Nunca ha habido ninguna mujer española en el comité ejecutivo de la ‘Comisión Internacional del Chopo y Otros Árboles de Crecimiento Rápido para la Sostenibilidad de las Personas y el Medio Ambiente’. Este organismo, dependiente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la ONU, vela por el desarrollo de políticas sostenibles en el ámbito forestal a nivel global. Su mandato abarcará el periodo 2024-2028.
La única representación por este país fue, hasta el año 2000, la de Antonio Padró. Desde entonces no ha habido más y España llevaba sin representación casi 25 años, pese al peso del chopo en este país. Pero se necesitaba la propuesta de una candidatura potente y no se consiguió hasta ahora, con Flor Álvarez Taboada, docente e investigadora en la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal (EIAF) de la Universidad de León (ULE), en el Campus de Ponferrada, de la que fue subdirectora “no es por la falta de importancia porque España, con Francia e Italia, son los países que tienen mayor importancia tanto en superficie de chopo como en valor económico”, reconoce. Por eso dolía algo más que no hubiera representación española. Ahora ha sido la Comisión nacional del Chopo la que hizo su apuesta por Álvarez Taboada, que forma parte de su Comité técnico desde el año 2023. Su perfil investigador y los trabajos de divulgación efectuados han cogido peso para que llegue a este prestigioso puesto.
Álvarez Taboada cuenta con una dilatada trayectoria académica y profesional. Ingeniera Forestal e Ingeniera de Montes por la Universidad de Santiago de Compostela y doctora con Mención Europea por la Universidad de Vigo, desde 2011 es profesora titular de ULE. Su labor en populicultura (el cultivo y manejo de chopos) ha tenido un impacto notable en la innovación tecnológica y la sostenibilidad del sector. Durante los próximos 4 años, se encargará de transferir conocimiento desde el organismo internacional a un Bierzo que aún tiene mucho que hablar de chopo.
-Tiene 15 trabajos específicos sobre el chopo y ha desarrollado herramientas tecnológicas para hacer más efectivo este cultivo como Chopo4D y AppPopuli+. Parece que lleva toda una vida universitaria vinculada a este cultivo…
-Realmente soy una recién llegada porque, aunque hemos trabajado mucho, comenzamos en 2021. Pero el mundo del chopo me recibió con los brazos abiertos y tuve el mejor padrino que se puede tener, Joaquín Garnica, hijo de Pedro Garnica, uno de los cofundadores de la empresa con más fuerza en el mundo del chopo. Joaquín le lanzó un órdago a la ULE y dijo que parecía mentira que esta universidad, y con la importancia del chopo en la provincia, no se estuviera trabajando en estos temas. Yo cogí ese órdago. Estaba de subdirectora de la escuela y pregunté qué necesitaban los que estaban en ese sector. Se me pidió una herramienta para que los populicultores supieran cuánta madera tienen en sus choperas y que ellos, de forma sencilla, pudieran saber cuántos metros cúbicos tienen y cómo están funcionando sus parcelas. Así nació Chopo 4D, una herramienta que permite que un populicultor, con una cinta métrica simple y sabiendo el clon que ha plantado y su edad, sepa cuánta madera tiene en ese momento, midiendo el perímetro de sus chopos y que pueda saber cuánto de buena es esa chopera. Ese ha sido el germen de todo lo que hemos hecho en el Campus de Ponferrada en temas de chopo que hemos extendido al análisis del crecimiento que tienen los distintos clones, ver cuándo empiezan a crecer o cuándo es su crecimiento máximo, eso es importante para programar su venta. O que puedan, con el AppPopuli+ saber qué enfermedad les afecta a sus choperas. La IA les da resultados con una foto y vamos construyendo una base de datos sobre las choperas enfermas y qué enfermedades tenemos.
“León es la provincia con una superficie mayor de choperas de España, con el 33% del total”
-Esto ha supuesto una revolución tecnológica para la populicultura ¿han asumido bien el cambio los productores?
-Yo creo que han recibido todas estas tecnologías con entusiasmo. La prueba de ello es que en la última jornada que realizamos en Valencia de Don Juan teníamos a más de 150 populicultores. No era la primera jornada, era la tercera en la provincia. Vinieron desde Granada incluso para conocer esas herramientas y vemos en la App como nos llegan reportes de Murcia, de Francia… Creo que lo están acogiendo bien.
-Después de dar estos pasos ¿qué considera que necesitan hoy, qué piden para seguir con esa tecnificación?
