El presidente de la Asociación Micológica Cantharellus y veterinario jubilado, Manuel Bernardo, advierte del peligro que está viendo en un inicio de campaña micológico “que pasará a la historia”. No hay rincón en el Bierzo donde no haya una seta y su variedad es infinita, como también comienzan a serlo los “seteros” de fin de semana, amateurs de la micología, con un alto grado de desconocimiento de lo que recogen “cogen todo, porque es gratis, y luego lo llevan a nuestra sede a ver qué es. Llegan hasta con 30 especies distintas”, señala. “Es gratis y se está produciendo una avalancha" peligrosa, advierte. "Tiramos toneladas de setas venenosas", apunta, tras haber identificado dos ejemplares de Amanita phalloides, mortal y recogidas por aficionados.
Eso hace que el peligro de intoxicaciones esté más que latente y Bernardo augura que se produzcan. Para limitarlo, considera que activar el Parque micológico que se espera desde 2016, de la mano del Consejo Comarcal, sería el sistema. Tendría controles de recogida –no podrían cogerse más de tres kilos-, habría carnets de recolectores y de comercializadores –sin este tipo de cotos controlados no se pueden comercializar las setas- y se respetaría la manera de recogerlas. Hoy, todo esto no se hace y los recolectores siguen sin saber cómo se cogen las setas. Lo hacen con bolsas de plástico, en ocasiones cortando de raíz el hongo “sin saber lo que están cogiendo ni lo que supone”, advierte, porque hay setas que, no solo son tóxicas, sino que tienen una función biológica que se rompe al esquilmarlas y afecta al siguiente año de recolección.
Para librar esas carencias, Cantherellus, lo único que ha podido hacer es estirar los tiempos destinados a la ayuda en la identificación de setas. Si antes era el lunes de 20:00 a 21:00 horas, ahora suma el jueves con el mismo horario. Pero siente que no llega para lo que percibe como un riesgo muy patente, las intoxicaciones “que llegarán, porque es una locura lo que hay”, asegura Bernardo.
En el Bierzo ya se han producido muertes por el consumo de setas –la última un vecino de Sobredo que fue trasladado a Valladolid, en 2012.
La situación va manteniéndose, pero es cuestión de suerte más que de tomar medidas. Bernardo considera que el control con el Parque micológico sería lo ideal, además de crear puestos de trabajo y mover una economía importante, ya que asegura que "un monte bien gestionado, da más dinero en setas que en madera". Pero el Consejo Comarcal no acaba de rematarlo “y es fundamental” apunta, porque tendría un control con vigilancia. De hecho se estudian acotar zonas y es el “pero” que ponen las autoridades “pero pueden poner vigilancia privada”, que podrían costear con las personas que pagaran ser socias del coto para poder recolectar sus setas.
Ahora se trabaja con Sancedo, porque, según explica Bernardo, se quiere activar en esa zona el primer botón del Parque micológico. Pero asegura que es la más complicada, puesto que realmente no hay terreno público para hacerlo “hay una gran parcela que pertenecía a la MSP y después pequeñas parcelas privadas”. Ahora se ha comenzado a estudiar la propiedad, precisamente para activar el acotado, pero Bernardo considera que sería mejor arrancar con las parcelas que el Consejo ya tiene cedidas y de las que presumió ya hace dos años cuando, el entonces presidente del ente comarcal, Gerardo Álvarez Courel, aseguraba que ya contaban con más de 10.000 hectáreas en todo el Bierzo para iniciar el parque.
Terrenos en Balboa o en Corullón ya estarían disponibles. No así en Ponferrada, donde falta la cesión, pero se podrían ir integrando con el tiempo, apunta Bernardo que lamenta que, mientras no se haga, a lo que se da alas es al trapicheo y a la ilegalidad. Las setas se venden, es un hecho, aunque lo hagan por vías ilícita. Y eso hace que se pierda mucho dinero.
Se pierden 6 millones de euros
Echando cuentas, si en el Bierzo hay más de 5.000 aficionados a la micología, se podrían sacar, con un parque micológico, estableciendo el pago de permisos, tanto para comercializar el producto como para los aficionados, unos 6 millones de euros. En las zonas mineras que se están reforestando, pide que se contemple esa posibilidad como una manera de abrir una vía industrial nueva. Bernardo siempre ha luchado porque no sea una empresa la que se lleve ese montante, sino que sea un dinero que se quede en los pueblos, que son los propietarios de los terrenos y que repercuta también en un “turismo micológico” que se da en estas zonas “porque los aficionados se quedan un fin de semana”, dice.
Lamenta que el problema de que esto no se haya activado esté “en los políticos. Ese es el problema del Bierzo”, dice con enfado. Son ellos los que no ven que los cuatro parques de este tipo que hay en Castilla y León (en Salamanca, dos en Soria y uno en Ávila) cuentan con unos 10.000 permisos cada uno “y eso hace que vaya gente de Madrid y de otros sitios exclusivamente a recoger setas”. Además, considera que se mejorarían los montes y se comenzaría a contemplar la repoblación con árboles micorrizados, con la raíz sumada a la del hongo. Una simbiosis que, en 6 años, aporta setas que podrían destinarse a una evolución industrial de este sector, aún por conquistar en el Bierzo.
También se podrían iniciar proyectos de investigación, y de aprovechamiento más adecuado, limitando la recogida de una especie que pueda esquilmarse o subrayando otra. Incluso se podría ir a más y dar cursos para los aficionados, algo que asegura que falta y que Cantharellus quiere hacer. Ahora tiene un proyecto en este sentido en Camponaraya, pero le gustaría hacer más que las salidas al campo o alguna charla de cocina de setas que realiza, casi siempre asociada a las jornadas de noviembre que protagoniza.