En ese sentido, Yara defiende la acción como elante una situación que ha dejado sin ingresos a muchos vecinos. “Nosotros tuvimos que tener un mes cerrado y un pequeño autónomo lo nota económicamente”, reconoce la propietaria del asador, que asegura que “todos podemos estar en esta situación”. Aunque el negocio ha notado un “bajón” en los clientes diarios, los pedidos a domicilio están manteniendo a flote la actividad. “La ventaja que hemos tenido es que muchas empresas han contado con nosotros y los trabajadores que antes iban al restaurante, ahora tiran de nosotros, se lo llevamos a la obra o al polígono industrial donde trabajen”, explica Yara.
Desde que el Calimero pudo reabrir sus puertas el pasado 17 de abril, tras el parón obligado por el estado de alarma, la iniciativa se ha llevado a cabo todos los domingos, al acabar el turno de comidas. “¿Por qué tirar lo que sobra si alguien se lo puede comer?”, se pregunta Yara, que valora la buena acogida que esta acción solidaria ha tenido en redes sociales. Al respecto, la propietaria confían en el buen hacer de los ciudadanos para que estos alimentos acaben en manos de las personas con pocos recursos que atraviesan verdaderos problemas económicos debido a la crisis, aunque reconoce que no pueden saber si la gente que lo coge “lo necesita realmente”.
De cualquiera de las maneras, Yara confiesa que duerme un poco más tranquila “sabiendo que algunas familias no se han ido con el estómago vacío a la cama” y este domingo volverá a dejar, por cuarto fin de semana consecutivo, la comida sobrante a la puerta de su negocio.
Al mal tiempo, buena cara
Tras más de 15 años de vida en la ciudad, el asador está redoblando esfuerzos estos días para tratar de sacar una sonrisa a sus clientes. Así, las cristaleras del local lucen los dibujos que varios niños de la zona han hecho para concienciar sobre la situación y el asador también es uno de los puntos donde se entregan las mascarillas elaboradas por la Plataforma Ayuda Covid-19 Bierzo. “Cada poco nos van trayendo algunas unidades”, explica Yara.
En ese sentido, la propietaria explica que “la solidaridad viene de familia”, ya que su hermano es uno de los ‘makers’ bercianos que está fabricando pantallas de protección con impresoras en tres dimensiones. “Siempre hemos colaborado en todo tipo de iniciativas, como donaciones al comedor social”, concluye Yara.