-El primero de los objetivos que me he marcado es hablar con toda la cadena de valor del chopo, con viveristas, productores, empresas y que nos digan qué necesitan. En 2021 hicimos esas preguntas, tuvimos respuestas y ahora queremos actualizarlo y ponernos a trabajar a partir de ahí, y no solo nosotros desde el Campus, sino también, de manera coordinada, con otros países. Hay cosas que ya sabemos, que la industria quiere tener una cartografía de choperas que se actualice, no cada cinco años, sino cada dos, para saber el área que ocupan las choperas, que se diferencien las que están en producción de las que tienen fines protectores, más próximas a los cauces del río, que no se gestionan de una manera tan intensiva y también interesa la edad que tienen esas choperas.
No es lo mismo tener 20.000 ha listas para cortar en los próximos 4 años que tener otras que no sabes si tienen edad para cortar. Es importante saber el volumen de madera que tenemos disponible y la que vamos a cortar para después poder replantar. Son cosas que se están trabajando, pero no solo aquí, también en Francia y en Italia, y cada uno lo hacemos de manera distinta. Lo que intentamos es hacerlo todos de la misma forma.
En esta reunión del IPC en Burdeos nos dimos cuenta de lo importante que es aunar esfuerzos y que todos tenemos la misma demanda. Son cosas que ya hemos identificado, pero es muy importante mejorar y optimizar la gestión de las choperas. Tenemos claro que es muy importante producir madera y que la madera tiene que reemplazar a otros materiales que tienen una huella de carbono mucho mayor, como el hormigón o el acero y que, para poder construir en madera y almacenar carbono, porque los árboles lo almacenan, hacemos que se quede secuestrado. Las masas jóvenes de chopo son super eficientes haciendo eso y nos ayudan a preservar otro tipo de masas que no deberían gestionarse solo con fines productivos.
Tenemos que intentar preservarlas y hacer un manejo menos intensivo de ellas y extraer la madera de plantaciones más intensivas, como el chopo. Pero es importante hacerlo de manera sostenible, eligiendo los clones adecuados, que crecen y que no tienen enfermedades. Que se adaptan mejor a un determinado terreno. Tenemos que ser eficientes produciendo. Tenemos que asegurarnos de que no estamos contaminando ni comprometiendo el futuro de nuestras plantaciones. Las choperas no se pueden tratar con fitosanitarios, tenemos que buscar clones que sean resistentes a plagas y a enfermedades y a la sequía. Es lo que estamos haciendo con investigaciones de la ULE, probando la lucha biológica contra alguna de esas plagas. Además, estamos buscando la combinación óptima de micorrizas (de hongos con bacterias) que hagan que los chopos sean más eficientes con la absorción de agua, que es un problema que estamos teniendo estos veranos de estrés hídrico. Otro de los fines que tenemos es dar a conocer que se puede combinar la producción de madera de chopo con cultivos agrícolas, espaciándolos. Eso hace que nos den rendimiento mientras el chopo crece y hace que esa combinación, la cantidad de CO 2 que se absorba, sea mayor. Tiene beneficios ambientales y económicos.
Los chopos son una fuente muy importante de riqueza para las zonas rurales. Crecen en los pueblos y los beneficios que les dan son notables. Por cada 20 euros que se invierten en plantar un chopo, se van a obtener unos 60 euros. Si planta 1.000, tiene una ganancia de 40.000 euros, no al año, sino entre 12 y 15 años, el tiempo que tarda en cortarse una chopera. Pero hay que tener en cuenta que en El Bierzo, por las condiciones de climatología que tenemos, en lugar de cortarse en 15 años, que es lo habitual, se cortan en 12 años. Pero además genera muchos empleos. En El Bierzo se generan unos 140 empleos directos vinculados al chopo. Es importante que sepamos qué chopos plantamos y cómo los gestionamos, en eso vamos a trabajar estos años. No quiere decir que todos tengamos que plantar chopos pero que la gente sepa que es una alternativa, que da beneficios económicos y también ambientales. Sobre todo debemos tener en cuenta que las choperas están donde no se puede tener otro cultivo y evitan que los fitosanitarios lleguen a los ríos.
-Desde que han comenzado a realizar estos estudios ¿cómo han crecido las plantaciones de chopo en El Bierzo?
-Veníamos observando una tendencia a que, muchas de estas plantaciones, no se replantaban una vez que vendían sus chopos. Antes sí se hacía y ahora vemos un interés mucho mayor. Hay ayuntamientos, como el de Carracedelo que apuesta por ello. Creo que crece el interés por lo que a nosotros nos contactan como asesores de clones. De todos modos en El Bierzo, en el último censo realizado, que hizo la empresa Tecnosilva para Garnica, se decía que había 2.200 ha de choperas, pero la superficie potencial para el chopo serían 7.500 ha. Podríamos tener casi 3 veces más de chopos de lo que hay. Queda mucho margen para crecer. Y también hay que aclarar que no todos los chopos echan ese molesto pelujo blanco, solo lo hacen los que son hembra, pero hay muchos clones que son macho que no la echan. A veces se echan para atrás por ello, pero ahora tenemos mucha diversidad clonal que no lo tienen.
