A mediados del mes de noviembre del año 1924 se inauguró oficialmente en Toral de los Vados la fábrica de Cementos Cosmos. Un siglo después, se ha convertido en la empresa más veterana de la comarca del Bierzo y su cemento forma parte de su desarrollo, tanto a nivel económico como a nivel de infraestructuras.
"Es un gran orgullo ser la empresa más longeva del Bierzo. No es fácil, no lo ha sido. Nos sentimos muy queridos y procuramos devolver ese cariño intentando mejorar la situación económica y siendo un motor de desarrollo para toda la comarca", asegura el director de la fábrica, Jaime Santoalla.
El cemento de Cosmos se encuentra en cualquier lugar que vemos a nuestro alrededor: sirvió para construir la autovía A-6, el Conservatorio de Música ‘Cristóbal Halffter’ de Ponferrada, el estadio de fútbol del Toralín, la Escuela de Idiomas, el Puente del Centenario, la mayor parte de los edificios de la capital berciana e incluso se utilizó para la restauración del Castillo de los Templarios.
Su trayectoria
En 1924 la empresa eligió el Bierzo para instalarse "porque aquí contaba con todo lo necesario para fabricar cemento de calidad", afirma su director. Principalmente, la materia prima, la caliza, y también el combustible, que por entonces fue el carbón.
De esta forma, la fábrica comenzó a trabajar con tres pequeños hornos que estuvieron en marcha hasta los años 60 del siglo XX. Fue entonces cuando se montó el cuarto horno, de vía húmeda. En 1975 llegó el quinto horno, con el que se trabaja en la actualidad, de vía seca y con una capacidad de 2.600 toneladas de clínker al día frente a las 50 toneladas que se conseguían con los hornos primitivos. Hoy en día, da trabajo a unas 150 personas, entre la compañía principal y las auxiliares, y es una de las empresas más importantes del Bierzo.
"Se desmontó el horno de vía húmeda porque era muy poco eficiente. Utilizaba mucha agua para homogeneizar la materia prima y mucha energía, después, para evaporar ese agua", explica Santoalla, quien insiste en que la compañía busca ser cada vez más eficiente y sostenible. Por eso se acaba de hacer una reforma en el horno para reducir su consumo.
Aunque el horno es el corazón de la fábrica, Cementos Cosmos es mucho más. A tan solo tres kilómetros, en Corullón, está la cantera de donde se extrae el 95 por ciento de la materia prima que se utiliza, la caliza. Tras molerla y añadirle otros componentes, como arena o escoria, se crea el clínker, gracias al calor del horno y a las reacciones químicas. Aún falta el paso final, en el que se incorporan nuevos elementos a ese clínker para convertirlo en cemento.
"Operamos siempre con el foco puesto en nuestro compromiso ambiental. Queremos ir reduciendo nuestro impacto y nuestras emisiones y por eso intentamos adelantarnos a todas las innovaciones y que el impacto sea cada vez más reducido", afirma Santoalla. "El objetivo es conseguir un hormigón neutro en carbono para el año 2050", añade.
Para ello es fundamental reducir las emisiones de CO2, sustituyendo combustibles fósiles por otros procedentes de residuos que iban a acabar en un vertedero, contribuyendo así a la economía circular. A esto se suma la modernización de los equipos. "Acabamos de poner en marcha un proyecto de más de 22 millones de euros para reducir el consumo por encima del 10 por ciento", narra Santoalla. Y para completar todo esto, se busca obtener la energía de fuentes limpias, estableciendo contratos con compañías que generen electricidad con fuentes renovables. "Más del 45 por ciento de la energía que usamos es ya certificada como renovable y hace algo más de dos meses hemos puesto en marcha un parque fotovoltaico propio, con seis megavatios de potencia, que cuando esté operativo al cien por cien va a suponer prácticamente el 15 por ciento del consumo total de la fábrica", afirma.
El grupo cuenta además con un importante departamento que investiga procesos de captura de carbono y almacenamiento para descarbonizar la planta y crear cementos que cada vez requieran de menos clínker. "Cementos más verdes y con menos huella ambiental", asevera.
Los mercados
La fábrica de Toral de los Vados vende su cemento en el entorno más cercano. "Es un producto que viaja mal porque es relativamente barato y el coste del transporte tiene mucho impacto. Por eso nuestro mercado es el radio de la fábrica: el Bierzo, León, Zamora, Galicia y el norte de Portugal", explica el director.
Actualmente, el mercado del cemento es estable, aunque Santoalla cree que el consumo a nivel nacional debería crecer. "Tenemos un consumo bastante bajo. A nivel nacional se consumen en torno a los 320 kilos por habitante y año y en el resto de Europa la cifra sube hasta los 480 kilos", dice. "Se estima que para un país como España, deberían hacerse 150.000 viviendas nuevas cada año y se están construyendo 110.000", concluye.