La ruta inicia su recorrido a la salida del pueblo de San Cristóbal, muy cerca de un singular merendero rupestre construido con bancos y mesas de pesadas piedras. Desde la margen izquierda de la carretera parte un camino carretero, apto para vehículos todocamino, que nos traslada por los faldones septentrionales del Cerro Picueto hasta Espinoso de Compludo.
Al inicio, o al final del recorrido, merece la pena fijar nuestra atención sobre el cuidado pueblo de San Cristóbal de Valdueza. San Cristóbal, como el pueblo jacobeo de El Acebo, se estructura alargado flanqueando sus casas la calle Real que sigue la dirección NO-SO. Situado sobre una amplia planicie a la cota 1.129 m snm, constituye un excelente mirador de la hoya berciana. Dispone de un clima sano, exento de las nieblas que en muchas ocasiones asolan a la hoya berciana durante meses. A la entrada del pueblo se conserva la torre campanario de una antigua ermita, hoy convertida en tapial del cementerio, al que está adosado un árbol con alrededor de 1.250 años y 4,75 m de tronco, conocido como el Tejo de San Cristóbal de Valdueza. No podemos visitar San Cristóbal sin ver la estampa del tejo junto al viejo campanario provisto de dos ojos para alojar las campanas, hoy inexistentes.
El diccionario Madoz (1850) señala sobre San Cristóbal del Valdueza (o de Compludo) lo siguiente: “Pertenece al Ayuntamiento de Los Barrios, situado sobre una loma combátele los vientos del N y S con especialidad. Sus enfermedades más comunes son pulmonías y pleuresías. Tiene 40 casas cubiertas de paja la mayor parte; escuela de primeras letras a la que asisten 15 niños que satisfacen al maestro una módica retribución. Iglesia parroquial de San Cristóbal. El terreno es de mala calidad, participa de monte y llano, cubierto aquel de robles y brezo. Produce trigo, centeno, patatas, cebada, alguna fruta y pastos; cría ganado vacuno, lanar y cabrío, y caza de jabalíes, corzos, zorros, liebres y lobos. Tiene 36 vecinos y 176 almas”. Hoy es un pueblo con una veintena de residentes todo el año.
Al inicio del camino nos topamos con una fuente raquítica que mana ocasionalmente en la cabecera del arroyo Pequeño. Desde aquí afrontamos una fuerte subida inicial que nos elevará unos 150 metros a lo largo de cerca de 1 kilómetro. Alcanzando el alto del camino, éste continúa jalonado por robles melojos que crecen sobre un suelo compuesto de esquistos y, ocasionalmente, de cuarcitas. La ancha pista va sorteando pequeñas vallinas mullidas de hierba de sección circular y bostas de vaca mientras observamos, en nuestro horizonte, la hoya berciana y la ciudad de Ponferrada.
Tras unos 3,5 km de iniciada la andadura alcanzamos la Era de La Collada, primer punto de interés de esta ruta. Un otero natural y cruce de caminos, muy pastoreado, que separa las cuencas de los regueros de Mocharro y Los Valgones. Desde aquí continuamos en la misma dirección del camino que traíamos hasta alcanzar, a unos 3 km entre monte bajo, la aldea de Espinoso de Compludo.
Durante el trayecto, si hemos sido observadores, habremos visto el camino de regreso a un nivel inferior al de ida de esta ruta de carácter circular. Después de unos 2 km de abandonar la Era de la Collada alcanzamos la Era del Ferreiro desde donde observamos ya la aldea de Espinoso de Compludo en toda su magnitud.
Llegando a Espinoso nos reciben dos fuentes de agua con pitón. Una de origen forestal del año 1957, y otra, inferior, que actúa como lavadero y reservorio de agua para regar.
Sobre Espinoso se expresaba en 1850 el diccionario de Pascual Madoz de la siguiente manera: “Pertenece al Ayuntamiento de Barrios de Salas, situado en una montaña cerca y a la orilla izquierda del río Miruelos (Meruelo en la actualidad); su clima es bastante sano. Tiene 46 casas, la mayor parte de tierra y cubiertas de paja y pizarra. Iglesia parroquial de San Miguel. Buenas aguas potables. El terreno es de mediana calidad, montuoso y ligero, y la fertilizan las aguas del río Miruelos. Produce cereales, patatas y pastos: cría ganado lanar, vacuno, de cerda y cabrío; y alguna caza y pesca. Población 42 vecinos y 169 almas.”
Espinoso, al igual que San Cristóbal, tiene sus casas apiñadas sobre un lombo elongado (Teso del Chano) siguiendo la dirección NO-SO. Expuestas al frío y a los vientos predominantes del invierno, sus casas se disponen apiñadas y de espaldas al aire, estando las entradas resguardadas por patios interiores y al abrigo del viento. Se trata de férreas construcciones de gruesos muro de piedra y madera con balcones corridos al resguardo del frío y del viento, donde la relación entre hombres y animales domésticos era muy estrecha. Las más primitivas disponen de amplias escaleras de piedra para acceder a la primera planta.
