mucho más ancha que hace un zigzagueo más cómodo. Ambas están señalizadas y el trazado en sí también lo está, además de ser bastante obvio, por lo que es difícil perderse. Si se parte del camping de Lillo, el trazado es algo más largo, de unos 18 kilómetros al completo.

Desde Bárcena se recorta algo y son unos 15. 

Algunos de los resaltes en el camino. | MAR IGLESIAS
Algunos de los resaltes en el camino. | MAR IGLESIAS


En Bárcena, después de pasar el puente que vemos en una gran explanada verde, vamos hacia la carretera que une esta localidad con Fornela y cogemos el trazado a la izquierda. Una pendiente pronunciada que inicia el trayecto. Antes podemos ver un cartel explicativo sobre la ruta que iniciamos y la señal que nos enfoca al camino. Poco a poco avanzamos y llegamos a los depósitos de agua de Fabero y seguimos por un camino colindado por una montaña de cuarcita y, del otro lado, un precipicio pronunciado. Los árboles en él conforman un escenario encantador en el que caso no parece que el arroyo esté bajo él. Cuesta verlo, aunque escuchemos el agua. Todo el tiempo nos acompaña su sonido, incluso cuando pasa por tuberías.

A lo largo del trazado vemos la entrada a una mina y pasamos por dos túneles. Nos tendremos que agachar para hacerlo. Eso le da un toque especial a la ruta que se complementa con el paso, al lado de la roca, cuyos resaltes casi quieren tirar al caminante al precipicio. Pero no lo hace. Unas cuerdas y las barandillas del trazado lo impiden, aunque da impresión si llevas a un perro o a niños pequeños que pueden no ser tan conscientes de estos pasos.

En ciertas zonas, acompaña un cable o cuerda para dar seguridad al caminante. | MAR IGLESIAS
En ciertas zonas, acompaña un cable o cuerda para dar seguridad al caminante. | MAR IGLESIAS

Veremos un impresionante cañón que forma el arroyo Fresnedelo y su unión con otros dos, el Boubela y el de Fresnedelo; Siguiendo el de Boubela, situado a la izquierda se llega a la captación del agua con ganas de continuar. Una puerta cerrada, desde la que vemos la infraestructura del agua nos lo impide y nos llama a recuperar el camino, por el que hemos llegado allí. Esa caseta de agua es el final de ruta. Un trazado con encanto que merece la pena descubrir y que cada día está siendo más llamativo para los que quieren hacer algo distinto en cuanto a rutas turísticas en el municipio de Fabero.
 

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