Hace escasas fechas, la presidenta del Instituto de Estudios Bercianos, Patricia Pérez Bruzos, manifestó su preocupación por el IEB, lo que considera que es «una institución de más de sesenta años que, ahora mismo, parece que no le interesa a nadie y ha pasado a un segundo, tercer o cuarto plano, mientras que los intereses de otro signo están empujando en contra de que el IEB siga desarrollando su labor». Lo cierto es que la deuda actual que mantiene ronda los 60.000 euros y, además, las instituciones «nos han dado la espalda», según lamentó.
Estas declaraciones llamaron la atención a los socios de la entidad, quienes compartieron el pasado sábado una carta dirigida a la presidenta en la que pidieron su dimisión. Cabe recordar que Patricia Pérez Bruzos continúa actualmente como presidenta en funciones después de que quedara desierta la última convocatoria de elecciones.
Este escrito provocó la sorpresa de Pérez Bruzos quien, en declaraciones a La Nueva Crónica, desveló que no recibió el escrito, a pesar de estar dirigido a su persona, y que de momento no dimitirá, pero el 27 de octubre, fecha en la que ha convocado una asamblea para buscar soluciones, pondrá su cargo a disposición de los socios.
No obstante, no es la primera vez que realiza esta acción, pues semanas atrás convocó unas elecciones para renovar la junta directiva a las que no se presentó nadie, por lo que Pérez Bruzos no comprende que ahora pidan su dimisión. «Si tanto me quieren fuera o tan mal lo estoy haciendo, no entiendo por qué nadie se presentó y la convocatoria quedó desierta. Yo no me presenté», comenta.
En las últimas fechas, la presidenta de la entidad envió una carta a los socios en la que transmitió que empezaría a adelantar las cuotas del año 2024. Según cuenta, alrededor de 25 socios -de los 600 totales-, manifestaron que no se les pasara su cuota, pero con el resto sí se hizo y se pagó la Seguridad Social. «Lo que estamos haciendo es buscar soluciones», asegura.
La presidenta del Instituto de Estudios Bercianos sitúa por encima de todo no dejar descabezada a la entidad porque «alguien tiene que dar la cara ante las instituciones». Es por esto por lo que asegura que no ha dimitido al igual que hizo en su momento su junta directiva, «aunque para mí hubiera sido lo más fácil porque me hubiera ahorrado unos cuantos problemas y dolores de cabeza de índole laboral y personal».
Respecto a la asamblea del día 27, Pérez Bruzos asevera que, si los socios deciden otra cosa, «bienvenido será». No obstante, puntualiza que este encuentro no es una asamblea electoral: «Los estatutos del Instituto de Estudios Bercianos son muy claros. Tampoco se establece la posibilidad de nombrar una junta rectora. Además, la mayoría de los firmantes en la carta de solicitud de dimisión han sido integrantes de anteriores juntas directivas y saben perfectamente cómo se redactaron estos estatutos, por lo que no se entiende por qué ahora pasan de estos estatutos y de todo el proceso electoral y deciden presentar esta carta».
Asimismo, la presidenta añade que muchos de estos socios, al ya haber pertenecido a anteriores directivas, «ya sabían perfectamente la situación del Aula Arqueológica de Las Médulas», por lo que le sorprende que en la carta se hicieran los sorprendidos y denunciaran que Pérez Bruzos ocultara la situación real.
De hecho, los reproches incluidos en este escrito son calificados de «inciertos» por Pérez Bruzos, quien añade que recientemente se envió un estado actualizado de las cuentas a los socios, así como una comparativa de los últimos seis años, es decir, los últimos dos años de la anterior junta directiva y todos los de la presente. «Puedo asegurar que nunca se había dado tanto detalle de las cuentas como ahora. Es más, también se envió a los socios un extracto de los libros de actas del IEB. Cuando llegamos, nos encontramos que no se reflejaba el detalle de las cuentas, sólamente se marcaba el total de ingresos, de gastos y el sueldo deudor y acreedor, pero no estaban diferenciadas las cuentas del Aula Arqueológica ni del Instituto. Entonces, le hemos enviado todo esto a los socios para que observen que las pérdidas del Aula no son de ahora, sino que son traídas de hace casi 17 años, por lo que a lo mejor quienes tienen que dar explicaciones son las anteriores juntas directivas de por qué se mantuvo el Aula durante todo este tiempo con tantas pérdidas acumuladas», apunta.
Pérez Bruzos, además, señala que la anterior directiva visitó a la Junta de Castilla y León para entregar el Aula Arqueológica pero «supuesamente allí les ofrecieron alguna ayuda para hacer publicaciones de libros. No obstante, estuve mirando en las cuentas y las únicas publicaciones de libros que aparecen son los dos últimos del IEB, pero nada comparable con las pérdidas acumuladas, así que no entiendo por qué siguió esa situación».
También, en 2019, antes de las últimas elecciones a las que la anterior directiva finalmente decidió no concurrir, acudió al Consejo Comarcal a intentar que el ente berciano gestionara el Aula, pero tampoco lo logró. Por esto, Pérez Bruzos se pregunta si el problema «es que hemos conseguido abandonar la gestión del Aula, que resultaba totalmente deficitaria para el IEB, y ahora, una vez liquidemos las deudas, esta entidad será totalmente viable».
Así de rotundase muestra Pérez Bruzos, quien también denuncia que, desde su entrada a la directiva, «no hemos recibido más que golpes, algunos causados por gente que considerábamos afín al Instituto». Además, augura que el IEB, «a pesar de la situación actual, puede ser viable a futuro». «Me he cansado de repetir que no va a desaparecer. Hay mucha gente que está tirando para que siga adelante».