“El chopo supone en Castilla y León el 2% de la superficie forestal pero aporta el 20% del volumen de madera que se corta y es el 40% de los ingresos por venta de madera”
-¿La recomendación sería que no se plantara por plantar, sino que hubiera una información anticipa para definir el clon mejor?
-Exacto, que se informen de los clones que hay. Es importante que si vamos a plantar una extensión grande no sea toda del mismo clon. Si hacemos plantaciones multiclonales, si hay una enfermedad, es más difícil que se expanda. También hay zonas donde determinados clones no van bien porque tienen mucho nitrógeno y la madera raja, otros se adaptan mejor a zonas con un suelo más encharcado… Tenemos una buena variedad de clones italianos, franceses y belgas que se adaptan muy bien a las características del Bierzo. En El Bierzo hacemos muy buena madera de chopo y además esta madera se paga dos o tres veces más que la de pino. Si hacemos las podas en el momento adecuado. Hay una web populuscyl, donde hay mucha información para hacerlo bien. Esa madera se usa para fabricar tablero contrachapado y ese valor añadido se nos queda aquí.
-¿Y hemos encontrado el rey del clon, el más adecuado al suelo berciano y que de más rendimiento y de manera sostenible?
-En El Bierzo tenemos muchos suelos distintos y es un poco arriesgado plantar un tipo de clon. Raspalje se da muy bien pero no vale para todos los sitios. Si hay zonas encharcadas irían mejor otros. En otras zonas, si no tienen contenidos de nitrógeno muy altos, va muy bien el I 214. Se han plantado mucho pero ahora empiezan otros como el AF 8, AF 13…Se está experimentando con más de 200 clones y unos se adaptan mejor a unos suelos que otros. No sería muy sensato recomendar un único clon. La empresa Bosques y Ríos está haciendo un trabajo importante tratando de encontrar qué clones se adaptan mejor a según qué condiciones de suelo y de temperatura y de precipitación. Por desgracia, en España no tenemos un programa de mejora genética.
-¿Eso sería lo ideal?
-Sí, como lo tienen Italia o Francia. Pero es muy caro y los resultados los tienen en 50 años. ¿Quién apuesta por hacer cosas así? En Bélgica, Francia o Italia están sacando unos clonazos gracias a ello. Aquí, los populicultores son muy activos y se animan a probar distintos clones. Eso va a ser muy bueno a medio plazo para la populicultura del Bierzo, porque vamos a tener resultados de cómo han ido creciendo y cómo se adaptan. Lo que hoy tenemos es lo que se ha hecho en otros países y tendremos resultados en 10 o 12 años.
“En el Bierzo hacemos muy buena madera de chopo y además esta madera se paga dos o tres veces más que la de pino”
-Ahora le toca coger la batuta, durante cuatro años de mandato ¿qué va a tocar en estas investigaciones en el comité internacional?
-Dentro de él hay varios subgrupos como el de mejora genética o la gestión y manejo de choperas. En estos 4 años se trabaja en esos aspectos. Mi intención es que esas mejoras se transfieran lo más rápido posible a nuestros populicultores. León es la provincia con una superficie mayor de choperas de España, con el 33% del total. Mi objetivo, estos años, es hacer mucha difusión y avanzar en la convivencia agroforestal, que es una apuesta que se hace en otros países, combinando los chopos con otros cultivos agrícolas dentro de la propia plantación e intentar que los que apuesten por eso tengan ayudas, como pasa en otros países. En España no se cobra PAC por los chopos, pero sí en Italia. Tenemos que intentar que esas desventajas desaparezcan y que sea muy visible la voz del chopo en España que tiene mucha importancia y que se reconozca la que tiene en esa España que estamos vaciando. Es importante para fijar población porque demanda hacerle cosas. Las empresas que se contratan están en el rural. El chopo supone en Castilla y León el 2% de la superficie forestal pero aporta el 20% del volumen de madera que se corta y es el 40% de los ingresos por venta de madera.
-¿En El Bierzo es el árbol que más rendimiento da?
-En cuanto a propietarios privados, sin duda. Es algo que lo diferencia del pino, que se da en montes de utilidad pública, pero la mayoría de las choperas, salvo las próximas al río, pertenecen a propietarios privados. Es la especie que tiene más importancia en cuanto a titularidad privada de la madera.