Sí hay relevo en el folclore berciano

Cuatro músicos de entre 8 y 14 años forman parte de la agrupación de Toral de Merayo Templarios del Oza y ponen cara a la continuidad de la cultura berciana

30/06/2024
 Actualizado a 30/06/2024
Los cuatro pilares de Templarios del Oza con su profesor abriendo los brazos a lo que llegue. | MAR IGLESIAS
Los cuatro pilares de Templarios del Oza con su profesor abriendo los brazos a lo que llegue. | MAR IGLESIAS

Han crecido bajo la batuta de Jorge Prada, al que conocieron en su primer encontronazo con la música. Y a partir de ahí, todos han creado una familia que se llama Templarios del Oza, una agrupación folclórica que cumple 37 años con los altibajos de las vidas dilatadas y la cabeza puesta en sobrevivir con relevo. Lo ha encontrado en el mejor rincón, el de la infancia, con esos cuatro bastiones recién salidos del horno de la notas para decir, sí, quiero dar continuidad al sentido cultura del Bierzo.Hugo Moriyón San Julián, Paula Álvarez Fernández, Valeria Arias Cabeza y  Mateo Palacio Morán ponen mayúsculas a ese compromiso que han querido forjar al lado de su profesor. Todos reconocen que esperan los viernes de ensayo como una fiesta. No les pesa el trabajo musical y su mejor momento, apuntan, es salir a tocar con todo el grupo fuera. En total son 25 integrantes, desde Burbia a Cacabelos, pero ellos son los que conforman la franja entre los 8 y los 14 años. Son la pequeña esperanza del folclore berciano, con achaques por la parte juvenil.

Prada reconoce que la pandemia dejó a la formación en la que él empezó siendo también un niño malherida. Todo se paró e incluso temió por la desaparición de un grupo que había hecho pueblo e integrado a generaciones de toralenses durante más de tres décadas. Ahora no son de Toral "pero seguimos llevando el nombre del pueblo por todo el mundo", y los pequeños enarbolan la bandera del Bierzo como los que más.

El profesor reconoce que la argamasa que une a los más pequeños al grupo es el cariño "que les inyectes en las venas la música. Que les des la oportunidad de que lo pongan en valor y decidan. No me gusta que vayan obligados, porque al final lo dejan". Y los padres también juegan un papel importante, porque deben implicarse en toda la maquinaria que conforma el grupo "somos un equipo, padres, profesores y alumnos". Ellos llegan con la energía que aporta la ilusión "me recuerdan a mí hace tres décadas", dice emocionado. "Éramos chavalines de colegio y nos apuntábamos porque lo hacían todos. Éramos 95 y del pueblo todos. Pero es verdad que la cantidad y la calidad están reñidas porque era demasiado para mover todo aquello". 

Hoy, Templarios del Oza "tiene mucha suerte", dice Prada, porque cuenta con estos cuatro pilares que dominan la percusión como sus compañeros adultos. Hugo está enamorado de la batería desde pequeño e incluso ha roto con su timidez para compartir escenario con Carlos Núñez y con Rapabestas. "En un principio estaba nervioso, pero después me concentré en la música, me olvidé del público y ahora no tengo problema", dice recordando esos momentos. Nota que no es tan introvertido gracias a compartir la música con los demás.

Hugo, que tiene ahora 13 años, no tenía claro el instrumento con el que quería desencadenar su gusto musical, pero el ritmo le conquistó. En la banda la percusión lleva el peso del grupo y Hugo es uno de los líderes con el tambor e incluso a veces con la pandereta y el yembé. Le conquistó "el buen rollo" en la agrupación y compartir con ellos momentos, y le gustaría continuar. "Ellos son el futuro y de ellos depende, no solo el grupo, sino también el folclore y la música del Bierzo", dice Prada "es una responsabilidad muy bonita pero a veces cansa porque no está bien remunerada ni mimada por las instituciones, pero ahí estamos", dice el profesor.

Paula tiene 14 años y se enganchó al grupo siguiendo los pasos de su hermano que ya estaba en él. "Desde que voy en el carro los iba a ver tocar" y comenzó a tocar la pandereta. Cambió de instrumento al ver a Hugo con su tambor "que es lo que más me gusta". Pero toca el acordeón desde los 7 años, también con Jorge que ve en ella pasión por la música. Paula reconoce que la fuerza se la da el grupo "yo sola no me atrevo", dice, marcándose como reto de futuro sacar esa fuerza para poder tocar sola en algún momento. El grupo para ella es "la familia" con la que comparte el viernes que espera "la semana me cansa y allí voy con ganas de ver a la gente", dice. 

Jorge ve en ellos un aprendizaje "ellos saben más de percusión que yo y me gustaría que aportaran para que creciéramos todos".

Valeria y Mateo son los benjamines del grupo, con ocho años. Son amigos fuera y dentro de la música. Ella ingresó en el grupo por Paula, su prima "me gustaba mucho cómo tocaba en el grupo" y se animó a unirse. Toca la pandereta pero le gustaría tocar el tambor, como su prima. No duda que lo que más le gusta del grupo es viajar. Fue a Madrid a vivir el San Patricio desfilando vestida con traje regional y la bandera del Bierzo y recuerda que fue cansado "pero gusta al final". 

A Valeria le gustaría dedicarse a la música profesionalmente, siempre con el tambor y la pandereta de la mano y en Templarios del Oza, que considera que ha hecho su familia más grande. "A mí me gusta estar con Jorge", dice, encandilada por las enseñanzas de su profesor. 

Mateo conoció a Jorge durante la pandemia. Lo veía tocar desde su balcón, para amenizar a los vecinos en su encierro, y era un fan de primera fila. Él tocaba la batería, que empezó a probar con 3 años. Le gustaba darle con fuerza al instrumento y ahora también el tambor. Ambos forman parte de su vida de tal forma que "aunque me gusta mucho el fútbol, me gusta más la música" y la prioriza siempre. Sobre todo en las salidas en autobús y en los ensayos. Reconoce sentirse "muy berciano" cuando sale en los desfiles y le gustan los aplausos como al que más. 

Ahora se abre un verano para ellos lleno de actuaciones. Estarán en la Noche Templaria, en las fiestas de su pueblo, en Molinaseca y, ya en viajes al exterior, irán a Tui. Incluso participarán con Carlos Núñez en alguno de sus conciertos de nuevo. Siempre compartiendo momentos y haciendo Bierzo casi sin darse cuenta. 

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