Hoy Espinoso es un hermoso pueblo recobrado del abandono después de haber sido despoblado por unos meses en 1996. Tras una recuperación ejemplar de casas y calles, con grandes lajas de cuarcita, hoy es un afamado destino como pueblo dedicado al turismo rural, disponiendo también de mesón y posada. Su cielo limpio (está a la cota 1.104 m snm), unido a su paz y tranquilidad lo convierten en un lugar de refugio como segunda vivienda lejos del bullicio de las ciudades.
Entre sus edificaciones destaca la iglesia dedicada a San Miguel (San Mamed). Consagrada en el año 1144 por el Obispo Amadeo, posee vestigios del antiguo templo medieval representados por una ventana románica y un muro septentrional. Tiene una portada renacentista que da entrada al templo de nave única y bóveda de cañón. Fue reformada en el siglo XVI a instancias de Francisco Rincón, Abad de Compludo. Destaca la vistosa y robusta torre cuadrada con cúpula de piedra que aloja 2 campanas fechadas en 1886 y 1901, la primera dedicada a Santa Bárbara. En su interior se conserva el retablo churrigueresco del Rosario con una Virgen del siglo XIII, de aires bizantinos, y una imagen de San José con el Niño. Todo ello le da al conjunto un gran valor artístico.
En Espinoso de Compludo también podemos contemplar un paraje abarrancado artificialmente en busca de oro, son las tierras rojas arcillosas conocidas como Las Médulas de Espinoso (La Miédola y El Cabrocal). El agua necesaria para el desmonte de los terrenos aluviales procedía de tres canales que sortean los Montes de Compludo. También, al norte del pueblo se encuentra el Teso del Chano, donde hubo una ermita dedicada a San Mamed. Hoy, en este lugar, hay un excelente mirador conocido como el “Mirador de San Mamed” que permite una amplia panorámica del norte de la hoya berciana y los montes que la circuyen. A través de unas mirillas fijas, como observando por el teleobjetivo de un arma de precisión, podemos posar nuestra mirada sobre distintos lugares del Bierzo.
Hoy Espinoso tiene alrededor de 25 habitantes permanentes todo el año, pero en diciembre de 1939 llegó a tener 216 habitantes.
Abandonamos Espinoso por cualquiera de las calles que flanquean la iglesia (calle de La Iglesia o calle de Las Cruces -jalonada por dos cruces-) hasta alcanzar la carretera asfaltada que da acceso al pueblo. El camino continúa, ya en tierra, desde la curva cerrada que bordea un viejo nogal conocido como el “nogalón del Tío Eusebio”, muy mimetizado con aspecto de parecerse a un viejo castaño. Un nogal calificado como monumental que, con 8 m de perímetro a ras de suelo y hueco en su interior, pasa por ser uno de los mayores del Bierzo.
El camino terrero se aleja de Espinoso entre corpulentos castaños. Más adelante, podemos ver cerezos, nogales y árboles frutales hasta alcanzar unos lombos ocupados por rebaños de ganado vacuno; terrenos ruderales secularmente pastoreados. Desde aquí el camino se hace corto y hermoso hasta alcanzar San Cristóbal de Valdueza que ya vemos en la distancia.
Cruzaremos por las vallinas que descienden desde el cerro Picueto. Pequeños valles ocupados por amplias y verdes praderías, antiguamente trabajadas y plantadas de cerezos, chopos y nogales que en el pasado tuvieron gran valor, pero que ahora, con la despoblación, ya no valen nada para el hombre, aunque mantienen intacto su valor como ecosistema natural. Por la más desarrollada circula el arroyo del Mocharro que da la impresión de no disponer de agua todo el año. Desde aquí el camino se convierte en sendero hasta alcanzar otra vallina poblada de chopos del país derrotados por el abandono. Huele a animal salvaje en este terreno que en el pasado fue lugar de culto para el hombre.
El itinerario continúa por terrenos alombados, alguno con forma típica de haber sido un asentamiento castreño, hasta alcanzar San Cristóbal entre abundantes plantaciones de nogales. Ya se oye el ladrido de los perros en la distancia, delatando que están llegando forasteros. Alcanzamos el pueblo a la altura de la iglesia dedicada a su patrono San Cristóbal, que abre su portada hacia la calle principal. En su torre se conservan dos campanas fundidas en Ponferrada (talleres Bóveda) fechadas en los años 1968 y 1960.
Cruzamos el alargado pueblo por la Calle Real, jalonado de hermosas casas de piedra y madera, hasta alcanzar el lugar de inicio de esta sencilla ruta llena de sensaciones placenteras.
Nombre del Sendero:De San Cristóbal de Valdueza a Espinoso de Compludo.
Distancia total aproximada: 12 km
Tiempo estimado: 4 horas (Incluye las paradas de observación y reconocimiento)
Desnivel Bruto: 310 metros [1350 (Faldas Cerro Picueto) – 1040 (Paraje de La Grañuela)]
Dificultad:Media
Planos IGN: Escala 1/50.000: Lucillo nº 192