Úlver, el reino de Elisa

He soñado con volver a la niñez, pero he despertado en un injusto mundo del que quiero evadirme utilizando 'El reino de Úlver'...

Ruy Vega
24/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Elisa Vázquez es la autora de ‘El reino de Úlver’ que ha ocupado la mesa de lectura de Ruy Vega este mes.
Elisa Vázquez es la autora de ‘El reino de Úlver’ que ha ocupado la mesa de lectura de Ruy Vega este mes.
Papá, no es extraño que Elisa Vázquez sea la primera autora con la que repetimos carta. Tanta es su capacidad para crear como su enorme talento para llegar a los más jóvenes. A esto hay que añadir su indudable potencial para sorprender a los mayores y, como no, su indiscutible imaginación.

De entre las manos de esta incombustible escritora nacen sueños que reflejan historias tan increíbles como necesarias. No lo sé y posiblemente no sea así, pero me gusta creer que a Elisa le viene a visitar, de vez en cuando y en noches de niebla el susurro del viento que, procedente del mundo de lo más fantástico, le tatúa en su mente una nueva y maravillosa historia.

Te había hablado de ‘El sueño del ángel’. Hoy vengo con su último libro, titulado ‘El reino de Úlver’. Más maduro, más complejo, más profundo en su concepto, más cerca a varios perfiles de ávidos lectores. Porque entre estas páginas se sumerge una maravillosa aventura, de esas de viajes, amores y reinos usurpados. De las que me habría gustado leer hace unos años, pero que ahora, con el poso del imparable tiempo, disfruto más y comprendo mejor.

La aventura debería definirse como un viaje. Porque no solo es el viaje de unos guerreros de lo justo a través de una tierra tan lejana como, luego me explicaré mejor, cercana a nosotros. También es un viaje interior, el viaje de unos jóvenes de otro mundo y otro tiempo para convertirse en héroes, pero sobre todo para conocerse a sí mismos.

‘El reino de Úlver’ está certeramente centrado en nuestra tierra. Casi era necesario que alguien escribiera una historia así entre nosotros, así debe ser y así lo ha hecho Elisa. Papá, habíamos hablado en estas cartas de la enorme influencia de el Bierzo en cada uno de los escritores de aquí, tanto sea de nacimiento como de adopción. Elisa respira Bierzo y esta novela bebe del mismo trago. Libros como éste servirán para que los jóvenes lectores de este país no únicamente disfruten de horas de diversión, sino también para conocer este hermoso y maravilloso hueco en el mundo con el que los bercianos hemos sido agraciados. Así, los castillos de Cornatel y Ponferrada, las Médulas y otras tantas ubicaciones sustentan esta historia que, como hizo Pedro Villanueva con su ‘Oro de Roma’, ha tenido el acierto de incluir, más allá de la trama en sí, detalles reales de cada una de ellas. Leer, divertirse y aprender, mágica fórmula, ¿verdad? Y te pongo un claro ejemplo: poco más allá del principio nos explica que «se trata de derribar los montes para, filtrando la tierra, separar el oro. La tierra se filtra y se lava con agua, por eso la mejor forma de destruir el monte es, precisamente, con la fuerza del agua».

Ya nada más queda que añadir, pero por si acaso así fuera, aquí extracto parte de un diálogo, más que evidente: «Lo que más me gusta de esta zona es la vista de las Médulas desde el mirador de Orellán». Pero permite que te sumerja ya entre las líneas de Elisa para perfilar el argumento. Sé que algún día podrás (espero) leerlo, por lo que simplemente te contaré que vivirás esta aventura a lomos de diversos y distintos personajes. De entre ellos podemos destacar dos, trasladados desde nuestros días con la fuerza de la magia a un lejano reino de guerreros, reyes y magos, en donde recuperar un trono arrebatado toma el destino de los atrevidos protagonistas. Estoy seguro que, con este detalle y conociendo la ubicación, al leer esta humilde nueva carta tus deseos estarán volando hacia la imparable lectura.
Sin duda, otro de los grandes atractivos de estas páginas, y como ves ya son varios, son sus ilustraciones. Desde la propia portada, en donde un lobo de hermoso perfil y ojos tristes nos introduce a parte de la historia, hasta la contraportada, vamos pasando por dibujos introductorios, cual aviso, para cada una de las partes. Para estos párrafos perfilados bajo lienzo Elisa ha contado con Emiliano Molina quien, al igual que ella, ha sabido plasmar sueños en imágenes más que oportunas. Sin duda, todo un acierto.

Creo, papá, que si algún día escribiera una novela para jóvenes (y no tan jóvenes), me gustaría hacerlo como Elisa lo hace aquí, en ‘El reino de Úlver’. Porque no es solo un viaje con un incierto destino por el que luchar, sino también porque es capaz de introducir imprescindibles personajes de marcado perfil, con singularidad propia todos y cada uno de ellos. Porque su directa o indirecta influencia conforman parte de las palabras que, como conjunto, nos hablan en esta historia. Giros inesperados, cuentos, confrontación de mundos antagónicos y, cómo no, un ingenioso e inesperado final que, cuando menos, pone un gran remate a lo que ha sido, para entonces, un deseado recorrido.

Además de todo lo anterior, podremos también vivir el amor. No podía faltar algo tan necesario e imprescindible para cada uno de nosotros. Vivido con más o menos intensidad, sentido de una u otra manera, ha formado siempre parte de nuestro sentido como especie, y así lo hará hasta el fin de nuestros días. También aquí, en Úlver. Y qué mejor manera de hacerlo que a través de los ojos de dos adolescentes. Ellos nos llevan a ese primer blanco y soñador enamoramiento, a esa sensación de que un beso representa toda una eternidad. Elisa nos lo cuela entre estas líneas, como se cuela en la vida, casi sin querer, de cada uno de nosotros.

Estoy seguro que de las manos de Elisa seguirán naciendo excelentes novelas, mágicas historias imperecederas capaces de hacer soñar a generaciones de jóvenes que, quién sabe, gracias a sus lecturas de entre ellos salgan excelentes nuevos escritores o excelentes cuentacuentos, si es que hay alguna diferencia entre ellos. Pero también estoy seguro que los bercianos guardaremos con especial cariño ‘El reino de Úlver’, ya que hemos podido comprobar que entre nuestras montañas, surcando nuestros ríos o bajo nuestras nubes, iluminados por el resplandor de nuestro pasado, también hay cabida para aventuras épicas, hechos que creíamos lejanos, pero de los que aquí también podemos soñar. Para mí, y te pongo un claro ejemplo, al igual que para muchos de los que han leído o leerán el libro, el castillo de Cornatel ya no volverá a ser el mismo. Antes era un histórico emblema, monumento engrandecido por la gigante joya de ‘El Señor de Bembibre’. Ahora, además de todo eso, será la caja de sueños de la que ha nacido un viaje fantástico que nos lleva desde allí mismo, desde sus muros y caminos, hasta lo más profundo de nuestra imaginación que, al menos en mi caso, nunca ha querido dejar de ser la de un niño que todavía sueña con una espada, un escudo y un mago. Ojalá así sea siempre.

Me despido ya papá, es hora de dejar que sigas descansando. Cierra los ojos tras leer esta carta, deja regresar los viejos recuerdos e imagínate que sigues aquí, en tu amado Bierzo. Nota de nuevo el viento en tus manos, las gotas de lluvia bañar tu rostro, la nieve derretirse en tus dedos. Allá donde estés, el libro de Elisa te devolverá a tu tierra.
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